"Estamos sobreestimando la capacidad de recortar el gasto público"
La experta lamenta que "tenemos una legislación que no privilegia la movilidad, sea por la indemnización en caso de despidos o por el mal sistema de protección social".
A la economista Andrea Tokman le parece inviable reducir el gasto fiscal. El punto, dice aquí, es que se contenga, pero que sí crezca la inversión pública en infraestructura, porque es la que habilita la inversión privada y genera aumentos en la producción y empleo.
Ingeniera comercial UC y doctorada en Economía por la Universidad de California, Berkeley, Tokman ha tenido un activo rol en el análisis y asesoría de políticas públicas. Aporta también a una mayor eficiencia en el sector empresarial, donde desde hace una década se desempeña como economista jefe de Quiñenco y, a partir de este año, como consejera de la Sofofa.
-Los proyectos de inversión son de largo plazo y no de 4 años, como un período presidencial. ¿Qué implica que mejoren las expectativas económicas en el sector empresarial, como muestra la última encuesta del CEP?
"Es el reflejo de lo que está pasando recientemente en Chile, ya un poco más consolidado, de que hay algo de consenso en cuáles son los grandes temas de los cuales tenemos que hacernos cargo para aspirar al desarrollo. El crecimiento ya no es una mala palabra. Soy optimista en general y creo que los cambios que estamos viendo -no sé cuánto por convicción y cuánto por lo que está pidiendo la ciudadanía-, pero al final del día es lo que tendrá que entregar el próximo gobernante que esté en La Moneda. Es una buena señal poder mejorar lo que nos está faltando: inversión y empleo. Ahora, sin duda que demora mucho más de cuatro años".
El proceso de destrucción creativa
-¿Qué factores están afectando la convergencia inflacionaria como para dudar que diciembre sea momento para recortar la tasa de interés de política monetaria (TPM, actualmente en 4,75%)?
"No sé si diciembre es o no el momento. Cuando estamos más cerca de llegar a la tasa neutral -que no sabemos cuál es-, como el objetivo es medio móvil, hace que la toma de decisión de política monetaria sea más cautelosa. Los datos muestran además que la baja de inflación no se ha producido con toda la fuerza que esperábamos, porque hay muchas cosas pasando, externas e internas, que hacen que sobre todo en la inflación subyacente (sin alimentos y energía) todavía quede bastante aceleración de precios".
-¿Estamos frente a una tasa de desocupación estructural?
"Se necesitan estudios que digan cuál es el nivel de desempleo consistente con precios que no se aceleren o desaceleren, y para eso hay que entender que la estructura del mercado laboral está cambiando permanentemente. Es en los servicios donde se genera la mayor oportunidad de creación de buenos empleos y donde la tecnología tiende a automatizarlos. Estamos viendo un traspaso lento de trabajadores desde la agricultura y la manufactura hacia los servicios, pero es un proceso difícil. Los trabajadores no se han reinventado ni capacitado para trabajar en servicios, y tenemos una legislación que no privilegia la movilidad, sea por la indemnización en caso de despidos o por el mal sistema de protección social".
"Generar crecimiento a través de la innovación involucra un proceso de destrucción creativa. Pasar de sectores tradicionales a los de servicios implica que en el camino algunos sectores van a cerrarse como generadores de empleo, porque no tendrán la movilidad necesaria, y eso se traduce en más desempleo estructural. En parte, es lo que está pasando, empujado por los costos laborales derivados del alza del salario mínimo y reducción de la jornada laboral, pero mucho más importante es la parte estructural del cambio en la composición del empleo. Que la ocupación se vaya a los servicios requiere una fuerza de capacitación y movilidad, y eso no se piensa cuando hacemos la regulación. Se está considerando que una persona se queda toda la vida en un sector y que, subiéndole el salario, no va a ser despedida, cuando sabemos que en algún momento eso va a dejar de ser así".
-¿Cómo afecta a la política monetaria que el gasto fiscal aumente 2,5% este año y también el próximo, como contempla el proyecto de Ley de Presupuestos 2026?
"La política monetaria es una forma de gestionar la evolución de los precios para tratar de asegurar su estabilidad. Los precios se estabilizan si se logra un equilibrio entre oferta (producción) y demanda (gasto). Lo que ocurrió durante la pandemia es que la oferta no creció nada y aumentó mucho la demanda con todos los retiros previsionales y subsidios. El resultado fue una alta inflación que llegó a 14% anual y que seguimos pagando con altas tasas de interés, porque es la política monetaria la que se hace cargo.
"Cuando se tiene una composición del gasto público muy cargada a gasto corriente, eso es inflacionario y, por tanto, la política monetaria tiene que reaccionar para suavizar el efecto en precios. Porque si uno aumenta el gasto no productivo, sea en las familias o del Estado, eso es inflacionario. Entonces, cuando miro bien cómo se distribuye el gasto de gobierno, querría poner prioridad y esfuerzo en el gasto en capital o inversión, porque tenemos brechas crecientes en infraestructura que limitan el gasto del sector privado en capital. Cuando queremos hacer ajustes en el Presupuesto Fiscal -porque tenemos un problema real de deuda pública llegando a niveles peligrosos, y no se están cumpliendo las metas de déficit fiscal-, necesitamos ser austeros y controlar el gasto. El riesgo es hacerlo vía reducciones de gasto en capital y no de gasto corriente".
-¿Ayuda que se esté considerando mantener el valor nominal 2025 de las remuneraciones del sector público el próximo año, que es un gasto corriente?
"Enfrentados a la negociación con el sector público que viene ahora (al finalizar el año), es poco, poco probable que se logre un aumento cero. El aumento del salario mínimo que viene amarrado para enero ya está incorporado, así que tenemos una expectativa de aumento de la inflación por ese lado y también reducción de empleo, a menos que nos hiciéramos cargo de aumentar la productividad a la misma velocidad que suben los salarios, lo que requeriría una batería de reformas. Por ejemplo, hacer cosas innovadoras que hay en el mundo, como un bono de por vida a un trabajador al cual se le exige una capacitación cada año para actualizarse, y eso va junto con el aumento del salario".
-¿Ve posibilidad de rebaja en la clasificación de riesgo soberano de Chile, a propósito del peligroso nivel de deuda pública (42,3% del PIB proyectado para este año y 43,4% en 2026-2030)?
"Uno de los grandes riesgos del mundo es que los niveles de deuda fiscal están creciendo en forma acelerada. Chile parece estar en un oasis, pero la deuda crece a una velocidad muy rápida, pese a que cada año decimos que se estabilizará. Un problema es que, para estabilizar la deuda, hay que estabilizar el gasto. Los supuestos que se están haciendo no son realistas. Cuando se habla de un crecimiento del gasto público de 0,5% en los siguientes cinco años para llegar a un déficit estructural de -1% del PIB, me parece poco creíble. Y si no se va a cumplir, menos se va a estabilizar la deuda. Entonces, aunque no implica una rebaja ahora en la nota soberana, tiene un costo, porque las tasas de interés lo empiezan a reconocer, se enfrentan altos costos de servicio de la deuda, y no solo deuda pública: también se hace más cara la deuda privada".
-¿Se puede reducir el gasto fiscal en lugar de aumentarlo?
"No; políticamente, me parece inviable reducirlo, hay una parte muy sustantiva del Presupuesto que viene fijada por leyes. Reducirlo requiere entrar al Congreso y eliminar todas esas leyes que están comprometiendo el gasto futuro. Creo que estamos sobreestimando la capacidad de recortar el gasto público. El trabajo acá es más bien de contención del gasto. Hay un aire nuevo que pone énfasis y prioridad a cosas muy importantes que habíamos dejado de mirar, como es el tema de la disciplina fiscal, que hoy está como centro de atención. Lo importante es que eso no desaparezca. Nos empuja a estimar mejor los ingresos -y hay un trabajo que en el último año está aplicando la Dipres en ese sentido, de modo que el Consejo Fiscal Autónomo tenga información suficiente para decir si cuadran bien los supuestos-; nos empuja a revisar que los gastos que se están haciendo sean eficientes, y también a revisar las evaluaciones de los proyectos.
''Se está considerando que una persona se queda toda la vida en un sector y que, subiéndole el salario, no va a ser despedido, cuando sabemos que en algún momento eso dejar de ser así".
ANDREA TOKMAN Economista Jefa de Quiñenco
"Tenemos esta cosa del chileno de mirarnos el ombligo"Andrea Tokman ha calculado que, a estas alturas, solo se está avanzando en recuperar los proyectos de inversión de su depreciación. "Necesitamos mucho más que eso, pero no es la bala de plata. Hay otros temas interrelacionados que no estamos viendo".
-¿Qué otras variables faltan por mirar?
"Tenemos esta cosa del chileno de mirarnos el ombligo y hacer una discusión tan puertas adentro que nos perdemos en que el mundo está muy complejo y cambió de la noche a la mañana de una forma muy extraña. De repente despertamos en abril con un mundo en guerra comercial y llegamos a octubre con las mismas expectativas de crecimiento económico mundial. Hace un año el FMI proyectaba que el mundo crecería 3,2% y entremedio aumentaron los aranceles, cayeron las bolsas, hay guerras por todas partes y estamos todo el día arriba de la pelota, porque hay una tremenda volatilidad e incertidumbre. Y hoy el Fondo proyecta el mismo crecimiento mundial de 3,2% de hace un año. Es como si volviéramos al mismo lugar, pero no estamos en el mismo lugar y pareciera como que nadie en Chile lo está mirando".