El fracaso de Millonarios: de
los directivos y las distorsiones
GABRIEL MELUK - EDITOR DE DEPORTES @MelukLeCuenta
MELUK LE CUENTA Análisis y opinión
Millonarios firmó en Bogotá, contra el Once Caldas, su cantada y esperada eliminación por su propia distorsión
GABRIEL MELUK - EDITOR DE DEPORTES @MelukLeCuenta
MELUK LE CUENTA Análisis y opinión
Millonarios firmó en Bogotá, contra el Once Caldas, su cantada y esperada eliminación por su propia distorsión. Porque sí, lo que destruyó a Millonarios fue la distorsión enorme que tuvieron sus directivos respecto al equipo que tenían, que les generó un exceso de confianza, y el fútbol les cobró su peor Liga en cinco años y la peor campaña en once. Como resultaron eliminados apretadamente de las últimas dos finales por Nacional y Santa Fe (sus archirrivales), pensaron que tenían equipo para estar en la pelea. Y esa fue la primera distorsión que les hizo creer que estaban cerca: que los eliminaron por un gol de diferencia, por dos errores de Vega y Arévalo, por un tiro de Leo Castro que pegó en el palo, por un remate fallido de Falcao. La distorsión que también da la misma Liga porque, pues, con equipos parecidos se ganan estrellas, como lo hicieron recientemente Santa Fe, Bucaramanga, Junior. Pereira y el mismo Millonarios campeón en junio del 2023. Vean hoy las nóminas de Fortaleza, Tolima, Águilas Doradas, Alianza o Llaneros, que están adentro o en la pelea por entrar... La distorsión parece que llevó a Millonarios a igualarse por lo bajo y por eso terminó bien abajo. El problema es otro, más profundo, más incómodo. Este nuevo fracaso de Millonarios se suma al hecho de que ha ganado poco en los últimos 5 años -¡los mejores institucional y deportivamente de los últimos 37 años!-, que ha hecho el ridículo internacionalmente (la Copa Libertadores del 2024 fue una vergüenza enorme) y viene de ser eliminado este año en el repechaje de la Copa Sudamericana por el Once Caldas, y de la Copa Colombia por el Envigado... ¡Un rosario de derrotas que es una pesada cadena! Con más o menos el mismo equipo, pensaron que con lo que tenían bastaba para clasificar, incluso, para pelear el título. ¡Vean el tamaño de la distorsión! Se fue Falcao, pero ahí estaba Leo Castro, apenas recién salido de la enfermería. Se fue Montero, pero trajeron a un convocado a Uruguay por Bielsa y excampeón en Colombia con el Cali. De Amores llegó... ¡pero sin manos! Esta vez faltó algo que no se compra ni con todos los euros de Josep Oughourlian, el dueño de Millonarios: el ojo, el consejo y la voz del fallecido Ricardo ‘Pitirri’ Salazar, el que sabía en realidad de fútbol en las oficinas azules. Su última recomendación se convirtió en decisión meses después de su muerte: contratar a David González. Ironías del fútbol: el técnico despedido de Millos por el desastre de su nómina y la presión rabiosa de los hinchas hoy resucita al América de Cali, mientras que Millonarios se entierra en su pobreza futbolística. Ahí está la otra gran distorsión, tan popular y tan nociva, que desfiguró a Millonarios: creer que sus técnicos bastaban para hacer la campaña y olvidaron que el fútbol es de los futbolistas, que el principio fundamental de un equipo es tener buenos jugadores. Primero fue Alberto Gamero. Luego, David González. Mañana será Hernán Torres. Sin jugadores de calidad no hay discurso que valga. Si los volantes de marca siguen siendo Arévalo y Vega, si el extremo es ‘Shirra’ Mosquera, si las ‘soluciones’ en el banco son Cañozares o Hurtado, así traigan a Guardiola, a Scaloni, a Ancelotti o al papa León XIV, no clasificarán. Confundieron de prioridades. Y cuando a punta de las primeras derrotas se dieron cuenta de que no había nómina, que por mal cálculo, exceso de confianza, lesiones, mal nivel y transferencias se quedaban sin portero, sin laterales, sin centrales, sin volantes de marca, sin armadores y sin nueves, corrieron a contratar a ‘Shirra’ Mosquera, a Hurtado, a Sávio, a Cañozares, Palacios... ¡Plop! ¡Polp! ¡Y recontraplop! En las redes sociales los hinchas lo dijeron con una crudeza precisa: trajeron los refuerzos por Temu... Si para Millonarios la "contratación del semestre" fue Álex Castro, o el retorno de Beckham David Castro, o los regresos de sus lesiones de Leo Castro y Mackalister Silva, pues todo se explica. Esta eliminación no es un accidente. Es una consecuencia. Una mancha en una gestión directiva que se distorsionó de exceso de confianza. Gustavo Serpa, presidente de la junta directiva, y Enrique Camacho, presidente del equipo, creyeron que el nivel de la Liga y su sistema del campeonato -esa lotería que ha hecho campeones a equipos de nómina modesta- los seguiría salvando. Y el nivel y el sistema, tan impredecibles como traicioneros, esta vez les estallaron en la cara. Lo fácil, claro, es salir a que quemen a Serpa, que cuelguen a Camacho, que decapiten al mismísimo Oughourlian. Que "se roban al equipo", gritan algunos. Tonterías. Los dueños no se roban a sí mismos. Eso es populismo fácil. Ya se habla de que en la próxima Liga habrá nueva política de contrataciones con el nuevo gerente deportivo: jugadores más hechos, más curtidos, más probados. Aunque ni eso garantiza ganar la tan necesitada estrella 17, al menos corregirá la distorsión que hoy los dejó otra vez eliminados. Y ahí, entre los escombros del mito azul, de la leyenda de Millonarios, se escribe una frase que deberían tatuarse directivos, jugadores y técnicos: en el fútbol quien se distorsiona termina viéndose en el espejo de su fracaso.
Torres, sí; Dudamel, no
EL TIEMPO confirmó con fuente de Millonarios que ya se está diseñando el nuevo plantel para la Liga I del 2026, y que Hernán Torres, el técnico que reemplazó a David González el pasado 22 de agosto, tiene contrato hasta junio del 2026. La fuente desmintió la versión que apuntaba a que el venezolano Rafael Dudamel sería el nuevo DT, y que incluso su empresario estuvo en las oficinas del equipo: "Carreta, mentira. Puede desmentirlo", afirmó.