Petro vs. justicia gringa
Con perplejidad hemos visto la forma como el actual gobierno orienta sus relaciones con los Estados Unidos y su permanente camorra con el presidente Trump
Con perplejidad hemos visto la forma como el actual gobierno orienta sus relaciones con los Estados Unidos y su permanente camorra con el presidente Trump. Le confrontó fuertemente su política migratoria; le cuestionó sin reservas su alianza en el Oriente Medio con Israel e, inclusive, megáfono en mano, como cualquier activista universitario, les pidió en Nueva York a los soldados americanos que desacaten las órdenes de su comandante en jefe. Semejante desafío y torpe proceder, aunado a los crecientes cultivos de coca y las restricciones a la cooperación judicial internacional, dio lugar a que se pusiera en la picota pública a Colombia, mediante su descertificación, y días más tarde se le quitara la visa a Petro y luego se los incluyera a él, a su familia y al ministro Benedetti en la lista Clinton. Como si no faltaran los problemas con Estados Unidos, al final de la semana pasada optó por iniciar una nueva guerra. Esta vez contra el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) y contra la DEA, a cuyos funcionarios llamó "corruptos" y les asignó la responsabilidad de la escalada de violencia que aquí se vive, producto de lo que llamó el "entrampamiento" a la paz de Colombia, por el caso ‘Santrich’. Se equivoca gravemente Petro. Hasta hoy sus peleas se desarrollaban en el plano de las relaciones diplomáticas. Pero la confrontación contra el DOJ se libra en el terreno de las decisiones judiciales, lo que ahora convierte a los funcionarios en un objetivo de sus competencias, por lo que no les falta razón a los analistas que anticipan que de pronto se verán indictments. Los americanos no van a alcahuetear que se siga denigrando a sus fiscales e investigadores, ni mucho menos a su sistema judicial, con la leyenda del "entrampamiento" a ‘Santrich’ por narcotráfico, cuando este episodio está plenamente probado. Baste recordar que los compinches del excomandante, Armando Gómez y Fabio Younes, fueron condenados a severas penas de prisión por la Corte del Distrito Sur de Nueva York, luego de declararse culpables y aceptar cargos por conspiración para la distribución de cocaína en los Estados Unidos. Por si fuera poco, el sobrino de ‘Iván Márquez’, Marlon Marín, sostuvo bajo juramento ante las autoridades colombianas, que ‘Santrich’ mantenía relaciones con las narcodisidencias de las Farc en el sur del país, que la droga negociada era de su propiedad y que el dinero que se recibió como pago de la cocaína le fue entregado al mismísimo ‘Santrich’. Pero Petro insiste en que todo fue un invento criminal de los Estados Unidos, desconociendo que todas las instituciones americanas se jugaron por la paz de La Habana. En plena plaza de Bolívar dijo la semana pasada que todo "fue un montaje hecho por mentirosos agentes de la DEA que se hacían pasar por editores de libros de poemas, usando la mágica palabra ‘cinco’ y en esas conversaciones grabadas se puede denotar cómo el entrampado siempre pensó que eran 5.000 libros de poesía". Es decir, que los 5.384 kilos de cocaína de ‘Santrich’ eran pura paja y que al invidente comandante se le engañó, no obstante que hay agencia encubierta que acredita que la transacción de droga sí se llevó a cabo. Esta confrontación tiene mal rostro. Y para colmo, viene otro episodio. El Gobierno deberá decidir la extradición del jefe de las disidencias alias Araña. La Corte Suprema de Justicia ya impartió su concepto favorable. Nada raro que, asistido por el negociador Armando Novoa, que intentó obstruir su captura, Petro reviva la teoría del entrampamiento en este caso, en el que la fiscal Camargo tuvo que cumplir una orden de captura de la Interpol. Dirá que esta solicitud se formuló para hacerle daño a su ‘paz total’ y quizá se abstenga de autorizar la extradición. De ocurrir esto, el panorama será más incierto. El embajador americano notificó al Gobierno que si se siguen negando extradiciones, no será posible normalizar las relaciones con Washington. Taponazo. Muchos lectores preguntan hasta cuándo viviremos el caos actual... la pregunta es cómo debemos juntarnos en el 2026 para que cese este caos.
Se equivoca gravemente
Néstor Humberto Martínez Neira
Los americanos no van a alcahuetear que se siga denigrando a sus fiscales e investigadores, menos a su sistema judicial, con la leyenda del ‘entrampamiento’ a ‘Santrich’.