Domingo, 07 de Diciembre de 2025

Fue Elvira en Esperando la carroza, estuvo en grandes éxitos de TV y ahora estrena película con uruguayo

UruguayEl País, Uruguay 13 de noviembre de 2025

El País charló con la actriz argentina por "El casero", la nueva comedia de suspenso de Matías Lucchesi, una coproducción en la que participa Uruguay y en la que actúa Alfonso Tort

Una presencia conocida y respetada en la televisión y el cine argentinos, Paola Barrientos estrena hoy en Uruguay, El casero, la nueva película del cordobés Mathias Lucchesi.

Allí, Barrientos quien ha participado en éxitos televisivos como Graduados y Viuda e hijas delRock and roll es Marcela, una arquitecta que llega a Carlos Paz, acompañada por su hermano dramaturgo y diletante (interpretado por Alfonso Tort) a hacerse cargo de la vieja casona familiar. Planean venderla a unos inversores para construir un complejo de apartamentos pero hay un gran obstáculo: el casero (Alvin Astorga), con algo de razón, se siente dueño del lugar y ha alquilado las instalaciones, entre otros atrevimientos.

El tono es de comedia italiana, al veces al borde del grotesco con ciertos toques de suspenso, cuando no quedan claras las intenciones del casero y Marcela va cayendo en la desesperación. En el elenco están además, los mediáticos Luis Rubio (o sea Eber Ludueña) y Yayo Guridi.

El casero tiene una pata uruguaya a través de Nadador Films y algunos exteriores se hicieron, recuerda Barrientos, a un par de horas de Montevideo. Es la segunda colaboración de la actriz y Lucchesi (quien también dirigió Las rojas con Oreiro y Morán) después de Ciencias naturales que en 2014 se trajo premios los festivales de Berlín y Guadalajara.

Sobre El casero, su carrera y algún otro asunto, Barrientos charló con El País. Este es un resumen de la conversación.

https://www.youtube.com/watch?v=VS14LKNtux0
Se ha estado hablando de lo independiente en el cine y en el teatro argentino. Usted que viene de ahí, ¿como ve ese debate?

Una cosa no quita a la otra. No es un tipo o el otro: es una convivencia absoluta que es parte de la riqueza del teatro y el cine argentinos. En Buenos Aires, hay muchos circuitos de teatro independiente y alternativos que comparten con los espectáculos de la calle Corrientes, no solo público, sino también los actores, que trabajamos en ambos circuitos sin mayor problema.

Y eso, como usted dice, termina enriqueciendo.

Sí. Hice espectáculos en teatro independiente, obras que ensayé con un grupo durante casi dos años y que terminaron derivando en una pieza teatral y todo ese trabajo experimental, no pago, termina dando sus frutos también en los proyectos comerciales. Es algo que se retroalimenta, y me parece una picardía no verlo así, no apostar a eso.

¿Y qué conserva usted del espíritu independiente en proyectos más populares?

El teatro independiente es una forma de relación con el trabajo que me acompaña preemie. Ahora, por ejemplo, filmé un tercer cortometraje de egreso con alumnos de la Enerc (la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica). Son chicos de 20, 23 años, y me encanta filmar con ellos, compartir esa experiencia. Cada trabajo es una búsqueda, un aprendizaje.


Hasta hace poco interpretó a uno de los iconos del teatro rioplatense y tan asociado a China Zorrilla: fue Elvira en Esperando la carroza...

Es imposible desperadoesss de esa referencia, es un personaje que del modo que lo hizo China nos marcó a todos. Tuve la oportunidad de conocer bastante a Jacobo Langsner, compartir con él, cocinarle para su cumpleaños. En algunas cenas, cuando yo era muy jovencita, me decía: "Vos tenés que hacer Elvira". Y yo le respondía: "¡Ay, callate!". Después llegó la posibilidad de hacerlo con Ciro Zorzoli. Sin él no me hubiese animado; me daba muchas ganas, pero también mucho miedo. China es una inspiración siempre.

¿Y fue a ella cuando tuvo que hacer su papel emblemático?

Para construir Elvira partí del texto de la obra de teatro, pero con todo nuestro bagaje y el del público que va a verla. En realidad, con mi hermana siempre decíamos que mi abuela, Benigna Rojo García, era Elvira. Muy de barrio, señora de batón, un poco menos jodida que Elvira, pero con ese mismo espíritu. Es un mundo que conozco bien. Muchos rioplatenses deben sentir lo mismo: esos vínculos y formas de relacionarse son muy nuestros. Recordaba palabras, expresiones que escuchaba de chica, y eso fue apareciendo naturalmente.

¿Cómo se cruzó con El casero?

Después de Ciencias Naturales nos quedamos con ganas de repetir con Matías y finalmente se dio. Es un proyecto prepandemia que retomamos después y trata de dos hermanos, una casa y un casero en un reencuentro que los obliga a resolver viejas heridas. Marcela, es la que carga más enojo, mientras que el Claudio de Alfonso es más vulnerable y herido. Esa diferencia hace que uno se acerque al conflicto desde lugares distintos. El casero, en cambio, tiene una sabiduría profunda, pero también cierta ambigüedad: no sabés si ayuda o amenaza. Mathías maneja muy bien eso.

¿Hubo alguna intención de rozar el grotesco?

No en la comedia pero sí en las situaciones. Las vedettes inundando la casa, la señora de ruleros cantando los boleros, la escuela de buzo en el medio de la sierra.


¿Cómo le fue con Tort?

Con Alfonso trabajamos divinamente. No nos conocíamos.

¿Qué tipo de proyectos le interesan? ¿Cómo va llevando su carrera?

Me guío por la intuición, las ganas y el momento. No tengo una visión muy especulativa del asunto: busco que algo me estimule, ya sea el elenco, el director o la posibilidad de aprender. Trabajo mucho en teatro, más que en cine o televisión, pero me atraen los proyectos donde siento que puedo descubrir algo. Me interesa el trabajo con los otros porque ahí está la verdadera diversión y abre espacios de juego escénico y descubrimientos.

¿Qué provoca un éxito así de grande como Graduados?

En mi caso, no fue un problema pero algo cambia en relación de lo que le sucede a los otros con uno. Es un poco desestabilizador y te obliga a reacomodarste. Con el tiempo, eso se calma. No tengo una exposición constante, y creo que también lo manejo así. Termino una temporada intensa y me tomo un tiempo para estar tranquila, ensayar con amigos, remar, llevar a los chicos al colegio o filmar un corto.
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