Chile desafía el largo invicto de Rusia, una selección proscrita

L os bonos de la selección chilena de fútbol se desplomaron con el envejecimiento y posterior retiro a sus cuarteles de la "Generación Dorada". El equipo que alguna vez fue tercero del ranking FIFA ahora deambula por debajo de los 50 mejores y las invitaciones para jugar amistosos de nivel no sobran. Pero para Rusia, la visita de la Roja y de Perú (equipo con el que empató 1-1 el miércoles) fue maná caído del cielo.
Lo valoró el DT Valery Karpin al evaluar las virtudes de los exponentes sudamericanos y también la federación rusa de fútbol, que pagó todos los gastos de traslado, hospedaje y entrenamiento, e incluso financió el duelo entre chilenos y peruanos del próximo martes, en Sochi. Eso, más un aporte directo a las exangües arcas de la ANFP que no se ha hecho público, pero rondaría los 500 mil dólares.
"Estos contratos son confidenciales", se limitaron a comentar desde Quilín al ser consultados por el negocio.
Tanta generosidad tiene una explicación obvia: desde febrero de 2022, cuando se inició la "Operación Militar Especial" de Rusia en Ucrania, es decir la invasión del territorio de este último país, tanto la UEFA como la FIFA decidieron vetar tanto a la selección como a los clubes rusos de toda competencia internacional. El gigante euroasiático no fue expulsado, eso sí: de hecho sus clubes todavía reciben recursos de solidaridad de la asociación del Viejo Continente, y la promesa de volver a competir en Europa está arriba de la mesa para cuando cesen las hostilidades que siguen desangrando a ambos países.
"Eso es por lo que debemos rezar, porque de eso se trata el fútbol. No se trata de dividir, sino de unir a chicas, unir a chicos, unir a personas de dondequiera que sean", soltó Gianni Infantino, timonel de la FIFA, cuando se inició, en junio, una ronda de negociaciones por una paz que aún no asoma.
El veto futbolístico fue un golpe más para el deporte ruso, que también se extendió a otras disciplinas como el básquetbol y la Fórmula Uno, y que además vino a sumarse a una larga lista de sanciones y suspensiones que se arrastraban de antes del conflicto bélico. Aunque por una razón distinta: la vulneración sistemática de las normas antidopaje y el ocultamiento de ello por las agencias encargadas de su vigilancia.
Por ese motivo el Comité Olímpico Internacional prohibió que los atletas de ese país compitieran bajo su bandera tanto en Tokio 2020 como en París 2024. Sin embargo, igual pueden participar como "deportistas neutrales", algo que no ocurre en el balompié.
"El castigo le pegó fuerte a la liga rusa, porque muchos jugadores extranjeros iban por la posibilidad de disputar la Champions o la Europa League. Hubo equipos que gastaban fuertes sumas para competir ahí, además de la infraestructura que dejó el Mundial de 2018. Ahora bajó un poquito la calidad y el campeonato es más parejo", dice Eduardo Lobos, exarquero chileno que militó más de cinco años en el torneo de ese país.
El destierro europeo forzó a la federación rusa a mantener a su selección en actividad con lo que hubiese a la mano. Primero se acudió a países que formaron parte de la Unión Soviética como Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, también a aliados geopolíticos como Irán y Serbia, pero finalmente entraron en la nómina muchas selecciones que no figuran en el top 100 del ranking FIFA.
De hecho, además de persas y balcánicos, el único otro equipo del actual top 50 que enfrentó Rusia fue Nigeria. Así fue que se registraron goleadas sobre Cuba (8-0), Brunei (11-0) y Granada (5-0), por ejemplo.
Salvo Bolivia (victoria eslava por 3-0), hasta esta fecha Rusia no había enfrentado a ningún otro sudamericano, pues un partido fijado con Paraguay en marzo de 2024 fue cancelado luego de un cruento atentado terrorista en Moscú.
Presión diplomática
También ha incidido la dura protesta de la diplomacia ucraniana, que le hizo saber a la ANFP su punto de vista cuando anunció el viaje de la selección al Cáucaso. "Cualquier encuentro deportivo con la participación de selecciones rusas se percibe como una forma de legitimación del régimen agresor y como una grave ofensa al pueblo ucraniano", se leyó en la misiva dirigida a Pablo Milad.
Al respecto, el embajador de Rusia en Chile, Vladimir Belinsky, expone: "Politizar el deporte amenaza a los derechos humanos de los mismos deportistas. Eso destruye sueños de toda una joven generación. Es un golpe contra el prestigio, el carácter inclusivo y competitivo del deporte global".
Y agrega: "En este sentido cabe recordar el mensaje del presidente estadounidense (Jimmy) Carter donde 'recomienda' a Chile no participar en los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú. Bien descrito por 'El Mercurio' en una nota del 11 de agosto del año pasado, el resultado de aquel alineamiento frustró la carrera profesional de muchos atletas chilenos. Son realmente impresionantes los testimonios de ellos sobre aquella lamentable situación (...) En este contexto, el amistoso entre las selecciones de Rusia y Chile es un buen puente tendido entre ambas naciones a 14 mil kilómetros. Es lo que se requiere hoy día en lugar de construir muros".
La dificultad de conseguir oponentes, e incluso de viajar a otras regiones, ayudó a que el elenco de Karpin llegara a un invicto de 23 partidos durante la veda, que considera un total de 16 victorias, 68 goles a favor y solo 10 en contra, una evidente superioridad que se prestó para la ironía de Alexander Mostovoy, exseleccionado ruso e ícono del Celta de Vigo.
"Perú y Chile, !excelente¡ !Buenos rivales¡ Ya son mucho mejores que los que vinieron: turistas y empleados de hotel. Eso ya es bueno", disparó tras conocer a los equipos que hoy están en Sochi.
"Es cierto que solo han jugado con selecciones 'bajas'", concuerda Lobos. Y prosigue: "Pronostico que se acaba el invicto: 2-1 gana Chile".