En América Latina se aseguran tan solo el 19% de las pérdidas totales por eventos extremos; el estudio indica posibles caminos para mejorar este escenario.
Mapfre Economics contribuye al debate en torno al sistema financiero, el sector asegurador y la regulación prudencial con su nuevo informe: 'Cambio Climático, Riesgos Extraordinarios y Políticas Públicas'. A partir de un análisis riguroso, da cuenta de la brecha de aseguramiento que existe en el mundo sobre todo en Asia y América Latina y presenta líneas de acción para reducirla y mitigar el impacto del cambio climático.
Las pérdidas económicas por fenómenos climáticos extremos aumentan y las pérdidas aseguradas crecen entre el 5% y el 7%. En particular, América Latina muestra una brecha media del 81%, con tan solo el 19% de las pérdidas totales aseguradas. De acuerdo a Mapfre Economics, esto resulta de una baja penetración de los seguros en economías emergentes, una mayor concentración de la población en ciudades y áreas de alto riesgo y una mayor frecuencia y severidad de eventos extremos por efecto del cambio climático.
Lo anterior contrasta con la región de América del Norte, que cuenta con la menor brecha de protección del mundo con una media del 43,2% de pérdidas no cubiertas por los contratos de seguros y que actualmente se enfrenta a ciclones tropicales, tormentas invernales e incendios forestales. Según el director de Análisis, Estudios Sectoriales y Regulación de Mapfre Economics, Ricardo González García,si bien en este caso se cubre más de la mitad de las pérdidas, no llega a ser la totalidad. "Esto es así porque los eventos extremos dañan a las personas y sus bienes, pero también a los ecosistemas y los bienes y servicios públicos, que muchas veces no están cubiertos por seguros", señaló.
El cambio climático y la actividad aseguradora
El nuevo informe de Mapfre Economics estudia el impacto creciente del cambio climático sobre los riesgos extraordinarios que cubre la actividad aseguradora, especialmente en un contexto de intensificación de fenómenos extremos y de ampliación de brecha de protección de los desastres naturales. Para Mapfre explicó González García, seguir esto de cerca es importante principalmente por dos motivos: primero, porque aumentan las reclamaciones por siniestros que están asegurados en sus pólizas; segundo, porque tiene como cualquier entidad aseguradora carteras de inversiones grandes y los riesgos para las empresas pueden incrementarse.
En este sentido, el director expuso tres tipos de riesgos. Uno es físico e implica que la contraparte perciba un daño por un evento climático extremo y no pueda seguir funcionando, lo que puede deteriorar su calidad crediticia o la capacidad para generar ingresos a partir de esa contraparte. Otro es de transición, es decir, si esa contraparte genera gases de efecto invernadero, deberá invertir en reducir las emisiones y eso también provocaría una menor capacidad de generar ingresos. El tercero es de responsabilidad también llamado 'riesgo legal' y tiene que ver con posibles daños al ambiente que puedan ser sancionados y que también afecten la capacidad de generar ingresos de la contraparte.
El informe, entonces, responde a un contexto en el que las miradas están puestas en el cambio climático y sus efectos. No solo es un tema que repercute en las aseguradoras: todas las personas y los países pueden verse afectados por el incremento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. "Muchas veces no se le da a los seguros la importancia que merecen porque uno no piensa que estos eventos alguna vez vayan a pasar y sin embargo, cuando ocurren, producen un trastorno importante", subrayó González García.
Las aseguradoras sobre todo, las reaseguradoras y los grandes brokers clasifican los riesgos extremos en dos grupos: primarios aquellos de gran intensidad, como los huracanes, los ciclones tropicales y los tifones y secundarios no tan intensos, pero también en aumento, como sequías, olas de frío o de calor e incendios. Los estragos, en ambos casos, pueden ser enormes. "Uno se queda sin coche, sin casa, sin la posibilidad de realizar su actividad laboral con normalidad. Pero, si tiene un mecanismo de indemnización, las posibilidades son otras", destacó el director.
Mejores prácticas para un mundo sostenible
De acuerdo al experto, reducir la brecha de la protección aseguradora en catástrofes naturales es una tarea desafiante, pero no imposible. Lo primero a tener en cuenta es que "estos siniestros son de tal magnitud que en ocasiones el sector privado por sí solo no puede cubrirlos" y por eso es importante contar con colaboraciones público-privadas. El informe analiza casos como los de Reino Unido, Francia y España, y otros de carácter internacional como el CCRIF, un fondo de mancomunación de riesgos de El Caribe.
Son estructuras complejas: "Hay que crear grupos de trabajo, involucrar administraciones públicas, municipios, Estado y sector asegurador, bancos. Es viable, sí, pero no sucede de la noche a la mañana".
Otro elemento importante es la prevención y la mitigación de riesgos. "El sector asegurador puede brindar su conocimiento para que, por ejemplo, no se edifique en zonas de alto riesgo ni se establezcan allí grandes núcleos de población", mencionó el director, y agregó que también es clave contar con sistemas de alerta temprana para salvar más vidas.
Por último, el informe refiere a la emisión de bonos catastróficos, que libera la capacidad de balance de las aseguradoras y aumenta su capacidad para cubrir eventos extremos, la aplicación de criterios de inversión responsable y la incorporación de soluciones paramétricas que que ofrecen una respuesta rápida y eficiente ante desastres climáticos al realizar pagos automáticos basados en parámetros medibles y predefinidos, como la velocidad del viento, la cantidad de lluvia o la intensidad de una sequía.
Mapfre se ha comprometido a ser una compañía neutra en 2030, con medidas para reducir las emisiones de carbono de sus operaciones, inversiones y cartera de seguros, y desarrolla soluciones para impulsar energías renovables, movilidad eléctrica y agricultura regenerativa. A modo de ejemplo, cuenta con el fondo Mapfre Energías Renovables II, un proyecto que invierte en biometano un biocombustible 100% verde y con el Bioseguro, que impulsa proyectos de reforestación y regeneración natural tras eventos extremos.
En cuanto a los criterios de inversión responsable, González García indicó que, si bien las aseguradoras deben invertir gran parte de su cartera en valores de deuda soberana, hay una parte que destinan a bonos corporativos e incluso renta variable. Mapfre dijo es una empresa "muy activa" en lo que tiene que ver con invertir en empresas que tienen un plan de transición y en proyectos diseñados para reducir o eliminar las emisiones de carbono.
De esta manera, el informe 'Cambio Climático, Riesgos Extraordinarios y Políticas Públicas' de Mapfre Economics busca alimentar la discusión pública y generar conciencia para que los países desarrollen mejores prácticas y se reduzca la brecha aseguradora. El estudio completo está disponible en su página web: https://www.fundacionmapfre.org/publicaciones/.