Martes, 02 de Diciembre de 2025

Acromegalia: el diagnóstico de la enfermedad silenciosa puede tardar hasta 10 años

ColombiaEl Tiempo, Colombia 2 de diciembre de 2025

EDWIN CAICEDO - REDACCIÓN SALUD @CaicedoUcros
En Colombia, la acromegalia —una enfermedad hormonal poco frecuente pero de alto impacto clínico— continúa siendo un desafío silencioso para el sistema de salud

EDWIN CAICEDO - REDACCIÓN SALUD @CaicedoUcros
En Colombia, la acromegalia —una enfermedad hormonal poco frecuente pero de alto impacto clínico— continúa siendo un desafío silencioso para el sistema de salud. A pesar de que su prevalencia es de cerca de 60 casos por millón de habitantes y se reportan 3,5 nuevos diagnósticos al año por millón, los especialistas advierten que un número importante de personas aún no ha sido diagnosticado, lo que retrasa el tratamiento y agrava las complicaciones. De acuerdo con el consenso colombiano sobre criterios diagnósticos y terapéuticos de la acromegalia, elaborado por la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo (ACE), la mayoría de los casos se detecta entre los 40 y 60 años de edad, con una ligera predominancia en hombres. Sin embargo, el subdiagnóstico sigue siendo una constante: se estima que el proceso para llegar a un diagnóstico certero puede tardar entre cinco y diez años, un lapso crítico que permite el avance de daños irreversibles en el organismo. "El diagnóstico suele tardar varios años, y durante ese periodo los pacientes desarrollan complicaciones cardiovasculares, óseas, metabólicas y hormonales que deterioran su calidad de vida e incrementan el riesgo de mortalidad", explica el doctor Henry Tovar, endocrinólogo y miembro de la ACE. El especialista advierte que la detección temprana puede marcar la diferencia entre una vida con limitaciones y una vida bajo control de la enfermedad, por lo que insiste en la necesidad de fortalecer la formación médica y promover el reconocimiento de los signos clínicos desde la atención primaria. Aunque muchas veces la acromegalia se asocia únicamente con cambios físicos visibles —como el crecimiento progresivo de manos, pies o rasgos faciales—, sus efectos van mucho más allá del aspecto externo. Los especialistas recuerdan que se trata de una enfermedad multisistémica derivada de una producción excesiva de la hormona del crecimiento, la cual puede comprometer varios órganos y sistemas. Entre las complicaciones más comunes se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la apnea del sueño, la falla cardíaca, la osteoporosis, la alteración de las hormonas sexuales y el riesgo aumentado de cáncer colorrectal. Estas manifestaciones convierten la acromegalia en un problema de salud pública que exige atención interdisciplinaria, seguimiento continuo y acceso oportuno a exámenes especializados. En el marco del Día Mundial de la Acromegalia, que se conmemora el 1.º de noviembre, la ACE ha reforzado su compromiso con la sensibilización y la atención integral de esta condición. Para ello impulsa tres pilares estratégicos: visibilidad, capacitación médica y articulación del sistema de atención. El primer pilar busca dar visibilidad a la enfermedad, promoviendo campañas para que tanto la población como los profesionales reconozcan los signos tempranos: el agrandamiento de extremidades, los cambios en la voz, el cansancio persistente o la sudoración excesiva. El segundo se enfoca en la capacitación médica, con el propósito de que médicos generales y especialistas —cardiólogos, neumólogos, reumatólogos y endocrinólogos— incluyan la acromegalia entre sus diagnósticos diferenciales, especialmente en casos de hipertensión o apnea del sueño sin causa aparente. El tercer pilar, la articulación del sistema de atención, propone la creación de un registro nacional de pacientes, la definición de rutas claras de diagnóstico y tratamiento, y la garantía de acceso equitativo a servicios especializados. "El desafío frente a la acromegalia va más allá de la relación médico-paciente. Es un reto estructural del sistema de salud", advierte el doctor Tovar. Según el especialista, es necesario fortalecer las rutas de atención, asegurar el acceso a pruebas hormonales como IGF-1 y GH, y disponer de imágenes de alta resolución —como la resonancia magnética hipofisaria— para confirmar los diagnósticos. Hoy, muchos pacientes deben ser remitidos a otras ciudades o esperar largos periodos para acceder a estas pruebas, lo que retrasa el tratamiento y agrava el pronóstico. A esto se suma la necesidad de garantizar un seguimiento integral de las comorbilidades asociadas, desde la salud cardiovascular hasta el bienestar óseo y metabólico. Para la ACE, la conmemoración del Día Mundial de la Acromegalia no se limita a una fecha simbólica, sino que representa una oportunidad para impulsar políticas públicas, fortalecer la educación médica y consolidar alianzas entre pacientes, profesionales de la salud y autoridades sanitarias.
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