Una "Tosca" sin nivel para el Municipal

Es terrible escribirlo y decirlo, pero esta "Tosca" (Puccini) se recordará como uno de los peores espectáculos presentados, en décadas, en el Municipal de Santiago. Una "Tosca" inolvidable, aunque queramos olvidarla.
El problema no estuvo esta vez en la producción escénica, que puede gustar o no, pero que por algo ha servido al teatro de Stuttgart desde hace 20 años. El trabajo del régisseur alemán Willy Decker es serio e interesante, y la ultra austera escenografía de Wolfgang Gussmann es sugerente y ayuda a compenetrarse del drama, con el respaldo de la iluminación de Ricardo Castro, notable en la consecución de atmósferas. Por supuesto, hay algunas cosas raras o inexplicables, como que el pastor del último acto vaya vestido de angelito o que el cuadro de María Magdalena sea trasladado al centro de operaciones de Scarpia. Cosas del teatro...
El enigma de esta "Tosca" radica en la elección de los cantantes. Uno se pregunta qué encargado de casting escoge estos artistas para roles de esta envergadura. Encima, se trata de extranjeros, cuya presencia en el ciclo "Opera estelar" se justifica solo por el hecho de que sean un aporte o porque cubran elencos que necesitan de voces inexistentes en el país. Claramente, Chile no es un productor de cantantes para Tosca, Scarpia y Cavaradossi, pero sin duda que hay chilenos que al menos habrían librado la batalla con mayor dignidad.
La soprano armenia Lilit Soghomonyan tiene una voz de poca proyección y entrega una Tosca aproximativa en lo dramático y en lo vocal. Su "Vissi d'arte" fue escolar. Ninguna frase de su canto fue capaz de comunicar algo. El tenor Artem Golubev resuelve los agudos a través de una emisión incómoda y su canto conoce pocas sutilezas; como actor es mejor, sin embargo. El barítono Alexander Krasnov es impresentable como Scarpia: canta siempre fuera de posición, de modo que la afinación es solo una promesa.
Es muy duro escuchar a un elenco así en nuestro principal escenario. Además, se maleduca al público que está yendo recientemente a la ópera y que gasta dinero en una entrada.
Poco pudo hacer el maestro Pedro Pablo Prudencio, de tan buenos resultados en otras ocasiones, con este conjunto, pero también la Orquesta Filarmónica sonó desordenada. Muy bien el Coro del Teatro Municipal (adultos y niños) y correctas las intervenciones de Francisco Salgado (Angelotti), Sergio Gallardo (Sacristán), Eleomar Cuello (Sciarrone), David Gáez (Carcelero) y Belén Torres (Pastor).