Viernes, 26 de Abril de 2024

Miles de dibujos de Kurt Herdan: una obra desconocida que llega al libro

ChileEl Mercurio, Chile 15 de agosto de 2018

"Testimonos" retrata al joven sobreviviente de la Segunda Guerra, prisionero de nazis y soviéticos, pintor y educador, que encontró en el lápiz y el papel un espacio de libertad.

El fotógrafo Samuel Shats lo retrató sosteniendo el pequeño marco de una ventana envuelta en alambres, en recuerdo de sus años de prisionero durante la Segunda Guerra Mundial. Esa imagen terminó ilustrando la portada del libro "En el umbral del olvido" (2015), un recuento testimonial de sobrevivientes del Holocausto en la Alemania nazi. Ahí, entre otros, aparecen Judith Klein, David Feuerstein, Alicia Hochman, Samuel Dermer y también Kurt Herdan, el hombre de la tapa.
Esa ventana alambrada es ahora un símbolo presente en el libro que recorre una faceta oculta de Kurt Herdan, nacido en Viena en 1923, arribado a Chile en 1953 y reconocido como pintor durante casi 70 años: la de dibujante.
"Por egoísmo, por sentirme bien por todo lo que pasé en la guerra, en 1945 decidí que lo único que me podía dejar contento era el dibujo. He dibujado todos los días de mi vida. No sé a qué hora, pero lo hago. Dibujo cosas con importancia y cosas sin importancia", dice Herdan en su casa-taller, casi una pinacoteca en sí misma, mientras fuma un cigarrillo matinal y muestra el dibujo que realizó la noche anterior. "No representa nada. Representa lo que tú quieras", sentencia con decisión.
"Testimonos" (Memoria Viva, $20.000) es un recorrido por esa amplia y desconocida obra del Kurt Herdan dibujante. De trazo simple, en algunos casos hasta sin levantar el lápiz, fue aumentando una serie que hoy ni siquiera se puede contabilizar con exactitud. Evidencia una evolución que va desde el dibujo sintético a una caricatura de mayor complejidad.
Los cuatro autores del libro han tenido algún vínculo con el artista: el propio fotógrafo Samuel Shats, el académico del Instituto de Estética de la U. Católica Gonzalo Leiva, el grafista Vicente Larrea y el diseñador gráfico Daniel Gleiser, que siendo niño fue alumno de Herdan en el Instituto Hebreo.
"Llegué a Chile y aterricé en Cerrillos. Después, un auto me llevó por avenida Matta. '¿Dónde me vine a meter?', pensé. Solo veía casas de un piso. Mi primer trabajo fue el de profesor en el Instituto Hebreo. Pero yo no pensaba quedarme en Chile. Lo hice porque conocí al escultor Tótila Albert. En su academia en Huérfanos al llegar a San Antonio fui profesor por 14 años", rememora. Pero fue la escultora Alicia Blanche, a quien conoció en 1961 en una exposición, quien lo llevaría a instalarse en Chile.
Un capítulo completo del libro presenta dibujos dedicados a su esposa, ya fallecida. "Kurt + Alicia" los muestra a ambos, la retrata a ella, se autorretrata. "Dibujé muchas veces a Alicia y la pinté en cuadros. Ella nunca me esculpió. Mi única presencia en sus obras es que en alguna está su argolla de matrimonio, que un día se le cayó a la greda. Nunca sabremos en cuál", dice.
Sus dibujos se organizan en más capítulos, "Política", "Parejas", "Sociedad", "Pelos" y, por supuesto "Prisionero", con aquella metafórica ventana para quien vivió la guerra cautivo en celdas sin ventanas. Allí, una buena parte de sus trabajos ironiza con las figuras de Hitler y Stalin, incluso con ambos bailando un vals. Pero no todo aquí es sarcasmo. Kurt Herdan escribe su testimonio para "Testimonos": "Los alemanes me dejaron sin dientes, pero los soviéticos me quitaron mi alma".
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