Sábado, 27 de Abril de 2024

Gaseosas apuestan por una industrialización verde

ColombiaEl Tiempo, Colombia 19 de febrero de 2019

El mayor reto para la industria de gaseosas en Colombia está en la implementación de nuevas tecnologías y en tener procesos cada vez más sostenibles

El mayor reto para la industria de gaseosas en Colombia está en la implementación de nuevas tecnologías y en tener procesos cada vez más sostenibles. Tanto Coca Cola Femsa como Postobón, los principales jugadores de la categoría, así lo han evidenciado en los últimos años, con la implementación de procesos altamente tecnificados, y amigables con el medio ambiente. "Nuestra premisa es la innovación en los procesos productivos y de distribución. Tenemos 19 centros productores, de los cuales Yumbo y Malambo cuentan con tecnología de punta para la producción de bebidas. Gran parte de nuestra innovación está puesta en función de la sostenibilidad", aseguran voceros de Postobón. Puntualmente en Yumbo, el 40 por ciento de la energía requerida en planta es solar, gracias a la conexión establecida con la granja Celsia Solar Yumbo. De esa forma, se evitará la emisión de 100.000 toneladas de CO2 en 25 años, lo que equivale a sembrar más de 16 millones de árboles. En lo que lleva funcionando este sistema fotovoltáico, se han reducido cerca de 3.560 toneladas de CO2. "La conexión con la granja Solar Celsia nos posicionó como el primer negocio industrial en Colombia con esta magnitud de provisión de energía solar. La experiencia con Yumbo nos permite ratificar la viabilidad de ubicar sistemas fotovoltaicos similares en otras plantas de producción en el país", agregan voceros de Postobón. Además del uso de energía limpia, también el recurso hídrico es una preocupación, por lo que también se han adelantado acciones que van desde la protección, reforestación, compensación y restauración de los ecosistemas que soportan las fuentes de agua que usamos, hasta la optimización del recurso en materia de producción. Hoy protegen 3.846 hectáreas ubicadas en zonas de conservación hídrica, y apoyan a campesinos con recursos económicos a cambio de que se sean guardianes del agua en sus tierras. La meta de Postobón es, para 2024, tener un índice de consumo de agua de 2,1 litros por cada litro de bebida producida. Por su parte, Coca-Cola Femsa cuenta con siete plantas de producción ubicadas en Bogotá, La Calera, Cali, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla y Tocancipá, en esta última en 2012 realizaron una inversión de más de 300 millones de dólares para la construcción del Parque Industrial Femsa. "En lo ambiental, estamos hablando de una planta con altísimos estándares de eficiencia en el manejo del recurso hídrico, la electricidad, con un manejo permanente de su huella de carbono con procesos de generación múltiple (energía, gas carbónico, nitrógeno y otros subproductos en un mismo proceso), y manejo de residuos", comenta Silvia Barrero, vicepresidente Legal y de Asuntos Corporativos de Coca-Cola Femsa en Colombia. La migración en el sistema de consumo de energía ha llevado a las siete plantas de Coca Cola Femsa en Colombia a iniciar un camino hacia la utilización de energías limpias, gracias a una alianza con Empresas Públicas de Medellín (EPM), durante los próximos 15 años. "En los temas de agua, la compañía viene trabajando en dos frentes: la optimización de procesos en las plantas embotelladoras, y en acciones de conservación y recuperación de cuencas", añade. Ejemplo de esto es que desde octubre de 2013 Coca-Cola Company y Coca-Cola Femsa, se unieron a la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua con el fin de devolver a la naturaleza el 100 por ciento del agua utilizada en la producción de sus bebidas para 2020. Actualmente se han conservado 1.940 hectáreas. Otros jugadores La categoría de gaseosas en Colombia continúa expandiéndose y en los últimos cinco años han surgido nuevas empresas que empiezan a participar. Ejemplo de esto son Gaseosas AMA y Corelia, ambas compañías fundadas por extranjeros residentes en el país, que buscan llevar bebidas carbonatadas de frutas, como alternativa al consumidor. Aunque no son grandes industrias con altos procesos de tecnificación, su propósito está en el impacto social que logran en la cadena de valor. El pionero fue Malek Amara, un francés que si bien reconoce que es difícil competir en el mercado, está convencido de que su emprendimiento está impactando vidas, como la de los pequeños cultivadores que son sus principales proveedores. La producción mensual asciende a las 10.000 botellas. La planta está ubicada en Madrid, Cundinamarca. "Los costos para un pequeño empresario son altos, desde la compra misma de los envases hasta la logística de distribución, sobre todo en un país como Colombia donde no hay infraestructura vial, como un sistema férreo, para hacer menos costoso el transporte, que en ocasiones sale más caro que hacer el producto mismo", dice. Por su parte, Jennie Levitt, gerente de Corelia, una empresa que desde hace un año empezó a incursionar en el segmento de las bebidas de frutas carbonatadas, señala que "el objetivo es poco a poco llegar a más mercado, y de esta manera desarrollar nuestra cadena de valor, que involucra a pequeños agricultores del Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos". En una planta artesanal ubicada en Chapinero se producen 3.500 botellas mensuales.
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