Trump, ¿incombustible?

Durante estos años en la Casa Blanca, la seguidilla de escándalos, incluido el complicado asunto de la "trama rusa" -que lo apuntaba como parte de una conspiración de Rusia para intervenir las elecciones presidenciales de 2016, en que le ganó a Hillary Clinton-, no ha hecho mella en su desempeño en las encuestas. Es curioso que su aprobación en los sondeos no haya variado significativamente después de que el fiscal Robert Mueller evacuó su informe, el que Trump consideró lo exoneraba de toda culpa, a pesar de que el texto no lo dijera. Sus puntuaciones tampoco han variado estas últimas semanas. De hecho, en diferentes encuestas su aprobación se mantiene en un rango superior al 43 por ciento y su desaprobación sobre el 50 por ciento (llegando hasta el 55%), números que no son los ideales para asegurar la reelección, pero sí lo dejan con perspectivas razonables, considerando las situaciones polémicas en que siempre se ha visto implicado.
En estos últimos días, ha sido muy criticado por instruir a los servicios de inmigración para hacer redadas en diversas ciudades y deportar a los inmigrantes ilegales que hayan recibido órdenes definitivas de salir del país. En este tema no se trata solo de las expulsiones, sino del maltrato a los indocumentados en la frontera.
En el tema político, siguen los continuos roces con los demócratas del Congreso, con quienes necesita definir temas como el presupuesto, y ahora, además, la "molestia" de que su yerno, el polémico Jared Kushner, ha sido citado a declarar ante un Comité sobre, precisamente, la "trama rusa".
La gente puede votar por alguien que no le causa especial simpatía si siente que su victoria le conviene, y no es descartable que eso ocurra con Trump y el buen rendimiento de la economía. Tal como indican las cifras, EE.UU. goza de la expansión económica más prolongada desde que hay registros, y con la bolsa batiendo récords de alzas. Es cierto que este boom no se le debe atribuir solo a Trump, porque en realidad el buen ciclo comenzó en 2009, con las políticas de expansión monetaria tras la crisis subprime , pero el votante está sintiendo ahora el bienestar, y -según las encuestas- se lo endosa de modo importante al Presidente, quien impulsó un agresivo plan de reducción tributaria que ha ayudado a aumentar el dinamismo de la economía.
Sin embargo, una eventual desaceleración económica, debido en parte a la guerra comercial con China, podría afectar fuertemente las expectativas de reelección presidencial.
La clave es volver a ganar los estados demócratasEn el escenario actual, con veinte precandidatos demócratas y sin saber quién será el contendor, ciertos analistas aventuran que Trump sí podría ganar. El Presidente mantiene firme el apoyo de los votantes blancos, evangélicos, conservadores, y tiene al Partido Republicano mucho más ordenado detrás suyo, a diferencia de 2016.
Sin embargo, varias encuestas señalan que si las elecciones fueran ahora, perdería frente al moderado Joe Biden, y el izquierdista Bernie Sanders, aunque los sondeos le dan más opciones en competencia con las dos mujeres mejor posicionadas: Kamala Harris y Elizabeth Warren.
Trump sabe que -en un sistema como el estadounidense, de elección indirecta- su reelección, más que en los números globales, se juega en los " swing states ", aquellos donde los electores han apoyado a uno u otro partido en diferentes elecciones. Si en 2016 Trump consiguió derrotar a Clinton porque varios de los estados demócratas cambiaron de bando, ahora tiene que hacer esfuerzos para mantenerlos de su lado.
Es el caso de Ohio o Wisconsin, que visitó el viernes para reencantar votantes. Compleja actividad, considerando que de Wisconsin es el exrepresentante Paul Ryan, quien hizo comentarios poco favorables al Presidente, según un libro recién publicado. Respondiendo en tuit, Trump lo vapuleó con peyorativos epítetos.
El golpe de las filtraciones diplomáticasNo solo Ryan ha sido despectivo con el Presidente de EE.UU. Según filtraciones de cables del servicio exterior británico, el embajador en Washington escribió a sus superiores largos informes sobre la situación del gobierno norteamericano, en los que describía el caos en la Casa Blanca.
"No creemos realmente que esta administración vaya a ser mucho más normal, menos disfuncional, menos impredecible, menos dividida en facciones, menos torpe diplomáticamente e inepta", señala un párrafo que enfureció a Trump, y terminó siendo la despedida del diplomático de Washington.
A pesar de la percepción negativa del gobierno republicano, el embajador coincide con los analistas que no descartan el triunfo de Trump en 2020, basado en que "el entusiasmo de sus partidarios más duros no ha disminuido", y que tiene el respaldo de su partido. Pero señala, con razón, que mucho depende de quién será el demócrata que le pongan al frente.