Diana Sanz: "Espero llegar al final de mi vida actuando"

Desde hace algunas semanas, Diana Sanz reserva las tardes de los jueves para revisitar su historia personal. Como partícipe de un taller de biografía organizado por Chileactores, la elogiada actriz tiene la tarea de llevar consigo a cada sesión un pasaje escrito por ella que dé cuenta de algún capítulo de su trayectoria. Con 55 años de actividad artística interrumpida, la actriz agradece los beneficios de este ejercicio.
"Siempre a los mayores nos recomiendan prácticas, juegos de memoria, pero una vez leyendo esas recomendaciones decía 'escribe tu propia biografía' y es eso. Ha sido muy enriquecedor, te ordena tu vida y vas desempolvando cosas", señala la intérprete, quien acaba de finalizar la tercera parte de su relato, dedicado a su recordado protagónico en la versión de "Romeo y Julieta", montada en 1964 por el Teatro Nacional. Aquel rol marcó su debut en las tablas a pocos meses de egresar de la escuela de Teatro de la Universidad de Chile.
A su edad, admite que no le agradan las audiciones. "A estas alturas de mi vida me cuesta audicionar, a pesar de que Julieta lo conseguí así", bromea la actriz, quien recuerda el proceso que la catapultó como una de las promesas jóvenes de entonces.
"De todas esas niñas, las otras nueve que se presentaron, ninguna hasta el día de hoy está en el teatro. La única soy yo", dice haciendo referencia a su hoja de vida, con incursiones en todos los formatos. Una carrera que debió superar el reto de ese primer papel, que hoy confiesa, fue un arma de doble filo.
"Lo terrible de empezar tan arriba es que después no puedes seguir tan arriba. Hice de todo, pero era imposible mantenerme con puros protagónicos, aunque ser Julieta me dio peso como actriz y entre los llamados, pude empezar a elegir", afirma y señala que hoy se mantiene igual o más selectiva, limitando su actividad a una obra por año. En el último tiempo, sus créditos en teatro incluyen apariciones en "Coronación" (2016), "Esperando la carroza" (2015) y "La remolienda" (2007).
Esta temporada, la pieza escogida fue la adaptación local de "Billy Elliot: El musical", que se estrena el 4 de octubre en el Teatro Municipal de Las Condes y donde interpretará a la abuela del niño que quiere ser bailarín.
"No hago cosas al mismo tiempo, pero hay que recordar que no nos llegan tantos ofrecimientos. Aunque seamos menos, porque nos vamos muriendo, son pocas las obras con papeles para actores mayores", señala.
Tampoco es opción volver a la animación. Fue una de las primeras mujeres en llegar a la televisión, a principios de los años 60, y compatibilizó sus estudios universitarios con la conducción de "Chile TV", noticiero del Canal 9, actual CHV.
"Dejé la animación porque yo había estudiado para ser actriz, no para ser animadora, aunque me ayudó muchísimo. Me soltó y me ayudó a improvisar", dice.
Su prioridad es el teatro, asiste a menudo, pero al igual que con sus proyectos, se define exigente. Entre sus favoritas recientes está "Mistral, Gabriela" (1945)", y las funciones en diferido del National Theatre de Londres, que transmite el Teatro Nescafé de las Artes. Algunas de las divas de la escena británica, como Maggie Smith, Vanessa Redgrave y Judi Dench, son sus referentes.
"Si ellas pueden, ¿por qué yo no? Una de las cosas buenas que tiene la actuación es que se puede hacer hasta que uno pueda subirse arriba del escenario, y yo hasta ahora no sufro de ninguna enfermedad o incapacidad", dice, atribuyendo su vitalidad a su gusto por mantenerse en movimiento. Gracias a su práctica constante de gimnasia, sobrelleva los exhaustivos ensayos de "Billy Elliot: El musical". Esta disciplina física, asegura, le permitirá seguir por largo tiempo sobre las tablas.
"Todavía me muevo con soltura, y mientras hayan roles, espero llegar al final de mi vida actuando", dice.