Viernes, 26 de Abril de 2024

El Arte de Novelar

MéxicoEl Universal, México 23 de enero de 2020

Maldito aquel hombre que confía en otro hombre Élmer Mendoza EL UNIVERSAL Escribe Ricardo Raphael en su novela Hijo de la guerra, publicada por Editorial Planeta Mexicana en el sello Seix Barral, en la emblemática colección Biblioteca Breve, en México, en octubre de 2019

Maldito aquel hombre que confía en otro hombre



Élmer Mendoza

EL UNIVERSAL



Escribe Ricardo Raphael en su novela Hijo de la guerra, publicada por Editorial Planeta Mexicana en el sello Seix Barral, en la emblemática colección Biblioteca Breve, en México, en octubre de 2019. El personaje es Galdino Mellado Cruz, el Zeta Nueve, y cuenta su vida además de cómo se generó el grupo de Los Zetas, que impuso, en años pasados, una manera despiadada de violencia, sobre todo con el tratamiento de los cadáveres y su tendencia a las masacres: "Dejábamos panteones por donde pasábamos". Y esto: "Entre 2006 y 2018, a causa del conflicto armado contra las organizaciones criminales, en México perdieron la vida doscientas cuarenta mil personas y desaparecieron más de sesenta mil." Cita el autor para que desde un principio nos quede claro qué va a tratar en las siguientes páginas.

Ricardo Raphael nació en la ciudad de México en 1968. Es un connotado periodista que se desempeña en TV, radio y prensa escrita. Pueden leer sus agudas reflexiones en las páginas de EL UNIVERSAL. Pero escribió su primera novela y consiguió cruzar el oscuro túnel sin extraviarse. Sin duda, su amplia cultura y su conocimiento de la novelística contemporánea lo ayudaron a superar el corazón de las tinieblas. Desde luego, posee la paciencia y el sentido del relato largo, que en este caso lo condujo a crear un personaje lleno de facetas, unas aterradoras, otras humorísticas y varias donde se escurre de la ficción a la realidad sin preocuparse demasiado. Es el narrador un periodista que investiga la historia de Los Zetas, quien lo pone frecuentemente frente a sí mismo, aunque él mismo nunca está seguro de la personalidad que está trabajando. Como la fama del grupo delictivo es determinante, la condición de credulidad por el aspecto testimonial de la historia despierta suspicacias en algunos capítulos; sin embargo, Ricardo Raphael siempre consigue un punto de quiebre donde el artificio literario se impone. O sea, Hijo de la guerra es una novela donde los datos duros son un telón de fondo muy liviano que no es capaz de contener la avalancha emocional que se genera cuando Galdino cuenta que creció en Tepito, ese barrio de la Ciudad de México que es un universo en sí mismo y de alguna manera otorga un perfil a sus habitantes que no necesariamente tienen.

Conforme la novela avanza se llega a creer que la información es de vital importancia, como la preparación del grupo en Estados Unidos, la fuerza del primer líder, sus relaciones con el Cártel del Golfo y el Ejército Mexicano, pero no, cada punto encuentra su lugar y al final es una abanico de posibilidades que fortalecen la ficción y el pacto que todo lector exigente establece con una novela para leerla sin restricciones, se realiza, y es posible seguir a ese personaje que está narrando su historia mientras purga condena en Chiconautla por un delito menor, un penal ubicado en Ecatepec, Estado de México, y que es fácil pensar que el autor se inventó. Mellado también es santero y eso al final introduce algunas turbaciones en el narrador que podrían compartir los lectores. El periodista planea escribir un reportaje con las declaraciones de Mellado, quien en la prisión tiene otro nombre, ¿hasta qué punto un entrevistador y su entrevistado se deben involucrar? Dicen que siempre hay consecuencias y si eso es verdad usted tiene todo el derecho a descubrirlas y no seré yo quien obstruya esas revelaciones. Lo único que le puedo decir es que lo inducirán a no dudar que está ante una buena novela y frente a un novelista que ha pasado la prueba del ácido.

Hijo de la guerra es una novela muy poblada, sus múltiples significados proponen diversos caminos de lectura. Como el autor sabe cómo cerrar elipsis de tensión, usted puede dejarse llevar. Las experiencias de Galdino Mellado a lo largo de una vida sin respiro son un factor de seducción que funciona perfectamente. Usted siempre querrá saber cosas de los zetas más famosos, como Osiel Cárdenas, Heriberto Lazcano o Tony Tormenta; o de las numerosas jóvenes guapas que los acompañan y que nos sorprenden no sólo por su belleza, sino por esa vida en que les cuesta identificar opciones menos peligrosas; se preguntará cuál fue el papel de la Procuraduría y demás órganos encargados de combatir el crimen organizado; pero lo más importante es que usted se quedará con una novela del México contemporáneo que lo hizo emocionarse sin cortapisas. Ya me contará.
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