Viernes, 26 de Abril de 2024

Cirujano tico evalúa a médicos que buscan certificación europea para hacer trasplante de órganos

Costa RicaLa Nacion, Costa Rica 17 de enero de 2022

Brillante trayectoria permite a Edward Castro Santa participar como jurado examinador en la División de Cirugía de Trasplante, del Consejo Europeo de Cirugía.

El humilde laboratorio del Liceo de Aserrí, levantado con tablones de playwood llenos de huecos, inspiró al entonces colegial Edward Castro Santa para convertirse en médico. Tres décadas después, este hijo de agricultores cafetaleros de San Gabriel de Aserrí, al sur de San José, es uno de los prominentes cirujanos que integran el jurado responsable de evaluar a quienes aspiran hacer cirugías de donación y trasplante en Europa, uno de los escenarios más exigentes en el mundo para este tipo de operaciones.

Castro Santa, quien actualmente tiene 46 años y forma parte del Centro de Trasplante de Hígado y Cirugía Hepatobiliar del Hospital México, ha participado en tres ocasiones como jurado examinador (vanguard fellow) de médicos recién formados que buscan la certificación de la División de Cirugía de Trasplante del Consejo Europeo de Cirugía (EBS), pertenecientes a la Unión Europea de Especialistas Médicos (UEMS). La ocasión más reciente fue el pasado 2 de diciembre, en una evaluación virtual debido a la pandemia por la covid-19.

El Consejo Europeo de Cirugía es el más importante del mundo en lo relacionado con la certificación para los especialistas en donación y trasplantes, junto a su similar en Estados Unidos. En él participan los cirujanos más renombrados, en procura de alcanzar un alto estándar en la práctica de este tipo de cirugías.

En Europa se localizan los países que están a la vanguardia en los programas de donación y trasplante; España a la cabeza. El prestigio de ese Consejo y su división de Cirugía de Trasplante, ha hecho que cirujanos de todo el mundo persigan certificarse con ellos.

Castro Santa también lo hizo así. Fue el primer costarricense en obtener la certificación, y estuvo entre los primeros en Latinoamérica, en el 2013. Actualmente, ostenta doble certificación: en cirugía de trasplante y cirugía hepatobiliar.

Obtener esa certificación demandó presentar importantes atestados, que incluyeron su graduación como especialista en Cirugía de la Universidad de Costa Rica (UCR), y más estudios de especialización que hizo en Heidelberg, Alemania, en la Universidad de Lovaina, en Bélgica, en Francia y en Estados Unidos.

Su propia experiencia como aspirante fue destacada, al punto que el Consejo Europeo de Cirugía se fijó en él, y lo incluyó en su lista de jurados examinadores en el 2019 y hasta la fecha.

"Esto no se trata de alcanzar únicamente una meta profesional personal. Nada de esto tiene sentido si no llega a los pacientes. Para mí, es una demostración de que en la región centroamericana sí es posible hacer las cosas de una manera distinta, apegadas al más alto nivel ético científico, con beneficio directo para los pacientes, que puedan tener una oportunidad real de ser trasplantados y que ese trasplante sea un beneficio real y exitoso, no solo para un enfermo, sino sea una realidad cotidiana para muchos más", dijo el médico.

Equipo de trasplantes

Fue en el laboratorio del Liceo de Aserrí donde el cirujano se enamoró de la ciencia, particularmente, de la Biología. Ese ‘enamoramiento’ continuó al participar del trabajo del equipo dirigido por la cirujana Mariamalia Matamoros, quien trajo a Costa Rica la experiencia en trasplante hepático de Kioto, Japón.

Con el equipo de Matamoros, participó en el primer trasplante de hígado split de Centroamérica, y el tercero en el mundo, que permitió a una niña de dos años y una mujer de 50 recibir diferentes partes del hígado de un donador cadavérico, en tres cirugías que se realizaron simultáneamente en los hospitales México y Nacional de Niños, el 23 de mayo del 2018.

"Siempre me ha motivado muchísimo lo que representa ser médico o cirujano. Ese honor que le da Dios o la vida a uno, de llevar la sanación a un paciente. Eso siempre ha sido para mí un extraordinario milagro del cual quería ser parte", comentó.

Ser jurado del Consejo Europeo significa participar en la preparación de las pruebas y en su aplicación, explicó. A él lo convocan como cirujano especialista en cirugía de trasplantes y cirugía hepatobiliar, y en cada evaluación -se realizan dos al año a diferentes grupos de aspirantes de todo el mundo- le ha correspondido examinar entre cinco y siete médicos, en las áreas de cirugía de donación de órganos, trasplante renal y de hígado.

No es cualquiera quien llega a esa última etapa. El proceso de selección es meticuloso. El candidato debe cumplir varios requisitos; entre ellos, tener al menos dos años de formación o especialización en un centro de alto volumen y nivel en trasplantes, aportar cartas de mentores, números sobre procedimientos realizados y publicaciones científicas. Toda esta información es analizada por una comisión dentro de la división de donación y trasplante, en el Consejo Europeo de Cirugía.

Cafetales de Aserrí

Edward Castro Santa no solo es el primero de los tres hijos de Víctor Julio Castro y María del Carmen Santa. También es el primer médico de una familia con raíces campesinas, que aprendió desde joven a trabajar la tierra. Sus vacaciones colegiales, recuerda, las pasó colaborando en la recolección de café como un peón más en la finca de su padre.

Fue criado en Tarbaca, muy cerca de su abuela, doña Nora, a quien recuerda como columna de la familia. "Ahí, con ella, aprendí el valor del esfuerzo, el trabajo y el amor. Sus raíces familiares siguen creciendo en ese mismo lugar porque ahí también está criando a su primer hijo, un bebé de seis meses de edad.

En estos tiempos de pandemia, el médico reconoce que esta crisis mundial ha destapado algunos vacíos importantes de la Humanidad. "Hay mucho sufrimiento en el mundo, pero existen muchas posibilidades para aliviarlo. Tenemos que buscar ser la mejor versión como ser humano y contribuir de la mejor manera posible a este país, que tanto lo necesita.

"Basta con una sonrisa o con un acto caritativo simple, desde ceder el paso a un vehículo o a una persona, hasta hacer grandes cosas como un trasplante. Al final, son solamente actos de amor enfocados desde un sentido humano, en beneficio de los demás", concluye.

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