Domingo, 06 de Octubre de 2024

El Salvador tiene la calificación de riesgo más baja de C. A.

La caída de la calificación soberana de El Salvador pone al país como el peor calificado de Centroamérica. La nota de Caa3 de parte de Moody's (dos escalas de bajada en una sola modificación) ubica a El Salvador al mismo nivel de Ecuador y Belice; arriba de Argentina (que tiene una C); pero, abajo de países como Ucrania (Caa2), y naciones como Ghana, Gabón, Irak o Laos.

Irma Cantizzano
La caída de la calificación soberana de El Salvador pone al país como el peor calificado de Centroamérica. La nota de Caa3 de parte de Moody's (dos escalas de bajada en una sola modificación) ubica a El Salvador al mismo nivel de Ecuador y Belice; arriba de Argentina (que tiene una C); pero, abajo de países como Ucrania (Caa2), y naciones como Ghana, Gabón, Irak o Laos.
Solo para ver cómo está el resto de Centroamérica, datos compilados del Consejo Monetario Centroamericano, señalan que solo El Salvador está en la liga de notas en C. El resto de naciones están en BB, B y BBB de parte de Fitch Ratings, y de B1 a Baa2 de parte de Moody's.
Este Caa3 es, hasta ahora, la nota soberana más baja que ha tenido el país desde hace más de 20 años.
Incluso El Salvador llegó a ostentar en algún momento grado de inversión.
Las cosas empezaron a cambiar a mediados de la década pasada, sobre todo por la perspectiva de crecimiento económico y los indicadores de sostenibilidad de la deuda.
"Durante el año 2014, se observaron factores de riesgo como el debilitamiento de la formulación de políticas públicas, las perspectivas del país para el crecimiento económico, el deterioro del endeudamiento público debido a los grandes déficits primarios y el costo de pensiones, junto con otros como la carencia de instrumentos monetarios y los altos índices de criminalidad", explica un documento de análisis elaborado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) llamado "El triángulo norte centroamericano: Una mirada a las restricciones del crecimiento".
Pero en 2017, El Salvador cayó en las ligas menores de la deuda soberana, cuando en abril el Gobierno no pagó parcialmente una cuota de pago de Certificados de Inversión Previsional (CIP).
A pesar de no ser deuda de garantía soberana, las tres calificadoras que evalúan al país Moody's, Fitch Ratings y Standar & Poor's, degradaron la nota del país. La primera lo hizo de B3 a Caa1, le segunda de B- a CCC, y la tercera de B- a CC.
"Este evento crediticio sigue a un período de mayor polarización política en
El Salvador que ha resultado en un período prolongado de parálisis en el Congreso, ha obstaculizado medidas fiscales significativas para detener el deterioro de las finanzas públicas y ha limitado severamente las opciones de financiamiento del gobierno", señalaba Fitch.
Las cosas mejoraron un poco y para 2019 El Salvador recuperó las notas previas a la crisis de "default selectivo" como se llamó el atraso al pago, pero en El Salvador se empezaron a escuchar voces de alerta sobre la situación fiscal desde 2020. Sobre todo después que el país salió a emitir deuda por $1,000 millones a los mercados internacionales en lo que es hasta hoy la deuda más cara de la historia, con una tasa de interés de 9.5 % a 32 años.
Pero ese año por la pandemia y la crisis económica global, las calificaciones soberanas no se movieron, aunque constantemente Fitch y Moody's hicieron análisis sobre la presión de liquidez que existía en el país y la urgencia de lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con la entrada en vigencia de la Ley Bitcóin, las voces de alerta sonaron más fuertes, y Moody's dijo que si esa ley afectaba la negociación con el FMI eso impactaría la calificación del país. Un mes después El Salvador cayó a Caa1.
En octubre del año pasado Fitch también advertía de un presupuesto desbalanceado, de una mayor presión en la deuda interna y la falta de alternativas de financiamiento sino se lograba cerrar un acuerdo con el FMI.
En enero de este año, Fitch degradaba la nota del país a CCC. "El debilitamiento de las instituciones y la concentración de poder en la presidencia han aumentado la imprevisibilidad de las políticas, y la adopción de bitcóin como moneda de curso legal ha agregado incertidumbre sobre el potencial de un programa del FMI que desbloquearía el financiamiento para 2022-2023", rezaba el informe.
Ese mismo mes de enero, Moody's presentaba un análisis del país, donde señalaba que la proporción deuda/PIB que tendría El Salvador sería "mayor a la que tienen las naciones con su misma calificación crediticia (Caa1) e incluso arriba de aquellos con una nota más abajo como Caa2". Así la nota de Caa3 de esta semana ya estaba advertida.
"Ahorita la calificadora dice, si esto sigue así, por eso han dejado la perspectiva negativa; se va a bajar la calificación... están poniendo todas las luces, el semáforo ya se le puso en rojo, tomen todas las medidas para que no vaya a chocar. Y es ahí donde pareciera que desde el gobierno no se está aceptando la realidad, el discurso es que aquí no pasa nada, cuando los datos demuestran que no es así", explica el economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) Ricardo Castaneda.
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