Señalan falta de un plan de austeridad fiscal

Leonel Ibarra
La carencia de un plan debidamente estructurado de austeridad en el gasto público por parte del Gobierno de El Salvador y sobre cómo afrontará el pago de importantes compromisos como el eurobono de 2023 resulta "preocupante", según un reciente reporte del banco de inversión Stifel.
El informe señala que si bien los ingresos fiscales tuvieron un incremento interanual de 15 % en abril, los gastos corrientes crecieron un 8.7 % impulsados por los gastos de consumo y los intereses, mientras que el gasto de capital creció 3 %.
Recientemente el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha sugerido que el Gobierno podría recortar el gasto público (incluido el empleo, pero no el gasto de capital ni el gasto social) además de continuar la lucha contra la evasión y financiar los aumentos de los subsidios a los combustibles y el gas licuado.
Nathalie Marshik, directora general de soberanos de mercados emergentes en Stifel, apunta que el gasto generalmente aumenta en el cuarto trimestre y los ingresos se estabilizan en la segunda mitad a medida que el Gobierno salvadoreño reduce sus ahorros.
Por ello, agrega, "es difícil pronosticar las cifras finales", pero todo apunta a un pequeño superávit primario de 0.7 % del Producto Interno Bruto (PIB) y un déficit total de 4.3 %.
"Lo que está claro es que ninguno de los números apunta a una pizca de austeridad fiscal en este momento, lo que deja al gobierno nuevamente con poco tiempo para ejecutar un plan de recuperación para el resto del año", señala Marshik.
En el reporte agregan que "reiteramos nuestra preocupación" de que el Gobierno ingrese a las discusiones presupuestarias de 2023 en el tercer trimestre "sin un plan establecido para el vencimiento del bono 2023", lo que deja al mercado de inversionistas preocupado.
Esta preocupación se refleja en que el precio de nueve de los 10 títulos soberanos salvadoreños actualmente se encuentran por debajo de los $40 luego de "caer con fuerza" y dudan que los eurobonos puedan subir sólidamente sin políticas fiscales creíbles a mediano plazo o un acercamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Un repunte más fuerte requeriría acciones (utilización de los $390 millones de los Derechos Especiales de Giro, liquidación de activos de fondos de pensiones, recortes en los requisitos de reserva) que demuestren un plan completo para pagar el vencimiento", indica Stifel.
La empresa de servicios financieros reitera que las opciones reales de financiación de El Salvador no han cambiado en los últimos meses y les sorprende que se utilice el argumento oficial de que "todas las opciones siguen sobre la mesa" y son de la idea que "se tomará una decisión en el último minuto ante la necesidad de evitar un colapso económico antes de las elecciones de 2024".
Ante el atraso de la reforma al sistema de pensiones (como fuente de acceso a fondos) las reservas de depósitos de los bancos apuntan a ser el "único canal importante" como fuente de financiamiento de emergencia para evitar o suavizar el golpe de un incumplimiento.
"No estamos diciendo que esta sería una solución a largo plazo, pero las consecuencias inmediatas de un incumplimiento pueden no ser tan graves como se había previsto anteriormente con toda esta liquidez local ahora disponible para que Bukele y su equipo se mantengan en el cargo" advierte el banco de inversiones.
"Tenemos la sensación de que el sector privado local está tan a oscuras como los inversionistas internacionales sobre la estrategia de financiamiento para el déficit de este año y el vencimiento del próximo enero".