Miércoles, 01 de Mayo de 2024

Más de 2.000 años de agricultura llevaron a un declive de micronutrientes en el choclo

ChileEl Mercurio, Chile 6 de octubre de 2022

Si bien hoy los maíces son más grandes que los prehispánicos, también tienen una menor diversidad genética y ya no poseen hierro. Ahora los especialistas esperan evaluar si hay un gen involucrado.

Los choclos modernos son más grandes que los antiguos, pero también han perdido diversidad genética y además micronutrientes, específicamente el hierro. Así lo ha revelado un estudio de largo plazo liderado por Alejandra Vidal, arqueóloga y académica de Antropología de la Universidad Católica.
Su investigación de la evolución del maíz tiene varios objetivos, por lo que la ha segmentado en distintas publicaciones a lo largo de los años. La primera etapa comenzó en 2016, cuando evaluó las características morfológicas (tamaño, cantidad de granos, etc.) de maíces arqueológicos de la zona de Tarapacá.
La conclusión del trabajo comprobó que los maíces con fechas de 2.400 años de antigüedad eran muy pequeños, pero que con el tiempo empezaron a aumentar en tamaño. Esto, postuló Vidal, se debía a un proceso de selección de los grupos agricultores prehispánicos por las ventajas a la alimentación.
Una segunda etapa se enfocó en la diversidad genética de maíces antiguos y contemporáneos. Así demostró que tiende a haber una disminución en la diversidad en los choclos actuales, también por los procesos de selección humana: se tienden a elegir los mismos rasgos por razones culturales.
Cambio en la dieta
Su más reciente publicación en la prestigiosa revista Scientific Reports añade a la lista de cambios una pérdida en micronutrientes como efecto de la agricultura.
Vidal decidió explorar esta área por la discusión en torno a la "revolución verde" -aumento de la producción de cultivos durante los años 60- que llevó a un declive en los micronutrientes de las variedades de cereales producidas a nivel mundial.
Cuando diversos estudios dieron cuenta de esta pérdida, "la OMS y la FAO hicieron un llamado al respecto por la pérdida de minerales en los cereales. La mayor cantidad de personas en el mundo, sobre todo de países no desarrollados, no obtienen hierro por la carne, sino que por los cereales", indica Vidal.
"Esto propició un proceso de fortificación de forma artificial. Pero en el caso del maíz no se había logrado", añade.
Junto a Hannetz Roschzttardtz y María Fernanda Pérez, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC, y Mauricio Uribe, académico de Facso, de la Universidad de Chile, decidieron ver si lo que había pasado en la década del sesenta había ocurrido desde antes en Chile, incluso en épocas prehispánicas.
"Tomamos maíces de una secuencia cultural muy larga, desde los 2.500 años de antigüedad hasta períodos coloniales y algunos maíces contemporáneos de variedades tradicionales del norte de Chile (el desierto de Atacama de la Región de Tarapacá)", precisa.
Le hicieron cortes histológicos al maíz, es decir, lo cortaron en láminas delgadas y agregaron elementos que se adhieren al hierro. "Cuando uno mira las láminas, ciertos elementos se tiñen porque contienen hierro", explica.
De esa manera, señala, "para nuestra sorpresa vimos que los maíces antiguos provenientes de sitios como Ramaditas o Huatacondo tenían sus núcleos profundamente teñidos, lo que significaba que había hierro".
Sin embargo, "en la medida que iba avanzando el tiempo este hierro iba desapareciendo. Para el período incaico, más o menos 1.400 d.C., los períodos coloniales, y los maíces modernos, el hierro desaparecía completamente", dice.
Lo anterior lo corroboraron con colaboradores franceses midiendo la cantidad de hierro que poseían estos maíces.
Así concluyeron que era "un proceso análogo a lo que había sucedido con la 'revolución verde' y que había ocurrido en una cantidad de tiempo mucho más larga", puntualiza.
Rescatar la genética
Ahora, su investigación continúa para entender si hay un gen involucrado en la pérdida de hierro.
"Tenemos ya secuenciados 11 maíces arqueológicos. Analizaremos esa secuencia genética para buscar si hay algún marcador en el genoma que esté asociado a la síntesis o la pérdida de estos minerales", acota.
Los resultados los esperan publicar en 2023.
Esto tendría aplicaciones prácticas. La arqueóloga explica que "dado que estos maíces antiguos tienen hierro y no lo pierden, uno podría rescatar esa genética y traspasar ciertas cualidades a los modernos, lo que ya se ha hecho con los tomates".
Sin embargo, lo anterior tiene consideraciones éticas, por ejemplo, indica, "estos maíces antiguos están en territorios indígenas, por lo que se necesitaría trabajar con las comunidades".
Lecciones del pasadoPara Alejandra Vidal, arqueóloga, estudiar la agricultura que se había desarrollado en el desierto es clave. "Tenemos evidencia de los campos de cultivo donde grupos prehispánicos desarrollaron sistemas de irrigación para regar. Por ello, pienso que es muy interesante entender cómo, con la tecnología de entonces, lograron cambiar el paisaje del desierto y generar espacios de cultivo, considerando que hoy estamos frente a los efectos del cambio climático, como la sequía".
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