Viernes, 20 de Septiembre de 2024

Si por allá escampa...

ColombiaEl Tiempo, Colombia 13 de noviembre de 2022

ricardo ávila pinto - para el tiempo - @Ravilapinto
Dice el conocido refrán que una golondrina no hace verano, así como una buena semana para los mercados mundiales tampoco acaba de plano con los temores que rondan a la economía global desde hace meses

ricardo ávila pinto - para el tiempo - @Ravilapinto
Dice el conocido refrán que una golondrina no hace verano, así como una buena semana para los mercados mundiales tampoco acaba de plano con los temores que rondan a la economía global desde hace meses. Pero aún así, los ceños fruncidos de comienzos de noviembre son menos notorios ahora por cuenta de una serie de factores que apuntan a mejorar las perspectivas de 2023. La demostración práctica del cambio de viento tuvo lugar el jueves, cuando las acciones en Wall Street experimentaron la mayor alza en dos años y medio, con un salto cercano a 5,5 por ciento en la jornada. El impulso llegó hasta el viernes y se sintió en otras plazas en donde el cambio de ánimo de los inversionistas fue igualmente notorio. Semejante giro estuvo motivado por el dato de inflación en Estados Unidos, correspondiente al mes de octubre. En contra de las expectativas de los analistas que hablaban de un ritmo anual del 8 por ciento, la cifra se ubicó en 7,7 por ciento, las más baja desde enero. A primera vista, tres décimas de diferencia son poca cosa, pero el mensaje de que la pendiente es menor hace más tolerable el que se ha convertido en el gran dolor de cabeza en el hemisferio norte. Adicionalmente, lo ocurrido lleva a creer que en su reunión del mes próximo el Banco de la Reserva Federal en Washington será menos estricto a la hora de subir su tasa de interés. Así, las apuestas que antes hablaban de tres cuartos de punto porcentual adicional ahora le apuntan a medio punto. Un costo del dinero más moderado hace factible que la economía estadounidense evite la recesión que tantos temen y que suceda el anhelado "aterrizaje suave" que minimizaría los daños. De paso, dicha visión quiere decir que los rendimientos de los papeles en dólares tendrán techo, por lo cual el billete verde dejó de fortalecerse ante un buen número de monedas, incluyendo el peso colombiano. Para el martes próximo la tasa representativa de mercado será de 4.806 por dólar, cinco por ciento menos que una semana atrás. Y aunque nadie pone en duda que vendrán turbulencias, la impresión de que un cataclismo parecía inevitable comienza a ser remplazada por la de problemas que se podrán sortear. Es de esperar que la cumbre del Grupo de los 20 que sucederá en la paradisíaca Bali, en Indonesia, dentro de un par de días, emitirá otras señales tranquilizadoras. Incluso debacles como la quiebra de la firma FTX, que sacude hasta sus cimientos a las criptomonedas, serían manejables, si bien el caso dejará pérdidas multimillonarias en varios continentes. No faltan quienes piensan que se abre la posibilidad de regular mejor el negocio de los activos digitales, en donde se han presentado tantos excesos. Por otra parte, vale la pena destacar que la evolución de la geopolítica trajo -por fin- señales positivas que ayudan a disminuir la incertidumbre. Sin desconocer que hay grandes interrogantes que persisten, algo del oscuro panorama empieza a despejarse. No hubo ola roja Para comenzar, las elecciones legislativas en Estados Unidos no se tradujeron en una barrida del Partido Republicano, que parecía destinado a controlar con holgura ambas cámaras en el Congreso. Ahora son elevadas las probabilidades de que el Senado siga en manos de los demócratas y que en la Cámara de Representantes las diferencias sean mínimas, con lo cual Joe Biden conservaría un buen margen de gobernabilidad. Dicho escenario llevará a que tanto en el plano internacional como doméstico la Casa Blanca seguirá trazando la línea, lo cual conlleva desde el involucramiento en la guerra en Europa oriental hasta el relacionamiento con Colombia. No menos trascendental es que a Donald Trump la apuesta no le funcionó, pues aparte de que muchos de sus candidatos fracasaron, el gobernador de la Florida, Ron de Santis, aparece como un fuerte rival con miras a los comicios presidenciales de 2024. Dentro de las razones que se esgrimen para entender lo sucedido está el rechazo a las posiciones extremas de la derecha o el reconocimiento de que el desempleo se ubica cerca de mínimos históricos. Las alzas generan descontentos, pero que haya trabajo suficiente da la impresión de haber pesado más en el ánimo de los votantes estadounidense. Los reportes del otro lado del Atlántico también son alentadores. Estos arrancan con la retirada de las tropas rusas de Jersón, importante capital provincial ubicada en el sur de Ucrania a orillas del río Dniéper. Si bien los combates son intensos en otros lugares y Moscú continúa con los bombardeos contra la infraestructura eléctrica y de servicios públicos -que se traducen en largos apagones justo cuando el frío se vuelve más intenso- los invasores están en dificultades. Todo apunta hacia una larga confrontación que comienza a debilitar a Vladimir Putin por los enormes costos en vidas y bienestar que su ánimo expansionista ha causado. A lo anterior se suma que el corte en el suministro de gas natural -que hace un año representaba el 40 por ciento del consumo del Viejo Continente- se ha logrado sortear sin grandes privaciones. El fuerte descenso en las cotizaciones del combustible deja en claro que hay cómo sortear la temporada invernal que se avecina, sin que el público vea que se disparó la cuenta de los servicios públicos. Parte de la explicación recae en un otoño benigno que mantiene el uso de la calefacción en niveles bajos, pero lo más importante es que los inventarios están al tope. Una fuerte inversión en facilidades de licuefacción lleva a pensar que aun si la crisis de prolonga hasta 2024 o más allá, el escenario de escasez aguda no se volverá realidad. De tal manera, quienes llegaron a pronosticar una significativa contracción de la economía europea están revisando sus cuentas. Los números en rojo aparecerán, pero no con la magnitud que tantas inquietudes ocasionó. Ello limitaría, por ejemplo, los vaivenes políticos en favor de las posturas más extremas. Y en lo que atañe al Asia, aparecen otras luces de esperanza. La semana pasada Pekín relajó las normas sobre la cuarentena a la que están obligados los ciudadanos que hayan tenido contactos con congéneres que hayan recibido un diagnóstico positivo de covid-19. Tras los estrictos confinamientos del primer semestre que golpearon a incontables actividades productivas, un esquema de cinco días de aislamiento en un sitio determinado -en lugar de siete- hace más fácil que las fábricas operen o que incluso el turismo internacional experimente alguna recuperación. Aun si la estrategia de suprimir el virus persiste, los inconvenientes causados serán menores y la demanda interna podría experimentar un repunte. Las ramificaciones de un mayor dinamismo chino se sentirán en todas partes. Por el lado de los países que exportan materias primas ya se prevé un mayor apetito, lo cual hace entendible el retorno del petróleo a los 95 dólares por barril en el caso de la variedad Brent, un punto alrededor del cual debería oscilar en el futuro cercano. Haciendo cuentas Un contexto de tasas de inflación que comienzan a descender en numerosos países -como ya pasa en Brasil, Perú o Chile- junto con tasas de interés que posiblemente no pasen del 5 por ciento anual en Estados Unidos, le exigirá menos sacrificios a la economía mundial. En su más reciente ejercicio de proyecciones, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una tímida expansión de 2,7 por ciento el año que viene, pero es probable ahora que el viento sople con algo más de fuerza. Lo anterior no quiere decir en absoluto que los riesgos han desaparecido. Tanto por cuenta de los desequilibrios macroeconómicos como de la geopolítica, las luces de alerta en el tablero de control planetario brillan con gran intensidad. Aparte de que las tensiones entre las potencias continúan a la orden del día, los escenarios de cooperación global se han debilitado mientras aparecen los peligros propios de un planeta multipolar, que confirma los planteamientos hechos por Moisés Naím en su libro El fin del poder. Como si eso no fuera suficiente, la desilusión con los sistemas democráticos persiste, lo cual le abre la puerta al populismo o las soluciones autoritarias. Y en lo que corresponde a las naciones emergentes, falta ver cómo responden muchas a la necesidad de pagar más por la deuda cuyo tamaño se disparó por causa de la pandemia o la dificultad de conseguir buenas fuentes de financiamiento a largo plazo. Aun si las cotizaciones de los alimentos bajan o la energía deja de subir, el coletazo de estos últimos meses afectará la calidad de vida de millones. No está de más subrayar que Colombia requiere mantener la prudencia en el manejo de sus asuntos si no desea crearse problemas. Basta observar la conmoción que creó el recién reelegido Lula da Silva en Brasil al indicar que traería de vuelta a su gobierno a personas que no son bien vistas por los mercados, para comprender que los pasos en falso salen caros. Aunque las comparaciones son odiosas, la administración Petro necesita tranquilizar a quienes siguen inquietos por la sostenibilidad de las finanzas públicas y la inflación, además de recuperar la confianza de los inversionistas y del público en general. Puede ser que la devaluación del peso frente al dólar sea menor ahora, pero la moneda nacional todavía está rezagada frente a sus pares en América Latina. Parte de la tarea pendiente pasa por enviar señales mucho más claras. Un ejemplo obvio es el del dilema de reabrirle la puerta a la exploración de hidrocarburos como una manera de preservar los ingresos por exportaciones y la autosuficiencia energética. Al respecto, las declaraciones de la ministra de Minas son una especie de "sí pero no", que se combina con reglas de juego mucho más duras para la actividad por cuenta de la reforma tributaria. Tampoco sirve la actitud confrontacional hacia el sector privado o los anuncios de reformas que buscan aumentar la participación estatal en varios segmentos clave. En lugar de estabilidad en las reglas y puertas abiertas, son numerosas las quejas de los empresarios que no logran hablar con el funcionario de turno u obtener respuestas a tiempo. La crónica que se escriba tendrá un desenlace muy diferente, dependiendo de que el Gobierno allane el camino o lo obstaculice. Es verdad que la cuesta del entorno internacional da la impresión de ser menos dura, pero superarla exigirá pedalear con decisión y aprovechar las oportunidades que se presenten. En ese sentido, el plan de desarrollo de la administración Petro puede servir para establecer objetivos medibles y concretos, más allá de la grandilocuencia presidencial o de la tendencia de medio gabinete a la hora de confundir resultados como el de crecer más rápido o generar empleo, con procedimientos, como el de adelantar diálogos amplios y vinculantes. De lo contrario, el tiempo seguirá pasando sin que suceda mucho, ya sea por falta de interés o de claridad de unos y otros. Durante la semana que viene, el Dane reportará el comportamiento de la economía en el tercer trimestre que, al parecer, volverá a superar las expectativas de los analistas. Pero ese buen desempeño no puede ser interpretado como la confirmación de que todo se está haciendo bien, sino como un llamado de atención para seguir avanzando con determinación, justo cuando el planeta recupera el paso.
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