Martes, 23 de Abril de 2024

crónica

PerúEl Comercio, Perú 4 de febrero de 2023

Fernando VivasPeriodista

Por Dina BoluarteLa presidenta recalcó esta semana desde Talara que no dimitirá.



Cuando el excongresista Richard Arce y el abogado Luciano López le exponían a Dina Boluarte cómo pechar al Congreso para que no la hiciera larga con el adelanto, Alberto Otárola estaba allí. Un testigo del encuentro me contó que el primer ministro no estaba muy entusiasmado con la intervención de esos intrusos en Palacio, pero asentía cortésmente a sus intervenciones. Raúl Molina, el asesor principal de Dina, también estaba allí y oía con sumo interés. Ni modo, fue uno de los que promovieron el encuentro.





¿Saben qué le sugirieron Arce y López a Dina? Que pechara explícitamente al Congreso con su renuncia, que les hiciera sentir a los 130 congresistas las toneladas de papa caliente que les caerían encima si se va. También le insistieron en la necesidad de desmitificar al fantasma de la asamblea constituyente. ¿Cómo? Invocándolo. Esto Dina lo hizo con pocas ganas diciendo que ?si el Congreso no se ponía de acuerdo?, además del proyecto de adelanto al 2023, presentaría otro para encargar a la Comisión de Constitución del próximo Congreso una reforma total de la Carta. Alberto ni siquiera mencionó esto el miércoles en la noche cuando salió a anunciar que acababan de presentar un nuevo adelanto. Valga este ejemplo para mostrar que Dina y Alberto están juntos en decisiones cruciales. Pero eso no significa que piensen y sientan igual.





?Vámonos?





Si ambos personajes dudan y reculan y se reservan espacios en los que una no consulta con el otro y viceversa, ¿cómo va a ser firme su relación? Para responder a esto, primero recordemos cómo se conocieron. Un asesor de Dina le recomendó a Otárola como abogado para defenderla ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales. Alberto explicó muy bien en los medios por qué las gestiones que Dina hizo para el Club Apurímac no traicionaban su rol de ministra. Recuerdo que la última vez que hablé con él cumpliendo esa función, a inicios de diciembre, me dio la firme impresión de que de abogado en un caso puntual había pasado a ser parte del equipo de la inminente presidenta.





Cuando juró Boluarte a la carrera el 7 de diciembre, miembros del entorno de ella me dijeron que les parecía el primer ministro natural. Se extrañaron cuando ella escogió al desangelado Pedro Angulo. Luego Dina contó que Alberto declinó a la PCM y le dijo que prefería Defensa.





El primer ministro que escogió Dina, Pedro Angulo, fue un fiasco e inmediatamente surgió en su entorno la idea de cambiarlo por Alberto. Pero el 15 de diciembre hubo muertos en un enfrentamiento con una patrulla militar cerca del aeropuerto de Huamanga y se instaló, en el entorno presidencial, la idea de que al menos los ministros de Interior y Defensa debían renunciar para pagar el costo político de las muertes. Entonces, Alberto ?vaya prueba para la relación? hubo de soportar que Dina entrevistara a candidatos casi en público y, como descarte, volviera al inicio: ?Ni modo, serás tú?.





El ?upgrade? a la PCM de quien estaba con la cabeza a punto de rodar fue la decisión más temeraria tomada por Boluarte en medio de las protestas. Es difícil evaluar su impacto, porque no hay narrativa, lemas, pancartas, banderolas dirigidas específicamente contra Otárola. No hay en la grita pública un reclamo individualizado contra él que haga sentir a ella que entregar su cabeza puede ser una gran salida política. Si lo percibiera así, probablemente ya habría hecho rodar su cabeza desde la Plaza de Armas hasta el cruce de La Colmena y la avenida Abancay, la zona más caliente de la protesta en Lima.





Hay un actor político que sí exige la salida de Otárola como requisito para que se sostenga Boluarte. Se trata de la Asociación de Movimientos Regionales del Perú, presidida por el madrediosense Fredy Vracko. Es un gremio que incluye alrededor de 80 movimientos, algunos de los cuales han ganado gobernaciones y alcaldías provinciales y distritales. El 16 de enero, lanzaron un comunicado en el que el tercer punto reza así: ?Exigimos, como muestra de intención de diálogo de parte de la presidenta Boluarte, el inmediato retiro del señor Alberto Otárola?. Conversé con Vracko y me contó que en el chat de su asociación concordaron que esa era un buen punto, aunque hosco, para tender un puente.





?Cuestión de enfoques?





Un amigo de Dina, hoy observador a la distancia, me dijo hace unos días que percibía dos enfoques opuestos en Palacio: el del diálogo y las concesiones y reconocimientos a los manifestantes que este obliga; y el de la respuesta de ley y orden. La primera la encarnaba Raúl Molina, jefe del gabinete de asesores de Boluarte; la segunda, Otárola. Molina renunció el miércoles y dejó esta carta: ?Con el debido respeto, señora presidenta, escuche a nuestra gente, a la gran mayoría que pide cambios?.





Dina ha escuchado a Alberto y se pusieron de acuerdo en darle prioridad al adelanto de elecciones generales, confiando en que convocadas estas, disminuirá la presión de la olla. Recogieron, de la exposición de López y Arce, y del consejo de muchos; que, en el caso del adelanto, pechar al Congreso no era un riesgo sino una necesidad. El jueves en la mañana, ambos aparecieron en el inicio parcial de operaciones de la refinería de Talara, firmes tras la renuncia de Molina. Dina dijo: ?Mi renuncia no está en juego. Hay un sector de la población, grupos violentistas que a manera de chantaje piden mi renuncia; no vamos a ceder a ese chantaje político anárquico?.





Dina y Alberto están juntos y parecen haber hecho un trueque. Él asume la prioridad del adelanto y ella asume que no se puede guiar por quienes le aconsejan ceder y dialogar en el campo minado. Alberto también cree en el diálogo, claro que sí, pero sus interlocutores no son necesariamente los mismos con los que dialogaba Molina y sigue dialogando el Viceministerio de Gobernanza y la secretaría de gestión social (en la cancha de la PCM). Algunos, como sugiere mi colega Juan Carlos Tafur y me comentan algunas fuentes, podrían acercarse a la PCM a ofrecer sus servicios para negociar desbloqueos y soluciones parciales, ganando dividendos en el intento. Pero esa es una línea de investigación que reclama pruebas. Por ahora, solo podemos reafirmar que, en lo esencial, Dina y Alberto están juntos.

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