Jueves, 25 de Abril de 2024

El regreso de la amenaza nuclear

ChileEl Mercurio, Chile 4 de febrero de 2023

U n nuevo foco de tensión se abrió esta semana entre Estados Unidos y Rusia, pero no directamente relacionado con la invasión a Ucrania

U n nuevo foco de tensión se abrió esta semana entre Estados Unidos y Rusia, pero no directamente relacionado con la invasión a Ucrania. Washington afirma que Moscú no está cumpliendo los compromisos asociados con el Nuevo START, el último tratado de control de armas nucleares vigente entre estas dos potencias.
Parte de las obligaciones que el tratado impone son las visitas mutuas de inspectores a las instalaciones nucleares de la otra parte. Según el Departamento de Estado, Rusia ha impedido el acceso a sus inspectores. Una decisión que el Kremlin anunció en agosto, cuando la invasión a Ucrania ya se extendía por seis meses.
Las negociaciones nucleares entre Estados Unidos y la Unión Soviética fueron parte fundamental de la historia de la Guerra Fría. En un mundo ideológicamente dividido, Washington y Moscú llegaron a acumular cerca de 65.000 ojivas nucleares. Sin embargo, también lograron avanzar -con tropiezos, por cierto- en acuerdos que limitaran y redujeran los misiles con carga nuclear, como fueron los tratados SALT y START, además del histórico Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF por sus siglas en inglés), firmado por Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov en 1987.
Ya post Guerra Fría, en abril de 2010, el Presidente Barack Obama y su homólogo ruso, Dmitry Medvedev, firmaron el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START), en Praga. Un acuerdo que limitó los arsenales de ambas potencias a un máximo de 1.550 cabezas nucleares estratégicas desplegadas por cada una, lo que representó una reducción de casi el 30%, comparado con el acuerdo anterior, de 2002. También restringió el número de plataformas de lanzamiento -como submarinos o vehículos terrestres- y la cantidad de misiles disponibles.
Sin embargo, las luces rojas comenzaron a encenderse cuando Donald Trump retiró a EE.UU. del INF en 2020, aduciendo incumplimientos rusos. Y luego, sabiendo que el Nuevo START expiraba a comienzos de febrero de 2021, inició negociaciones con Moscú que no dieron los resultados esperados. El mandatario buscaba que el sucesor del Nuevo START incluyera a China -cuyo arsenal nuclear es significativamente más pequeño-, pero el gobierno de Xi Jinping no se sumó a las negociaciones.
Con la derrota de Trump, en noviembre de 2020, la situación del Nuevo START recayó abruptamente en Joe Biden, quien, al día siguiente de haber llegado a la Casa Blanca, propuso renovarlo -casi contra reloj- por cinco años más.
Ahora, producto del respaldo de EE.UU. a Ucrania, el gobierno de Vladimir Putin ha dicho que "dejará morir" el acuerdo en 2026 y que podría no haber un nuevo tratado que lo reemplace.
Los acuerdos de control de armas nucleares firmados por las grandes potencias marcan una posición en favor de regular y fiscalizar sus arsenales. Es lo que hace la diferencia, por ejemplo, con Norcorea. Por eso, si el Nuevo START no es reemplazado por otro acuerdo, el planeta podría enfrentar una nueva carrera armamentista no convencional, abriendo además camino para que otros países avancen en su objetivo de dotarse de armas nucleares. Un escenario que volvería aún más peligroso e inestable a nuestro mundo.
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