Sábado, 27 de Julio de 2024

OPINIÓN

PerúEl Comercio, Perú 2 de abril de 2024

Por Alejandro Pérez-ReyesChief Operating Officer de Credicorp

Para que el Perú sea un país desarrollado, debe aún superar muchos retos

Por Alejandro Pérez-ReyesChief Operating Officer de Credicorp



Para que el Perú sea un país desarrollado, debe aún superar muchos retos. Desde el sector en el que me desempeño, esta aspiración se traduce en una tarea urgente: incluir financieramente a más peruanos.





Para ponernos en contexto, hoy tenemos al 42% del país en un nivel bajo de inclusión financiera. Y regiones como Puno (67%), Cajamarca (53%) y Junín (51%) están en un nivel crítico.





Hay que ser claros: el desarrollo de un país está estrechamente ligado a cuán saludable es la relación de sus ciudadanos con el sistema financiero. El acceso al crédito, a herramientas de ahorro y a métodos de pago y de transferencia de dinero eficientes y seguros es fundamental para la calidad de vida de las personas y para el crecimiento económico del país. Por lo que esta meta no solo concierne a los bancos, sino a todos.





Lo bueno es que sí hemos dado algunos pasos en el sentido correcto. Los hallazgos presentados por Credicorp, a través de la publicación del Índice de Inclusión Financiera (IIF) y del estudio de Macrorregiones, ofrecen una perspectiva alentadora sobre el progreso en el campo que nos ocupa. Si bien Lima Metropolitana sigue liderando el ránking, resulta especialmente destacable el potencial de crecimiento observado en ciertas regiones como Arequipa, Lambayeque y Piura.





La inclusión financiera no solo se trata de abrir cuentas bancarias, sino también de empoderar a las personas para que tomen decisiones informadas sobre sus finanzas y para que saquen el máximo provecho a los servicios financieros. En este sentido, por ejemplo, los datos muestran un aumento en la percepción de utilidad de los medios de pago digitales, lo que expresa la importancia de la digitalización en este terreno. El crecimiento en el uso de billeteras móviles y aplicativos digitales para pagos es un claro ejemplo de cómo la tecnología está democratizando (por su conveniencia y ubicuidad) el acceso a los servicios financieros, en especial entre aquellos que estaban excluidos del sistema formal.





El estudio en mención no solo da información valiosa para tomar decisiones, también ayuda a generar conciencia sobre la importancia de este tema en la agenda pública. Además, permite tener un punto de partida para construir soluciones colaborativas. Y es en ese punto que aún queda trabajo por hacer. La brecha de inclusión financiera sigue siendo significativa en varias regiones, por ende, es necesario que las entidades financieras y el sector público sigan trabajando para garantizar que más peruanos accedan a estos servicios de forma adecuada y segura, sin caer en las trampas del mercado informal.





Con un país aún muy centralizado, es clave que sigamos desarrollando productos y servicios con visión regional para contribuir a la inclusión financiera. Con esa visión, y a través de la innovación, se podrá avanzar a un mayor ritmo para hacer realidad el sueño de un país más desarrollado.

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