Jueves, 02 de Mayo de 2024

La importancia de la capacitación de los educadores

ArgentinaLa Nación, Argentina 17 de abril de 2024

La realidad de la educación en la Argentina, con sus tristes resultados en la educación obligatoria (niveles inicial, primario y secundario), nos lleva a preguntarnos qué podemos hacer como sociedad para mejorar esta realidad

La realidad de la educación en la Argentina, con sus tristes resultados en la educación obligatoria (niveles inicial, primario y secundario), nos lleva a preguntarnos qué podemos hacer como sociedad para mejorar esta realidad. Revisar qué elegimos al momento de formar a las nuevas generaciones, considerando que nuestra Constitución establece el derecho de niñas y niños a recibir una educación que los ayude a vivir en plenitud. Y reflexionar si consideramos que la educación es una obligación de todas las personas adultas de nuestro país.

Para poder lograr la plenitud de vida se debe trabajar en el desarrollo de capacidades socioemocionales que colaboren en el despliegue del proyecto vital. Estas capacidades tienen que ser desarrolladas durante toda la vida y desde la más temprana edad, tanto en la familia como en la escuela.

Por tal razón es fundamental detenernos en la formación y capacitación continua de los educadores, para que eduquen en función de impulsar una formación integral que abarque todas las dimensiones educables de la persona. Es decir, que en cada escuela se desarrolle un estilo formativo orientado a fortalecer las capacidades socioemocionales y virtudes de todo el estudiantado del sistema educativo, para que las nuevas generaciones puedan vivir en tiempos de incertidumbre y de la modernidad líquida a la que aludía Zygmunt Bauman.

La educación necesaria para este tiempo es la que tiene por objetivo que el estudiante sea responsable de su propio aprendizaje, guiado por un docente líder que conozca la relevancia del desarrollo homogéneo y equilibrado de las capacidades personales de sus estudiantes. Es decir, que pueda realizar una educación para la vida tanto escolar como personal (útil en el presente y futuro); con una concepción relacional de la educación -educar es trabajar un vínculo sano con los estudiantes-; ocuparse de su propia experticia disciplinar ya que, en distintas investigaciones, se ha encontrado que se necesita trabajar desde las mismas disciplinas -no descuidarlas- para el desarrollo de las capacidades socioemocionales y virtudes con la concepción de preparar a los líderes del futuro. Trabajando, entre otras cosas, el pensamiento reflexivo, la responsabilidad de las acciones a partir de elecciones conscientes y sus consecuencias, para fortalecer el proceso de toma de decisiones, como parte del bienestar.

Sugerimos la capacitación continua, basándonos en hallazgos de investigaciones en las que detectamos que los docentes con preparación pedagógica (carrera de grado y capacitaciones posteriores) presentan mayor identificación con el estilo de aprendizaje significativo, centrado en la persona, preocupándose y atendiendo a sus estudiantes de manera integral. En cambio, las que provenían de disciplinas no pedagógicas se centraban en los contenidos disciplinares y capacidades cognitivas, sin atender las otras dimensiones educables, situación que redundaba en una relación de menor confianza. En la manera de educar se manifiestan actitudes, creencias, valores, sentimientos, etc., de cada docente, que influyen en la práctica y en el vínculo con los estudiantes.

Se necesita un educador autoeducado, que pueda trabajar su propia mentalidad de crecimiento, saber que la base del aprendizaje exitoso ocurre a partir de la persistencia y tenacidad de cada persona. Como Gardner nos enseñó: la inteligencia es una capacidad que se desarrolla, cambiando la concepción de inamovilidad de la capacidad intelectual y mostrando que toda persona puede mejorar a partir de la perseverancia y constancia.

La educación integral es activa, interesante, permite que los estudiantes hagan, que se relacionen con el entorno, con el ambiente, entre ellos, que se equivoquen. Considera al error como parte del aprendizaje y de la vida, permite asumir las consecuencias de las propias decisiones . Muchas veces, se deberá tener una especie de desorden o bullicio que no implica falta de planificación o monitoreo, sino que los chicos están preparándose para la vida.

Profesora asociada e investigadora de la Escuela de Educación. Universidad Austral
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