Humo británico
Oscar Wilde se divertiría ante medidas absurdas de los prohibicionistas del tabaco
Oscar Wilde se divertiría ante medidas absurdas de los prohibicionistas del tabaco. Para Wilde, el cigarrillo era "el placer perfecto: es exquisito, y te deja insatisfecho". Sir Winston Churchill, el principal líder del siglo pasado, gozador a toda hora del tabaco y del alcohol, estaría avergonzado de la absurda prohibición, impulsada por quien ahora desempeña su cargo de Primer Ministro, Rishi Sunak. La Cámara de los Comunes aprobó, días atrás, la prohibición de vender tabaco en el Reino Unido a personas nacidas a partir de 2009.
Sunak, que intenta, desesperado, evitar su inminente derrota antes de fin de año, logró el apoyo en masa de los laboristas y de pocos conservadores. Otro cálculo populista de robar banderas al adversario a costa de las libertades. En pocos años se daría teóricamente la situación de que alguien de 24 años no podría -ni entonces ni por el resto de su vida- comprar cigarrillos o tabaco en Gran Bretaña, mientras los de 25 y más sí podrían hacerlo. Proliferarán la transgresión y el mercado negro. Sensatos los neozelandeses que rechazaron semejante propuesta.
¿Quién no sabe que el tabaco hace mal para su salud? La advertencia está en todas las cajetillas. Además, están los resguardos para no dañar ni molestar a los no fumadores con prohibiciones de fumar en lugares públicos.
Algunos legisladores y gobiernos incapaces de solucionar otras prioridades de salubridad ciudadanas, entre ellas, las interminables listas de espera en los hospitales, prefieren optar por el populismo y hacer sentir su poder sin respetar la libertad y privacidad de las personas.