Viernes, 03 de Mayo de 2024

Hacia una cultura de la legalidad en 2026

ColombiaEl Tiempo, Colombia 23 de abril de 2024


Víctor Muñoz
Durante años, la cultura del ‘todo vale’ ha permeado profunda y desafortunadamente nuestras estructuras sociales y políticas, fomentada por una narrativa popularizada por las narconovelas y una persistente retórica de victimización


Víctor Muñoz
Durante años, la cultura del ‘todo vale’ ha permeado profunda y desafortunadamente nuestras estructuras sociales y políticas, fomentada por una narrativa popularizada por las narconovelas y una persistente retórica de victimización. Esta situación nos exige, más que nunca, replantear y reconstruir la escala de valores que guían nuestro actuar colectivo y en especial a la clase política. El 2026 marca un punto de inflexión, un momento para que, con un nuevo liderazgo nacional, nos despojemos de las viejas ideologías y fomentemos una cultura de la legalidad y el trabajo honesto. La legalidad, entendida como el estricto cumplimiento de la ley, y como un compromiso con la justicia y la equidad que debe ser el cimiento de nuestro progreso social y económico. El presidente que suceda a Gustavo Petro, deberá priorizar el fortalecimiento de nuestras instituciones y el fomento de una ética de responsabilidad y colaboración. La cultura de la legalidad debe ir acompañada de un cambio en la narrativa nacional. Debe promover el valor del trabajo honesto y recompensar la innovación y la persistencia, en lugar de glorificar los atajos y las vías ilícitas hacia el éxito personal. Esta nueva narrativa debe destacar ejemplos de colombianos que, día a día, contribuyen al bienestar de la sociedad mediante su labor diligente y ética. Aunque el gobierno actual y en especial sus influenciadores de las redes sociales son grandes protagonistas y responsables de la narrativa del todo vale, esto no es algo que recaiga solo en el gobierno. Las empresas, los medios de comunicación, las instituciones educativas y cada ciudadano en general jugamos un rol fundamental. Es necesario recuperar desde la educación primaria la formación en ética cívica, preparando a las futuras generaciones para liderar con integridad el país. El sector empresarial por su parte es responsable de la implementación de prácticas transparentes y justas, estableciendo un estándar de conducta que rechace la corrupción en todas sus formas. Es indispensable que los medios de comunicación presenten las historias que reflejen los valores de trabajo duro y honestidad, en lugar de perpetuar estereotipos o exaltar figuras cuestionables. Las historias que elegimos contar en nuestros medios pueden servir para inspirar cambio o perpetuar el statu quo. Por ello, la elección debe ser consciente y orientada hacia la cultura que aspiramos a construir. La cultura de la legalidad es una construcción colectiva que requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad. La sociedad civil debe tener un rol activo en exigir cuentas y en la implementación de una vigilancia que asegure que las promesas de cambio se traduzcan en acciones concretas. La participación ciudadana en los procesos políticos y sociales debe ser fortalecida y vista como un deber fundamental, no solo como un derecho. El 2026 podría ser recordado como el año en que Colombia redefinió su identidad nacional y sentó las bases para una era de renovación y crecimiento sostenible.
Emprendedor, investigador, analista.
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