Visita no grata

Mañana llegará a nuestro país el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof para participar del lanzamiento de la fundación "El Puente" del Partido Socialista uruguayo. Esta presencia de un connotado político del kirchnerismo argentino, partícipe directo de los años más oscuros de la democracia argentina en tiempos de gobiernos signados por el populismo, la corrupción y la degradación política y económica de la Argentina, dice mucho sobre el rumbo que de un tiempo a esta parte ha tomado el partido de don Emilio Frugoni.



No es novedad para nadie que el Partido Socialista ha tenido un vuelco importante desde la asunción de la secretaría general del diputado Gonzalo Civila. Un vuelco en términos ideológicos, de posicionamiento político, de emigración de dirigentes y de disminución catastrófica en su caudal electoral.



En efecto, un partido que supo ser el más votado dentro del Frente Amplio, en donde convivían un sector más moderado y uno más radical pero con primacía de los primeros en sus momento de mayor votación, hoy ha quedado reducido a un sector en vías de extinción.



Por si faltara algo en el camino de degeneración del centenario partido uruguayo ahora invitan al Uruguay a un político que como ministro, gobernador y principal dirigente del kirchnerismo siempre afectó negativamente los intereses del Uruguay, con lo que amén de las diferencias insalvables en materia ideológica que existen con una agrupación para delinquir que hundió a la Argentina, también es absolutamente antiuruguayo propiciar la llegada de este personaje.



Kicillof es Cristina Kirchner, vale decir, lo peor de la política argentina desde Alfonsín en adelante, lo que es mucho decir. Como suele señalar el presidente Milei, Argentina supo ser un país próspero, de hecho, de los más ricos del mundo hasta la tercera década del siglo pasado.



Luego sufrió un shock político, que se terminaría transformando en cultural, llamado peronismo y comenzó una involución pocas veces vista en la historia universal; de un país rico a un país en que más de la mitad de la población vive en la pobreza.



Esto no fue magia, fue producto de una sucesión de políticas que combatieron el capital, cerraron la economía, pulverizaron las bases de la prosperidad y llevaron a la economía argentina a una sucesión de crisis unidas por períodos de escaso crecimiento.



El modelo kirchnerista que aplicó un proteccionismo trasnochado, amenazaba a punta de pistola (literalmente a través de su secretario de comercio), confiscó las exportaciones, desató la inflación y provocó desabastecimiento a través de los controles de precios y de las góndolas de los almacenes, persiguió a los opositores, controló políticamente a la justicia y se alineó con las dictaduras del continente, terminó convirtiéndose en la peor versión del peronismo. Esta corriente populista que tanto daño ha hecho a la Argentina la llevó casi hasta su liquidación con el gobierno que acaba de terminar encabezado solo formalmente por Alberto Fernández y liderado por Cristina Kirch-ner, Sergio Massa y Axel Kicillof.



Kicillof en particular es responsable de haberle hecho perder a Argentina más de 40.000 millones de dólares por su pésima negociación de la deuda pública, la desastrosa estatización de YPF y otras maniobras oscuras en las que perjudicó a su país de forma criminal. Si hay algún político en América Latina que es la representación viva de la mala administración y la dilapidación de fondos públicos es el amigo de Gonzalo Civila.



De allí que sea especialmente preocupante esta invitación del Partido Socialista que demuestra que su deriva populista no conoce límites. Amén de subirse al plebiscito del Pit-Cnt que pretende robarle los ahorros previsionales a más de un millón y medio de uruguayos provocando un agujero fiscal imposible de llenar, demuestran sin lugar a que queden dudas que son el kirchnerismo uruguayo, la peor combinación posible de los valores que nadie en su sano juicio quiere para su país.



Lo único positivo de esto es que se relevan tal cual son: populistas y contrarios al interés nacional, al ligarse a un enemigo declarado de los intereses del Uruguay. Como expresó Herrera hace más de medio siglo proféticamente: "Adviene otro tipo de lucha distinta a esta que venimos de resolver con éxito. No será más entre blancos y colorados, sino entre nacionales, quienes quieran y merezcan serlo, y los que no quieran, o porque no lo sienten, o porque no les conviene".