Retornan a Chile fósiles de plantas que están entre los más antiguos hallados en el país

No existía Chile, ni siquiera América, sino un supercontinente llamado Gondwana que reunía a la tierra que emergió en esta parte del sur. Era el período conocido como Devónico (en la Era Paleozoica), cuando las plantas dominaban la Tierra, aunque aún no existían las flores. En el mar, en tanto, abundaban los peces y los moluscos y recién aparecían los primeros anfibios y artrópodos.
En ese entonces crecieron unas plantas herbáceas, del grupo de las licofitas, que quedaron retratadas para la eternidad: la huella de sus hojas se marcó en el suelo en el que crecieron, y luego este se fosilizó. Su datación estaría entre los 380 millones a 340 millones de años atrás.
"Estas licofitas fósiles fueron recolectadas en la década de los setenta por paleobotánicos brasileños en una unidad geológica denominada Formación Arrayán, en la cercanía de Huentelauquén, Región de Coquimbo", dice el paleobotánico Philippe Moisan, académico de la U. de Atacama.
"Están entre los restos más primitivo de fósiles vegetales de Chile", dice Moisan. "La roca donde fue hallada es muy antigua; son de las rocas que contienen fósiles más antiguas de Chile. Mientras más retrocedes en el tiempo geológico, y más antigua es la roca, hay menos posibilidades de encontrar fósiles. Por eso la importancia de estas piezas, ya que permiten estudiar manifestaciones de vida muy antiguas".
Las plantas fósiles fueron llevadas a Brasil por los investigadores que las hallaron y depositadas en la Colección Paleontológica del Instituto de Geociencias de la U. de Sao Paulo.
Moisan se enteró de la existencia de esta colección en una charla en Argentina, donde tuvo la oportunidad de conversar con uno de los paleobotánicos que realizó el hallazgo.
"Hace un año que inicié los contactos con los colegas brasileños para traer la colección de vuelta a Chile", dice. Pieza clave fue su colega brasileña Juliana de Moraes Leme, encargada de las colecciones paleontológicas en la U. de Sao Paulo, que buscó y encontró la colección compuesta por 13 especímenes.
Tras ello empezó el segundo paso: comenzar los trámites de repatriación, y para ello Moisan se contactó con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), donde su área de Paleontología lo ayudó a planificar el retorno. "Desde la Secretaría Técnica del Consejo de Monumento Nacional estamos apoyando a los investigadores y a las instituciones en el proceso de traer de vuelta piezas paleontológicas, proceso que a veces es bastante desconocido", dice Alejandro Cornejo, Coordinador del área de Patrimonio Natural del CMN.
Cornejo cuenta que en el momento en que fueron hallados los fósiles no había una normativa tan clara. "Esto ha cambiado, sobre todo con la ratificación de la Convención Unesco contra el tráfico ilícito de bienes culturales". Chile la ratificó en 2014 y hoy 140 naciones adscriben a ella. "Hay una cooperación entre países no solo para repatriar bienes culturales, sino para impedir su tráfico".
Las 13 piezas fósiles llegaron a Chile el martes 16 de abril, a la U. de Atacama, donde Moisan y sus colegas las estudiarán para generar un paper científico. "Regresaremos al sitio del hallazgo para intentar encontrar más piezas e investigaremos los fósiles que volvieron para generar una investigación".
"Es importante tener de vuelta este material fósil porque se tratan de restos de plantas bastante primitivas que permitirán estudiar la evolución de ellas en la Tierra. Es una muy buena noticia para el país", dice el paleontólogo Marcelo Rivadeneira, investigador titular del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas y presidente de la Asociación Chilena de Paleontología.
Destino final
La U. de Atacama, dice Moisan, será su depósito provisorio mientras se realiza la investigación. Después de ello pasarían a formar parte de la colección de algún museo según designe el CMN.
"Podría ser el Museo Regional de Atacama, que tendrá una sala destinada a colecciones paleontológicas", dice Moisan.
Misma opinión tiene Rivadeneira, quien dice que la Región de Coquimbo, donde fueron hallados, carece de museos con colecciones paleontológicas y está "al debe" en ese aspecto. Mientras que Cornejo aclara que una de las directrices para determinar el lugar en que se conservan piezas patrimoniales es que estén lo más cerca de donde fueron halladas.
"El registro fósil es un puzzle que se arma día a día. Con el estudio de estas piezas por parte de investigadores chilenos podemos contribuir a reconstruir la historia natural de nuestro planeta", concluye Cornejo.