Cienfuegos: "No tengo temor de ser un alienado de las corrientes "

Antes de que arranque otra jornada de conversaciones al paso en la feria Pinta PArC de Lima, Gonzalo Cienfuegos (1949) se toma su tiempo para conversar con "El Mercurio", entre otras cosas, de la exposición que dejó montada en el Centro Cultural de Las Condes, y que él vuelve a recorrer algunos sábados para hablar con quienes la visitan. Ese encuentro le parece fundamental. "El arte mío es comunicación afectiva. Buscando que se cierre el mensaje, trato de establecer puentes con el espectador, para que este sea quien complete el relato, construya su interpretación. Sin el público, no funciona", dice desde el hotel. Luego va a atender el stand de la Factoría Santa Rosa, la galería con que viajó.
-¿Le acomoda la dinámica de las ferias?
"Siempre hay un poco de pánico, pero ya llevo tantos años en este cuento, que fluye más o menos. Dejo pasar el pánico y hago nomás el trabajo del short talk . Esos diálogos cortos: 'Hola, qué tal, otra vez por acá, sí, !estás igualito¡, tú también, !te felicito¡, qué gusto de verte, hasta luego'. Después llega la otra persona y aprietas el mismo botón. Las ferias son interesantes, entretenidas, debido a que hay mucho nervio. Es un golpe al ego también, porque la feria de vanidades se desarrolla con mucho éxito".
Al recorrer por primera vez su muestra "Inventario de taller", que estará montada hasta el 26 de mayo, algo de ese mismo nervio debe haber sentido Cienfuegos. El título conciso, quizás algo frío, no da luces de lo que la exhibición revela: la atmósfera más íntima, cálida e inspiradora de su casa-taller. En las salas se dispusieron diversas pinturas, dibujos y esculturas que el artista ha confeccionado a lo largo de toda su trayectoria -iniciada en 1964-, junto con materiales, atriles, piezas de cerámica, cuadernos pintados e incluso muebles. Aparecen sus clásicas citas a la historia del arte y a obras clave, sus personajes inventados e inquietantes y su humor siempre presente. El cotidiano del autor, además, se transmite incluso por la música que suena de fondo, un aria de la suite N°3 de Bach.
Cienfuegos no participó en la selección de todo lo que se presenta. "Como es algo tan autobiográfico, no tenía la suficiente distancia...", aclara. Así que la misión la asumió su amigo y artista Benjamín Lira, en compañía de Fernando Moya, productor del centro cultural. "Hurgueteaban y hurgueteaban en cajones y cosas de cierta intimidad, pero yo les decía: !Hagan lo que quieran¡ Quizás sabiendo que no harían ningún disparate", revela riendo.
-¿Qué siente al verse tan expuesto en esta muestra que escenifica su espacio íntimo?
"Me sentí respetado. Esa es una aspiración importante. Más que el éxito, lo que me parece valioso es el respeto. Sentir que a pesar de que pasa el tiempo, todavía tengo una respetabilidad. Mucha gente fue a la inauguración, quedó todo bien montado e hicieron un trabajo estupendo, bien teatral. Una dirección correcta".
Aunque todos los días el artista trabaja intensamente en su taller -que ocupa el centro de su casa-, por lo pronto, no prepara otras exposiciones en Chile para este año. Pero sí tiene un proyecto mayor: "En Madrid y con mi mujer (la artista Ximena Rojas). Vamos a explorar, ver si se puede vivir allí un poco, si se puede trabajar, si se abren nuevas rutas. Nada definitivo, porque estamos abiertos a lo que pueda salir. Es que son las últimas oportunidades para investigar cosas distintas... Los hijos ya están casados y con niños, entonces esto puede ser una opción. Nos vamos el segundo semestre y la fecha de retorno dependerá de las visas y permisos. A lo mejor en dos semanas estoy aquí, y me olvido. O los veranos allá son pésimos, y no me acostumbro... Esto será una investigación".
-Además de ese ánimo exploratorio, ¿qué motiva este viaje abierto?
"La situación cotidiana aquí está áspera, por usar un término. No me afecta directamente, pero sí me preocupa que el país se afirme y se superen todas las situaciones complicadas. Como artista independiente, no tengo compromisos sociales ni políticos. Mi trabajo se enfoca en construir una buena obra y llevarla a la comunidad por las vías del comercio y el márketing: galerías, ferias, publicaciones. Todo lo referido al arte entregado al comercio, no al proselitismo de una idea. No me puedo hacer cargo del calentamiento global ni de la crisis migratoria en mi obra, porque no tengo talento para hacerlo".
-Siempre ha sido fiel a la pintura figurativa.
"Con Nelly Richard en algún momento conversamos mucho sobre el arte conceptual. Yo le dije: 'Me encantaría hacerlo, pero no tengo el talento, yo llego hasta hacer esto (pintar). Me planteé ser consecuente y asumí mi rol y actitud respecto de la pintura, la pintura de caballete. Entonces, no tengo ningún temor de ser un alienado del mainstream , de las corrientes".