Martes, 14 de Mayo de 2024

Aranceles contra los pobres y la clase media

ColombiaEl Tiempo, Colombia 28 de abril de 2024

Una de las equivocaciones de Petro es considerar que las importaciones de comida o acero atentan contra la capacidad adquisitiva de la gente

Una de las equivocaciones de Petro es considerar que las importaciones de comida o acero atentan contra la capacidad adquisitiva de la gente. Es al contrario. Es cierto que el mundo discute erradamente si un comercio más o menos abierto daña la producción; si el empleo se destruye con las compras externas. Biden, en campaña electoral, ante los sindicatos del acero en Pensilvania llamó a triplicar los aranceles de los metales importados de China del 7 al 25 %, por ser "injustamente baratos": las acerías chinas "no tienen necesidad de producir utilidades" y al ser subsidiadas por Pekín, descargan con dumping sus productos en el mercado mundial. Pero, tristemente, Biden está compitiendo con Trump a ver quién hace las propuestas más populistas para que los trabajadores norteamericanos den su voto en bloque por uno de los dos. Al libre mercado lo interfieren las elecciones, la geopolítica o la necesidad de encontrar sólidas fuentes de financiación de las campañas. Al consumidor, ¡que se lo lleve Belcebú! El republicano amenazó y sigue amenazando a México y a las empresas chinas allí, con desmontarles el Nafta; pero al final tendrá que convencerse de que cerrar la frontera comercial abrirá más la de migración ilegal y presionará la temida inflación. Biden no ha llegado a tanto y las tasas de interés bajarán en EE. UU. justo antes de las elecciones, impulsando su candidatura. El aislacionismo comercial de EE. UU., destino de 27 de cada 100 dólares que exportamos, muestra nuestros riesgos en materia de intercambio e inversión. El chaleco blindado es el TLC. ¡No lo desbaraten! Colombia ha progresado, entre otras razones, porque al producir más divisas por petróleo y otros bienes y servicios, pudimos acceder a maíz, soya y trigo a precios competitivos. Los cereales y leguminosas son base de la producción de carnes, pescado, cerdo, pollo, huevos, lácteos y alimentos procesados de bebés, niños, adultos y mayores. Nos alimentamos mejor que hace 30 años, con mayor variedad y a menores precios relativos, consumiendo por persona más kilos de carne roja, cerdo, pollo, huevos y leche; produciendo localmente el doble de toneladas de maíz que en 2000, en más hectáreas cultivadas y con hatos y granjas algo más productivos, algunos un poco más grandes a pesar de las trabas legales. También hemos podido importar más maíz, soya y trigo, porque la gente come más y tiene más mascotas: en 25 años pasamos de un consumo total de 2 millones de toneladas de maíz al ¡a 8 millones! Encareciendo las importaciones, volveremos a Arango Villegas: cuando un pobre come pollo, uno de los dos está enfermo. Quienes carecen aún de una dieta diaria completa, deben ser el foco de la política pública; no los aranceles. Producir comida en vez de importarla es loable solo si no afecta los ingresos de la gente y no premia ineficiencias, falta de inversión y de tecnología. Hay que solucionar, como lo mandan los Acuerdos de Paz, la creciente violencia, falta de infraestructura y agua, envejecimiento, poca titulación, ausencia de crédito y desconexión con mercados y centros de investigación, por ejemplo de Brasil. En vez de rogarle a Lula que nos reciban en el embeleco de los Brics, debieron eliminarse las visas para técnicos agrícolas brasileños que hoy trabajan al escondido. Qué se puede esperar si, teniendo la tierra, el Gobierno no entrega ni la tercera parte de ella y tampoco la apera para que los pequeños campesinos sean productivos. A los grandes productores, los sataniza. Subir los aranceles de los alimentos no soluciona las carencias rurales y sí amenaza a los pobres y a la clase media, robándoles un ingreso que va a bolsillos menos apremiados. ¡Venga la defensa gremial de las importaciones competitivas de granos! Que sea coherente, eso sí, y se oponga también al encarecimiento tarifario del acero, las tuberías y demás insumos para la construcción. No volvamos al pasado asignando rentas a dedo.
No volver al pasado
Luis Carlos Villegas
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