Sábado, 18 de Mayo de 2024

Boric y la izquierda

ChileEl Mercurio, Chile 5 de mayo de 2024

Habrá que esperar todavía algún tiempo para saber si las recientes declaraciones tendrán o no efectos políticos significativos, y si se abre o no una grieta en parte de su electorado, que hasta ahora ha sido incondicional a su gestión.

Algunas autocríticas y declaraciones que reflejan cierta moderación emitidas en los últimos días por el Presidente de la República, Gabriel Boric, han generado públicas molestias en los sectores y figuras más radicales de su coalición. Con todo, habrá que esperar todavía algún tiempo para saber si ello tendrá o no efectos políticos significativos, y si se abre o no una grieta en parte de su electorado, que hasta ahora ha sido incondicional a su gestión, según revelan las distintas encuestas.
Respecto de los indultos por delitos durante el estallido, específicamente el caso del recientemente condenado Luis Castillo, el Presidente Boric finalmente reconoció que a todas luces es indeseable "que haya estado incluido dentro de los indultos, creo que fue un error". Tratándose de Cuba, por primera vez desde que asumió la Presidencia, además de reiterar "la necesidad de levantar el bloqueo", agregó que "se debe avanzar hacia la democratización dentro del mismo país". Aunque es una referencia todavía tibia -especialmente si se tienen en consideración las gravísimas violaciones a los derechos humanos y la falta de libertades básicas en la isla que han vuelto a ser denunciadas con fuerza en los meses recientes-, cabe valorarlas como un primer paso de rectificación de nuestra política internacional en un tema que, a pesar de la evidencia, parecía estar vedado por sus socios de Apruebo Dignidad.
Las reacciones de diputados comunistas defendiendo el régimen cubano -"cuando el Presidente habla de democratización no sé a qué se refiere" o "cada país tiene el sistema político que quiere y se autoimpone"- resultan no solo absurdas -cualquiera que se oponga a las directrices del partido único es perseguido-, sino que reflejan una debilidad de fondo de la coalición de gobierno. Y es que reacciones como esta de dirigentes comunistas, que dan cuenta de una profunda falta de convicción democrática, son una nueva muestra de los costos que para el Presidente Boric tiene la alianza con ese partido, que le impide dar señales creíbles de confianza y desplegar un proyecto más convocante.
Símbolo del octubrismoFueron, sin embargo, las palabras del Presidente sobre el perro denominado "negro matapacos" las que han generado mayor controversia en sus propios partidarios. Sostuvo que "jamás festiné ni me hizo ningún sentido esta imagen burda del 'perro matapacos', como le llamaban"; después agregó que "me parece que es ofensiva, me parece que es denigrante y no es la manera que yo entiendo como se tiene que hacer la política".
Más allá de que horas después la Presidencia debió salir a reconocer que el mandatario tenía en su computador personal, cuando era diputado, un adhesivo con la imagen de ese animal -una muestra de la improvisación e inexactitudes en que suele caer en sus declaraciones más grandilocuentes-, se trata de expresiones que tienen un enorme valor simbólico: no pueden sino considerarse como una crítica al centro del octubrismo y de ahí la molestia manifestada por muchos de los protagonistas del estallido. Y es que la imagen de ese perro no debe considerarse de forma aislada, desvinculada del comportamiento que se desplegaba en distintas áreas. Ella formaba parte de uno de los ejes de la revuelta: debilitar y desprestigiar la autoridad policial, para que mediante la presión social en las calles -incluyendo el empleo de la violencia y amenazas- se pudiera torcer el orden institucional e imponer por la "fuerza de los hechos" una determinada agenda.
La imagen simbólica de ese animal es coherente con canciones y bailes en contra de carabineros y carabineras que se popularizaron durante el estallido ("paco violador" o "puta, maraca, pero nunca paca"); con el acoso judicial y la campaña de desinformación contra funcionarios de esa institución, que excedieron con mucho los casos documentados de violaciones a los derechos humanos; con las reiteradas demandas a "refundar" Carabineros y el rechazo a cualquier proyecto que le entregara mayores herramientas o seguridades para el control del orden público; con el apoyo a la llamada primera línea, que tenía como tarea luchar contra las fuerzas policiales; con declaraciones que hablaban del "territorio liberado de Temucuicui", celebrando así que quedaran fuera del control del Estado y sus policías, entre muchos otros aspectos.
De más está decir que todos estos factores contribuyeron también a desestabilizar la acción del gobierno de Piñera y a fortalecer a la oposición. Como se ve, si el Presidente y el Gobierno son coherentes con el mensaje de rechazo a la utilización de la mencionada imagen, sus consecuencias serán enormes. Es una forma de hacer política, donde muchos consideraron que todo valía para acceder al poder, lo que quedaría atrás.
En octubre se cumplen cinco años desde el inicio del estallido y será una buena oportunidad para profundizar en sus causas y consecuencias, sobre el comportamiento que tuvieron unos y otros y, sobre todo, para sacar los aprendizajes para fortalecer nuestra convivencia democrática.
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