Sábado, 18 de Mayo de 2024

Paulina Mellado y el columpio de Fragonard

ChileEl Mercurio, Chile 5 de mayo de 2024

La Galería Gabriela Mistral (GGM), ubicada desde 1990 en la principal avenida de la capital, se caracteriza por tener un gran ventanal que da a la calle

La Galería Gabriela Mistral (GGM), ubicada desde 1990 en la principal avenida de la capital, se caracteriza por tener un gran ventanal que da a la calle. Una ventana o vitrina por donde los transeúntes miran de reojo o de frente el desarrollo del arte contemporáneo en Chile sin necesidad de entrar completamente en ese mundo. Una vitrina que la artista Paulina Mellado (Temuco, 1986) ha transformado temporalmente en un acuario: en una de esas cajas de vidrio en las que miramos, un poco hipnotizados, un paisaje de fantasía con las paredes forradas en plástico y pintadas de colores, luces de neón, formaciones rocosas falsas, pequeños castillos, plantas reales entremedio de helechos sintéticos y un columpio.
El efecto acuático o submarino es aumentado por la condensación de los vapores de agua que se pegan al vidrio y por la sensación de humedad que emerge del piso como de la tierra después de la lluvia. En su conjunto la exposición responde a una estética kitsch que, desde el siglo XIX, da cuenta de la nostalgia que sentimos ante la pérdida de lo natural. En su lugar llenamos el vacío con fantasías y artificios, con objetos que -siguiendo las ideas de la historiadora cultural Celeste Olalquiaga en "El reino artificial" (2007)- se vuelven joyerías vegetales y pequeños océanos de salón. Objetos que materialmente remiten a un estado líquido por medio de los juegos de agua, la resina de vidrio y los brillos de purpurina que han caracterizado el trabajo reciente de la artista.
Al entrar, el impacto inicial disminuye rápidamente y compruebo, un poco intoxicada por el aire, que en este hábitat nadie puede permanecer mucho tiempo. Sin embargo, no sé si esta sensación que inunda el espacio interior es parte de la intención de la artista o no. Una confusión en la dirección de la mirada que es aumentada por el video que se proyecta en el espacio contiguo y por la ausencia de un texto (escrito por la artista o por otro) que nos dé luces, porque algo falta. Algo que agudice la melancolía o la proclama por "la incertidumbre sobre el futuro y los estragos del cambio climático". Pero -salvo algunas excepciones- últimamente en la GGM no hay textos ni curadores. Así como tampoco hay resultados del concurso para la dirección de la galería.
Entre las ramas aparece un colega. Conversamos de la contingencia: de Valparaíso a Venecia. Y pienso que desde afuera se debe ver chistoso: dos críticos en una pecera. Pero no hay peces, anémonas ni sirenas. Solo un par de espectadores y un columpio que cuelga del techo. Permanezco unos minutos más en esta escenografía vacía. Mientras me balanceo, de un punto a otro, recuerdo el famoso cuadro de Jean-Honoré Fragonard y la fuerza del rococó como estilo superficial, ilógico, teatral y degenerado. "Los felices azares del columpio" (1767), de Fragonard, describe una escena donde el marido engañado le echa vuelo a su mujer -vestida de rosa satinado y volantes de encaje- arriba del columpio mientras el amante, recostado entre las flores, por un feliz azar logra ver por un instante lo que se esconde debajo de su vestido, entremedio de sus piernas. Esta pintura representa el mecanismo erótico del engaño y una teoría del artificio donde la liviandad del estilo y la levedad del columpio deben dejar ver algo que de otro modo permanecería oculto. Eso es quizá lo que faltó: echar a andar el columpio de Fragonard.
Cómo describir a alguien que no conoce la lluvia, la dicha de pisar el barro
Paulina Mellado
Lun. - Vie.: 10 a 18 h.
Galería Gabriela Mistral/ Alameda 1381, Santiago.
Hasta: 14 de junio de 2024
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