Sábado, 18 de Mayo de 2024

Un oportuno encuentro

ColombiaEl Tiempo, Colombia 5 de mayo de 2024

Jonathan Malagón González
Presidente de asobancaria
La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) se encuentra en un proceso de modernización que, en medio de los cambios tecnológicos y sociales que experimenta el país, se espera que beneficie no solo a la población, al impulsar el acceso al crédito, que hoy bordea el 36 %, sino también al sistema financiero, por medio de la disminución de la carga operativa que enfrenta

Jonathan Malagón González
Presidente de asobancaria
La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) se encuentra en un proceso de modernización que, en medio de los cambios tecnológicos y sociales que experimenta el país, se espera que beneficie no solo a la población, al impulsar el acceso al crédito, que hoy bordea el 36 %, sino también al sistema financiero, por medio de la disminución de la carga operativa que enfrenta. Por ello, es de destacar y acompañar el trabajo que está realizando, así como la abierta disposición al diálogo que, bajo la dirección del profesor Cesar Ferrari, siempre ha mostrado. El supervisor ha planteado la necesidad de avanzar en cinco proyectos estratégicos: i) finanzas abiertas; ii) supervisión digital; iii) optimización normativa; iv) gestión de nuevos riesgos; y v) la reestructuración del ente. Respecto a las finanzas abiertas, la banca tiene claridad sobre el potencial que tiene la implementación de este esquema para reducir las asimetrías de información, dinamizar la competencia e impulsar tanto la inclusión como la profundización financiera, especialmente en segmentos que, por su perfil de riesgo, han enfrentado dificultades para acceder al crédito. Con el fin de aprovechar dicho potencial, creemos que es fundamental avanzar también en la reglamentación del Plan de Desarrollo, en lo referente al ecosistema de datos abiertos que ya trabaja la Unidad de Regulación Financiera (URF), pues esto permitirá construir un registro centralizado de proveedores de datos, evitando así que los bancos deban supervisarlos indirectamente, lo que podría traer consigo riesgos reputacionales y legales. Además, será fundamental aprender lecciones de países como India y Brasil, donde la confianza y el empoderamiento de los titulares o dueños de la información han dado lugar a mejores resultados que la obligatoriedad de los originadores a participar en el esquema, pues es la autorización de los titulares la que permite que se comparta la información. Frente al proyecto de supervisión en línea, es sin duda un paso natural que debía darse, teniendo en cuenta los avances tecnológicos y el crecimiento de la banca digital. En este sentido, debe verse con buenos ojos que la reportería de datos se haga en línea, pues esto permitiría reducir las cargas operativas que genera el diligenciamiento por medios físicos. Así las cosas, las discusiones deberán plantearse respecto a los estándares de seguridad y las herramientas tecnológicas a implementar, con el fin de prevenir posibles ataques cibernéticos que puedan poner en riesgo los datos del sector. Sumado a lo anterior, resultan positivos los anuncios respecto a la simplificación normativa, ya que se espera que las revisiones a las circulares básicas jurídica, contable y financiera, puedan disminuir las cargas operativas del sistema. Dada la importancia de estos ajustes, la banca continuará participando activa y propositivamente en la depuración propuesta. En materia de gestión de nuevos riesgos, cabe anotar que, si bien el sistema financiero aún no cuenta con una normativa específica para la gestión de riesgos ambientales y sociales, la banca está comprometida con esta. Por ello, ha liderado y acompañado iniciativas, entre las que se destacan i) la creación del Protocolo Verde hace 12 años, orientado a implementar políticas hacia la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible; ii) la reciente construcción del protocolo social; y iii) la publicación de guías para la Administración de Riesgos Ambientales y Sociales (ARAS) que han venido siendo adoptadas por bancos, establecimientos de crédito y microfinancieras. Las apuestas de la SFC se encuentran bien encaminadas y la pondrán a la vanguardia en materia de una supervisión acorde con los nuevos tiempos. No es solo la hoja ruta en materia de modificación normativa y modernización del supervisor, es la hoja de ruta de modernización del país, por ello, la banca acompañará este proceso que, de forma asertiva, busca mejorar el bienestar de los colombianos.
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