Demanda por flexibilidad laboral

Hace algunos días se presentó un revelador estudio efectuado por Cadem y la Fundación ChileMujeres, el cual mide las percepciones sobre el mercado laboral femenino. Dentro de los hallazgos, se observa que un 78% de las mujeres encuestadas declara estar dispuesta a trabajar fuera del hogar, mientras que un 74% desearía un contrato formal con una empresa. La presidenta de la Fundación, Francisca Jünemann, reconoció estos resultados como sorpresivos, por cuanto se pensaba que un porcentaje más significativo privilegiaría laborar en forma independiente, por la libertad que ello ofrece para adaptar su actividad según sus necesidades. En cambio, el estudio da cuenta de un anhelo por trabajar formalmente y con un empleador, aspiración vinculada con el acceso a seguridad social y a mejores ingresos.
Lo anterior, sin embargo, no significa que no exista una demanda por mayor adaptabilidad laboral. Así, el mismo estudio muestra que un 81% de las mujeres encuestadas considera que se puede lograr mayor inclusión femenina en el mercado del trabajo por la vía de la flexibilidad horaria, al punto que estiman este factor como más relevante incluso que la igualdad salarial. Profundizando, y como podía esperarse, esta valoración de la flexibilidad (que se extiende también al teletrabajo y a la sala cuna universal) es particularmente alta en aquellas mujeres que deben asumir labores de cuidado en su núcleo familiar.
Estos resultados son de particular interés en el contexto del actual debate en torno a la implementación de la Ley de las 40 horas y la interpretación que de ella ha hecho la Dirección del Trabajo. Al respecto, ChileMujeres ha levantado una voz crítica, específicamente en relación con el dictamen de febrero pasado, que limitó solo a las cúpulas de las empresas la posibilidad de negociar quedar excluidos de la sujeción a jornada. Aunque aparentemente esta interpretación protegería a los trabajadores, en los hechos supone someter necesariamente a todos quienes no ocupen posiciones directivas a "marcar tarjeta", aun cuando esto constituya una dificultad y no un beneficio, con el consiguiente impacto para la formalización del vínculo laboral
Por cierto, la flexibilidad no solo es importante para las mujeres. Los cambios culturales que viven las sociedades modernas la hacen ser un elemento cada vez más central para los trabajadores en general. Particularmente en las nuevas generaciones, se valoran las oportunidades que la flexibilidad abre para desplegar proyectos de vida diversos. En este sentido, el hecho de que -según el mismo estudio- nueve de cada 10 profesionales jóvenes declaren sentir que sus carreras se verían afectadas por el nacimiento de un hijo es otra muestra de los efectos de un marco normativo que rigidiza las posibilidades de desarrollo laboral y personal.