"Si pensamos que es imposible, el partido está perdido"

"B uen debut, pibe", le dijo Julio César Falcioni al volante del semillero de Banfield el día de su estreno, que duró apenas 37 segundos, tiempo que demoró en salir expulsado. "Era un amistoso con Boca en Salta, no había VAR y como era chico me tocó ligar , yo lloraba, me quería morir, y Julio me trató de calmar. Al final, eso que fue bien feo hizo que se hable de mí y me tuvieran mucho en cuenta", dice Nicolás Linares (28 años), volante argentino que llegó este 2024 a Palestino para ocupar la plaza de Agustín Farías.
Embelesado por la impronta de Juan Román Riquelme, Linares se enroló desde los ocho años al "Taladro", club que tenía a cinco minutos de su hogar. Su carrera subía como la espuma, pero un 2019 infortunado por las lesiones frenó el despegue. "Estuve seis meses con el menisco roto sin darme cuenta. Al volver estaba muy ansioso, porque nunca me había lesionado, y tuve dos lesiones musculares porque estaba descompensado; luego, volviendo me fracturo el mediotarsiano, fue muy duro y tuve que aprender a estar fuera, a enfocarme, porque al principio todos preguntan por vos, que cuándo vuelves, pero pasan los meses y nadie se acuerda, yo era chico y eso se me hizo duro. Tuve que bajar un montón de cambios, aprender que lo que dicen las redes sociales, ni en las críticas ni en el elogio, no son la verdad. La gente ve 90 minutos de tu vida cada semana, pero no ve todo el resto que hay atrás", revela Linares.
"Vuelvo en 2020 y para sumar minutos bajé a jugar a la reserva y me corto los ligamentos cruzados, todo mal, me opero y a las dos semanas viene la pandemia, me recuperé solo en mi casa, sin kinesiólogos ni doctores, no se podía salir ni a la vereda. Perdí en total casi dos años y cedí terreno en el club, me costó volver, me apoyé en compañeros grandes, tomé coaching y empecé con la meditación para ocupar la cabeza y no caer en la negatividad. Al final pude volver a jugar y sentirme futbolista profesional. Todos esos momentos malos hoy me permiten estar equilibrado emocionalmente. Usé mucho la meditación como estilo de vida, ahora de vez en cuando, pero sigo con el coaching , es parte de la rutina, quizás el fútbol chileno es más tranquilo, pero en el fútbol argentino es tanto el estrés que se hace necesario, a mí me sirve para encontrar soluciones", completa el exvolante de Central Córdoba e Instituto.
Linares asegura que Palestino le ofreció un "combo" atractivo para venir. "Un equipo que juega Libertadores es tentador, fui papá hace 6 meses y quería algo más estable para mi familia, un país donde se vive mejor, porque el fútbol argentino es hermoso, pero es un estrés constante que no siempre llegas a disfrutar. Por suerte llegué a un equipo que venía con una base, que tiene una idea y sabe a lo que juega, así es fácil adaptarse. Aquí el fútbol es un poco menos dinámico, pero todos los equipos intentan jugar más", observa.
-A Flamengo, en un día normal, es difícil ganarle por la jerarquía...
"Sí, obvio, el nivel de jerarquía no se duda, tiene 24 jugadores de nivel de selección, la realidad es que hay que jugarlo con responsabilidad, son partidos de muchos detalles, no puedes entrar dormido, hay que jugar un partido casi perfecto, pero somos 11 contra 11 y tenemos calidad también, debemos confiar en lo que somos capaces. Si pensamos que es imposible, el partido está perdido, allá en Río tuvimos hasta cinco ocasiones para empatar. Hay que jugarlo con seriedad; ojalá que tengamos el mejor día".
-¿La campaña de Bolívar (9 puntos) cambió los cálculos del grupo?
"Bolívar viene compitiendo bien hace años, no es casualidad, tiene una identidad y de local hace una diferencia por la altura, no nos sorprendió. No hay grupo fácil en la Libertadores. Todavía tenemos chances matemáticas, eso nos mantiene a raya y debemos estar preparados".