Federico Assler: "Voy a trabajar hasta que me vaya"

Lo ilusiona la posibilidad de instalar una escultura suya en la Universidad Católica de Temuco, que en marzo visitó para dar una charla. Con D21 Proyectos de Arte trabaja en un libro que reunirá algunos de los miles de dibujos que ha hecho en cientos de croqueras. Y pronto inaugurará dos esculturas en el Campus San Joaquín de la UC. Pero en estos días, además, expone en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), del Parque Forestal: "Impulso vital" se titula la muestra.
Federico Assler acaba de cumplir 95 años. Los celebró con los amigos en su Taller Roca Negra, situado en San José de Maipo. En la ocasión, el escultor y Premio Nacional de Arte 2009 presentó un par de nuevas obras. "¿Mi cumpleaños? Lo pasé bastante nervioso, la verdad", confiesa mientras camina alrededor de las formas que ha plasmado durante casi siete décadas de trayectoria, en dibujos, esculturas y pinturas. Assler quizás no es de los más sociables -eso podría explicar sus nervios frente a la celebración- y le acomoda más que su obra sea la que hable por él. También prefiere permanecer de pie que sentado. Lo natural en él es estar continuamente moviéndose -busca ese impulso vital que nutre su obra- y, sobre todo, craneando soluciones. "El ser humano tiene que pensar. Si no hay educación que haga pensar a los jóvenes, el país se va para abajo", sostiene.
Él siempre se las ha ingeniado. Aunque pasó por Arquitectura de la UCV y luego por algunos talleres de arte, terminó viajando con los ojos bien abiertos. Se formó solo. En especial, frente a la escultura. Después de trabajar con madera -y abandonarla porque esas piezas no podían estar en la calle-, llegó a fines de los años 60 al poliestireno.A hacer moldes con este y a llenarlos con hormigón. Inventó su técnica. Lo mismo ha hecho frente a las herramientas que utiliza -"Yo las hago", cuenta orgulloso- y a otra serie de posibilidades. Sus moldes son también obras de arte y de exhibición, como se ve en el MAC.
La selección de obras instala en el museo destellos del proceso creativo del autor: se presentan obras terminadas junto a otras en proceso. Matrices y piezas de hormigón; dibujos y pinturas. Al artista le interesa que los públicos comprendan cómo él hace las cosas. "Esta muestra trata de formas orgánicas en perpetuo movimiento, que comenzaron en el gesto corporal, desafiando la gravedad, emergiendo, deambulando o elevándose sobre el suelo. La dualidad existencial es otra constante: lo vacío y lo lleno, pesado y leve, geométrico y ondulado, tenso y fluido, terrestre y aéreo; como si se tratara de ritmos o pulsos que (él) reconoce tanto en la naturaleza, como en su propia energía creativa", apunta el curador de la muestra, Ramón Castillo.
-¿Alguna vez sospechó que podría tener tanta actividad a los 95 años?
"Creo que si no pudiera seguir trabajando, tendría que ponerme al frente del televisor a tomarme un trago y a disfrutar de eso, pero no, imposible. Entonces, sigo. En el cumpleaños me preguntaron y yo respondí: '!Voy a trabajar hasta que me vaya¡'. Tengo proyectos, pero a veces no consigo ayuda, y hay que pagar todo. Cemento, fierro, la grúa, el camión del traslado... Hay cosas que uno a veces no puede hacer".
-¿Siente que aún falta valoración hacia el arte, así como mayores aportes económicos?
"Sí, falta más interés por el arte. Pero Chile es un país nuevo. Mucha gente no entiende mi obra cuando yo la muestro. Eso es porque no existe capacidad. !Para entender el arte hay que estudiarlo¡ Y yo veo poca preocupación por eso en los colegios y en la educación en general".
A Assler siempre le apasionó el arte. Desde niño, su fascinación era el dibujo, pero jamás siguiendo instrucciones. Recuerda una anécdota que termina retratándolo con precisión: "En el Instituto Nacional una vez me pusieron un 1 por un dibujo. El profesor quería que le hiciera un margen y yo le dije que no, que había que dejarlo libre, salirse de los márgenes. Uno quiere hacer las cosas a la manera de uno, ¿no?".
-¿Sigue traspasando límites al experimentar con materiales, o cuando instala, sin previo aviso, alguna obra suya en el espacio público?
"Me gusta eso de romper... Que un señor vaya caminando y se encuentre con una escultura y diga: ufff, ohhh... Una vez puse una en la Alameda, frente a La Moneda. Cuando me dieron el Premio Nacional, le dije a la presidenta Bachelet que quería poner una escultura ahí. Me preguntó por qué y le expliqué que yo sentía que el arte tenía que ir a la calle, acercarse a la gente, !aparecer¡ Eso invita a pensar".