Milagro panameño en entredicho

Álvaro Moreno
En lo corrido de este siglo, Panamá se ha diferenciado del resto de países de América Latina por su capacidad de generación de ingresos para su población. El rápido crecimiento económico fue impulsado, desde la demanda, por un auge sin precedentes en la construcción y la inversión, con importantes proyectos como la ampliación del Canal de Panamá, y las inversiones en sectores conexos como servicios y logística que ello originó. Por el lado de la oferta, el incremento en el ingreso se dio gracias a la disminución en la tasa de desempleo, de la mano de una mayor participación de la mujer en la fuerza laboral. El año pasado, mientras los países de latinoamericanos crecieron en promedio un poco más del 2%, Panamá vio su PIB incrementar en 7,5%, superando las expectativas por tercer año consecutivo. Esto, a pesar de las dificultades de una sequía que redujo el número de buques que transita a diario por el Canal. Entretanto, el país vecino ha sido uno de los menos golpeados por la inflación en la región, cerrando el 2023 con una inflación promedio de 1,5%, tras un moderado 2,9% en 2022. No obstante, es probable que el país centroamericano pierda el grado de inversión como consecuencia de una situación fiscal que no logra la sostenibilidad de sus finanzas públicas, elevando los costos de endeudamiento externo de Panamá y aumentando los riesgos de refinanciamiento. La sequía podría reducir aún más los ingresos Autoridad del Canal de Panamá y sus contribuciones al gobierno. Pero el riesgo más grande viene de un dolor autoinfligido por las autoridades panameñas. La Corte Suprema de Panamá resolvió que el nuevo contrato con Minera, la operadora de la mina de cobre más grande del país, era inconstitucional y el gobierno anunció su intención de cerrar la mina. El fallo se produjo tras meses de protestas sociales generalizadas. Como resultado del cierre de la mina, se proyecta que el crecimiento del PIB disminuya a 2,5% en 2024 en la medida en que Minera contribuye con alrededor del 5% del PIB de Panamá. El cierre de la mina también implica la pérdida permanente de alrededor del 0,6% del PIB en ingresos fiscales y el 7,5% de las exportaciones de bienes y servicios. Los impactos en crecimiento económico e ingresos fiscales de la menor actividad minera de un país como Panamá no son para nada despreciables. Este tipo de decisiones en un país con una mayor dependencia minera y petrolera, como es el caso de Colombia, podrían tener consecuencias nefastas. Es crucial contemplar los costos económicos de este tipo de acciones que pueden afectar la sostenibilidad financiera de las frágiles economías emergentes de la región.
Profesor Inalde Business School.