El gran clásico de Europa detiene al mundo del fútbol

Resumen de agencias @ELTIEMPO
Hoy como ayer y, quizás, como siempre. Real Madrid y Bayern Munich se enfrentán esta tarde en un episodio más de esta rivalidad eterna, en el superclásico europeo que recupera su grandeza. Es el pulso máximo por clasificar la final de la Liga de Campeones, al que llegan con máxima igualdad tras el empate 2-2 del juego de ida en Alemania. El Real Madrid, dirigido por Carlo Ancelotti, está obligado a mejorar la imagen dejada en Múnich, es pecialmente por su debilidad defensiva, y tras el festejo anticipado de coronarse campeón de España a falta de cuatro jornadas. La fuerza de Rüdiger, el liderazgo de Kroos, la calidad de Vinícius, el reto de Bellingham. Ese es el meridiano en la cancha del Madrid. En cambio, Bayern Munich, dirigido por Thomas Tuchel, perdió un reinado que parecía eterno en la Bundesliga, arrebatado por el poderío del Bayer Leverkusen, se juega toda su temporada a una carta en el Bernabéu. Y llega al partido con muchos jugadores atravesando problemas físicos que hacen que haya cierto margen de duda para sus posibilidades de jugar 120 minutos en caso de un alargue. Hay una serie de jugadores que pueden resolver el destino a su favor: Neuer, Kimmich, Mazraoui, Goretzka, Sané, Kane bien pueden ser el ‘ábrete, sésamo’ de la puerta de la final. "Somos conscientes de las dificultades del partido. Todos los jugadores van a intentar sacar lo mejor. Como clubes somos parecidos: los dos tenemos una gran tradición, una gran historia, mucho éxito en la Champions League. Creo que nos respetamos como es justo que sea. En una semifinal hay que respetar al rival, también porque el Bayern lo hizo muy bien. Fue mejor que nosotros en el partido de ida", dijo Ancelotti. Por su parte, Tuchel opinó: "Será un partido muy complejo y tendrá diferentes fases. Ambos equipos tendrán que defender, aguantar, sufrir y mostrar fortaleza cuando el rival tenga el balón".