La Roja necesita puntuar ante un Messi que quiere revancha

M añana se cumplen ocho años de la final que Chile le ganó en penales a Argentina en la cancha del MetLife en la Copa América Centenario, la segunda consecutiva tras la de 2015 en el Estadio Nacional. El simbolismo del nuevo cara a cara tiene varias ópticas. "El fútbol sigue, la pelota no para. El estadio es el mismo, todo lo otro ya es historia, no tiene mucho sentido volver atrás", zanjó el técnico Lionel Scaloni, sabiendo que la rivalidad está ahí, agazapada. "Jugaremos como tenemos que jugar. Los futbolistas saben que ciertos límites no se pueden pasar, no podemos no afrontar el partido con diez", agregó el santafesino.
"Las dos finales (2015 y 2016) con Chile están en la memoria y eso hace que Argentina esté siempre con la guardia alta cuando juega con Chile, sabe que el riesgo está. Da tranquilidad sí el manejo de Scaloni, que mantiene la competencia interna; nadie en el equipo, salvo tres o cuatro, tiene el puesto seguro, él elige a los mejores cada partido. Lo que sí creo es que el partido es más decisivo para Chile, porque tiene menos margen, no le ganó a Perú y necesita puntos, de lo contrario se le aleja la clasificación", entiende Roberto Sensini, mundialista argentino que dirigió a Everton en Chile.
Para la Roja se trata del rival más duro de su bitácora. "Y si años atrás se jugaba contra un cúmulo de individualidades, encabezadas por Messi, Di María y algún otro, ahora al frente hay un equipo completo con todas las letras, que tiene funcionamiento, organización, recursos, y que además cuenta con Messi, al que supo rodear. Eso es un mérito gigante de Scaloni", enseña Cristian Leiva, que formó parte de los grupos de trabajo de Jorge Sampaoli y Juan Antonio Pizzi en la selección.
"El manual dice que para competir con Argentina hay que tratar de quitarle la pelota, es imposible lograrlo todo el partido, pero Chile necesita por momentos sostener la pelota, de lo contrario terminará hundido en su área, y tiene jugadores para ello. Y lo otro prioritario es ser certero cuando llegues arriba. Si Alexis (Sánchez) convertía esa primera llegada ante Perú, el partido era otro... Canadá también le llegó a Argentina, pero 'Dibu' Martínez suele ser decisivo. Si no aprovechas la o el par de ocasiones que te concede, Argentina te termina ganando", dice Leiva.
¿Cómo marcar a Messi? Si en la época de Marcelo Bielsa hubo referencias más individuales (Marco Estrada lo maniató en el 1-0 de Ñuñoa en 2008), en los ciclos siguientes las custodias fueron una obra colectiva. "Hay que tomar los resguardos necesarios, no somos de hacer marcaciones personales, pero hay que tomarlo", avisó Ricardo Gareca, que descartó de la primera fase al desgarrado Diego Valdés.
"Todos más o menos saben lo que hace Messi, pero nadie sabe cuándo. Es el mejor de la historia. Es capaz de ver los espacios libres, porque todos planifican una estrategia para marcarlo, pero igual recibe libre. Hay que tener ojo con tanta información que se pasa al futbolista, porque mucho análisis genera parálisis. Chile cuando mejor lo marcó fue escalonado, le caían según la zona Gary (Medel), (Gonzalo) Jara, los volantes, pero siempre con ayudas, de lo contrario es imposible presionarlo", dice Leiva.
Sensini acota: "Ahora Messi reserva más sus intervenciones, ya no es el protagonista del minuto 0 al 90, mide más sus esfuerzos, pero igual siempre está en los goles o en las asistencias. Argentina tiene otros jugadores decisivos: el 'Dibu', el 'Cuti' Romero creció mucho y está a nivel mundial, (Alexis) Mac Allister le da otro tono al equipo, más juego y su presencia le favorece mucho a 'Leo'. Y si arranca (Giovani) Lo Celso, también maneja los tiempos".
"Conociendo al 'Flaco' (Gareca), Chile no va a cambiar y va a tratar de disputarle la mitad del campo a Argentina, que ante Canadá generó muchas ocasiones, pero no así tanto juego. Este Chile, a diferencia de la etapa de (Eduardo) Berizzo, da la impresión de que intenta proponer más. ¿Arturo Vidal? Sorprende que no esté, porque está jugando la Libertadores y estando bien marca un liderazgo que no se discute", remata "Boquita".