Jueves, 04 de Julio de 2024

UE: la exclusión de Meloni

ChileEl Mercurio, Chile 1 de julio de 2024

La mayoría de los jefes de gobierno de los 27 estados que integran la UE eligieron como presidente del Consejo Europeo a Antonio Costa, socialdemócrata, ex primer ministro de Portugal, y como alto representante para los Asuntos Exteriores y de Seguridad, a la miembro de la Coalición Liberal, ex primera ministra de Estonia Kaja Kallas. Para el cargo más importante, la presidencia de la Comisión Europea, propusieron al Parlamento reelegir por otros cinco años a la democratacristiana alemana, del Grupo Popular, Ursula von der Leyen.

Los designados representan a las tres grandes coaliciones que han controlado la Unión por décadas. Socialdemócratas, liberales y el Partido Popular Europeo reúnen 460 de los 720 integrantes del Parlamento.
La alianza controladora eludió las repercusiones del giro a la derecha que marcó, en junio, la elección del Parlamento Europeo, con la caída de los liberales, partidarios de Emmanuel Macron. Se menospreció el fortalecimiento del grupo euroescéptico, denominado Conservador Reformista Europeo, que integra la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y se rechazó cualquier negociación con Identidad y Democracia, que lidera Marine Le Pen y que incluye a Alternativa para Alemania.
Meloni se manifestó humillada al notificarse de acuerdos "a puertas cerradas entre seis hombres" que obviaron la representatividad de su grupo. Seguidamente, se abstuvo frente a la nominación de Von der Leyen. La líder italiana afirma que se ha ignorado a la tercera economía de la UE y los propios resultados de las elecciones de junio. También hizo notar que, junto a otros parlamentarios que quedaron fuera del oficialismo europeo, reúne a un colectivo más numeroso y representativo que los declinantes liberales, que impusieron su marginación.
Hasta hace poco Meloni se había considerado cercana a Von der Leyen, incluso coincidentes en temas sensibles como los migratorios.
El desencuentro podría agravarse por disputas en cargos de segundo nivel. Es sabido que Macron rechaza la petición de Meloni y de los Conservadores Reformistas Europeos, que aspiran a que uno de sus partidarios asuma la Comisión para el Comercio, la Competencia y la Política Industrial. A la vez, varios integrantes del Partido Popular Europeo y de otros sectores oficialistas se han manifestado en contra de la reelección de Von der Leyen y se anticipan dificultades para la aprobación del plan estratégico para los próximos cinco años y otras importantes decisiones del Parlamento, que podrían ser saboteadas por el acercamiento entre las coaliciones en que participan Le Pen y Meloni.
Presiones para reemplazar a BidenLa confusión entre dirigentes demócratas demuestra que no estaban preparados para enfrentar lo que fue una catastrófica participación del Presidente Biden en el debate con Donald Trump, el jueves pasado.
Desde hace meses habían surgido dudas sobre la capacidad del Presidente para gobernar por otros cuatro años. Sus repetidas confusiones y muestras de acelerado debilitamiento eran consideradas hechos aislados, exagerados por los republicanos.
Pero su visibilidad fue aumentando por el cercano escrutinio de los medios de comunicación a las participaciones del Presidente en la campaña. Se agregaron las repercusiones del informe forense sobre la salud del mandatario, que detectó "pobre memoria y confusiones de tiempo, personas y lugares". Y la controversia fue en aumento. Repetidamente se mencionaba que Biden, con 81 años -85 al término de un eventual nuevo mandato-, es el presidente más anciano en la historia de Estados Unidos. Se sabía que el problema etario y su salud mental y física serían materia obligada en el debate. Y no era primera vez que ocurría. En su tiempo, el Presidente Reagan enfrentó exitosamente, con ironía, a su competidor, Walter Mondale, cuando este le enrostró limitaciones por sus 74 años de edad.
Por el contrario, Biden, desde el inicio del debate del jueves, exhibió confusiones y algunas faltas de lucidez que le impedían defender y promover indiscutibles logros económicos, sociales e internacionales de su gestión, comparativamente superiores a los de Donald Trump. Más importante, no logró defenderse ni atacar con energía y claridad las evidentes falsedades argumentadas por su oponente.
El pobre desempeño del mandatario ha sido calificado como en extremo negativo, incluso por partidarios y dirigentes de su campaña, reconocidos expertos, analistas, columnistas y los principales medios nacionales y del extranjero, los que han planteado la renuncia de Biden y la nominación de un nuevo candidato como única opción para derrotar a Trump.
El reemplazo es complejo. El Presidente ha descartado renunciar a su postulación, decisión extrema que solo de él depende. La vicepresidenta, Kamala Harris; el gobernador de California, Gavin Newsom; donantes y otros líderes demócratas se han pronunciado en contra del cambio. Argumentan la complejidad del proceso y las divisiones que provocaría.
Pero, a menos de 130 días de la elección y a algo más de un mes de la convención demócrata, la presión va en aumento. Algunos de los principales donantes, parlamentarios y gobernadores del partido, convencidos de que Joe Biden sería incapaz de atraer votos para vencer a Trump y completar su nuevo período, proponen recurrir a su esposa, Jill Biden, y a su familia, para que el Presidente se retire de la carrera. Se apela a la decencia y patriotismo de Biden ante las graves consecuencias que causaría la elección de Trump para Estados Unidos, la democracia, la economía y la seguridad de Norteamérica y del mundo. El éxito de la compleja maniobra, hoy trabada, dependerá de lo que suceda con la opinión pública durante las próximas semanas.
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