Santiago Silva: los consejos que le dio Diego Alonso, la amistad con el Cepillo González y la adaptación a Chile

En su cuarto había una cama de una plaza, un estante para guardar la ropa y con suerte una pelota. El piso estaba sin revocar y una cortina hacía de puerta. Para ver la televisión, sí o sí se tenía que mover hasta el living. Con lo justo, pero siempre refugiado en el fútbol, Santiago Silva era feliz. Era un niño completamente lleno de felicidad.

Hoy tiene 19 años y su presente lo obliga a mirar con otro enfoque. El éxito deportivo de su corta -pero ascendente- carrera profesional le permite gozar de un buen pasar futbolístico en Huachipato de Chile sin empañar los cimientos que tuvo aquella otra realidad. La de los picados en Nuevo París (con moña y todo) a la salida de la escuela, las andanzas con el Cepillo González o los abrazos profundos de sus padres, a los que recuerda siempre con mucho cariño.

Sus preocupaciones, ahora, tal vez son más remotas. A veces pasan por entregar mal una pelota en la cancha, tener algún desperfecto técnico o, a lo sumo, la falta de un ingrediente puntual en la cocina. Es un diferencial que tiene con cientos de chicos de su misma generación, que a lo mejor siguen en busca de una mejor vida dentro del barrio.

De ejemplo vale la situación de muchos de sus amigos, que en algunos casos todavía la siguen remando para terminar el liceo, en otros trabajan, o están en busca de un empleo estable porque la casa se los pide, cuenta: "Yo soy de 19 de Abril, ahí en Nuevo París. Tengo varios conocidos que no terminan bien o escogen otro camino, pero son cosas que uno no las puede evitar. También amigos que hacen trabajos por fuera como para recibir algún ahorro más, otros que estudian, trabajan o aún están esperando su oportunidad en Primera. Yo voy a un psicólogo que me hace saber todo el tiempo que sí tuve esa oportunidad. Capaz que me pongo de mal humor si en algún partido no entro, pero la realidad es que sigo siendo un chico al que le queda mucho por recorrer y a veces se me olvida. Todavía me queda un montón por aprender".

Nada de eso quita que este futbolista, que hoy es titular y aparece como la nueva sensación del Huachipato, haya tenido que asumir una madurez repentina. "Impropia" para su edad, dicen algunos, como el psicólogo deportivo Damián Benchoam, que habló en Canal 5: "Para ellos el fútbol es su trabajo y es parte de su identidad (...) Dejan de lado muchas cosas y empiezan a madurar antes porque tienen que empezar a elegir y a descartar entre lo necesario e innecesario para su etapa de la vida".

Entonces, ¿cómo fue que se adaptó Santiago Silva a vivir solo en una ciudad desconocida (Talcahuano)? ¿Cuál fue la clave para que un joven de 19 años apostara por una vida profesional y dejara de lado otras tentaciones? Gonzalo Montes, como vecino y compañero ha jugado un "papel fundamental" desde su desembarco de Danubio a Chile en enero, pero también quedaron guardados en el placard los consejos que le dio Diego Alonso cuando entrenó a la selección Sub 20: "Me dijo que esta edad era una edad para olvidarse de la noche, la joda. Que había que enfocarse 100% en el fútbol, la preparación, porque eran los años como para sacar ventajas. Que después cuando tuviera su edad ya iba a tener tiempo de disfrutar y de poder hacer todo lo que quisiera, pero que a esta edad era lindo prepararse y no regalar nada".

Esa charla la tuvo junto al Cepillo González, quien tiene encaminada su salida de Peñarol a Suiza. Para Silva, es un "hermano" de la vida: "Quedó una linda amistad y tenemos familia de por medio. Su hermano, Brian, tuvo familia con mi tía. Tenemos una bebé que, además de ser mi prima, es su sobrina. Con el Cepillo, hicimos todo juveniles, subimos a Primera División más o menos con la misma edad y el año pasado él se fue para Peñarol. A mí después me tocó irme para Chile y nos separamos un poco, pero fue una de las personas con las que me quedó una relación muy firme desde que empecé en Danubio".

Desde su apartamento en Talcahuano, el uruguayo repasa los más de 80 partidos que lleva en su carrera y ya dice tener un anecdotario tan variado que en el apuro se queda en blanco. Lo reconoce y, poco después, sonríe cuando revive la noche del martes pasado ante Racing, en el Centenario, donde vio a su familia y se volvió a Chile con la clasificación a octavos de Copa Sudamericana.