Viernes, 02 de Mayo de 2025

Patricio Cornejo: "Es el tenis lo que me tiene en pie. Soy como ese pájaro que canta hasta morir"

ChileEl Mercurio, Chile 29 de julio de 2024

A sus 80 años, el "corazón de chileno" sigue levantándose a las seis de la mañana para ir a entrenar al club bautizado con su nombre. "Estamos de vuelta y hay que seguir luchando para salir adelante", dice aliviado, tras una larga disputa que tuvo en vilo la continuidad del proyecto.

"A mí me gustan las entrevistas así, cambiándome de zapatillas, como calentando motores". Patricio "Pato" Cornejo Seckel, 80 años, alto, cejas tupidas, no es un hombre de risa fácil. Pero si hay una forma de hacerlo sonreír y lograr que sus ojos se enciendan, como el sol que entibia esta fría mañana de julio, es hablar de tenis.
Su carácter es propio de quien se forjó un destino -que lo llevó a tocar la cumbre- a base de esfuerzo, disciplina y, por qué no, adicción al tenis. Para él, una de las figuras históricas más reconocidas del deporte blanco, apodado "corazón de chileno" por su amor a la bandera tricolor, no había otro camino posible. "A veces digo que me gustaría hacer otra cosa. Pero es que no sé hacer otra cosa. Puedo hablar una semana entera de tenis, como puedo estar cuatro o cinco horas en la cancha", dice el head coach del tenis chileno desde 2019 y excapitán de la Copa Davis.
Bajo la piel
Como todos los días, de lunes a domingo, salvo que llueva, hoy se levantó al alba y lo primero que hizo fue alistarse para ir a meter sus pies a la arcilla y empuñar su raqueta. Es algo que, en 70 años, nunca ha dejado de hacer. A estas alturas, podría decirse que es su ritual, pero no. Jugar tenis es algo que -enfatiza- lleva "debajo de la piel. Soy como ese pájaro que canta hasta morir. ¿Qué otra cosa voy a hacer? Este es mi fuerte. Hablar mucho de tenis, dar clases. Es el tenis lo que me mantiene en pie".
El sol, que acercándose al mediodía golpea más fuerte, deshumedece las canchas de arcilla naranja del club deportivo que hace 30 años lleva su nombre en Lo Barnechea. "Cortaste la muñeca. Firme el brazo", se escucha en la cancha del costado.
El club, después de quebrar en pandemia y una disputa con el Ministerio del Medio Ambiente que tuvo en vilo su continuidad, el 28 de mayo volvió a la vida. Y él también. El "partido más difícil", según relata, que incluyó un llamado de auxilio al Presidente Boric por redes sociales, finalmente concluyó con un match point del tenista y entrenador. De a poco, y con él embarcado, el proyecto en el que invirtió su patrimonio y energía de las últimas décadas se pone en marcha otra vez.
-Desde que se inauguró en 1994, el club le ha dado momentos dulces, pero también muy amargos. ¿Hay algo que lo aferra?
"Totalmente. El club lleva mi nombre. Todo lo que logré producir está aquí. Cada metro cuadrado que ves aquí es porque me gusta tanto el tenis que quise seguir haciendo lo que aprendí a hacer. Estamos de vuelta acá y eso es una responsabilidad grande. Hay que seguir luchando para seguir adelante".
"Mi juguete era el tenis"
No es posible comprender el presente de Patricio Cornejo sin remontarse a su pasado. Nació el martes 6 de junio de 1944 -el Día D de la Segunda Guerra Mundial- al interior de un club de tenis en Llolleo. Parece broma, pero no lo es. Su padre, Manuel Cornejo, era administrador y profesor del complejo deportivo, que tenía una casa para los encargados. Después la familia se mudó a Santiago, donde el papá se hizo cargo del club Quinta Normal. En ese lugar, un 25 de marzo hace 70 años, empezó una vida tenística que lo llevó a ganar ocho títulos en dobles en la era profesional (hizo dupla con el otrora icónico tenista Jaime Fillol), y siete individualmente.
Es el sexto de siete hermanos. Todos buenos para el tenis, pero había un detalle: "Fuera de ir a un colegio normal, con número, el tiempo lo pasaba en la cancha, ayudándole al papá. Mis hermanos iban a las matinés famosas y yo me quedaba en el club. Me adueñaba del frontón. El 'señor Paredes' o 'Frontini', que estaba lleno de hoyos, era para mí solo. Mi juguete era el tenis. Me absorbía completamente", recuerda el extenista con más ediciones, series y partidos disputados en la historia del equipo chileno de Copa Davis.
No se tomaba vacaciones, porque prefería jugar. En poco tiempo llegó a ser el mejor jugador junior por tres años, logro que lo llevó a Paraguay y luego a Estados Unidos. "Después, ya estaba jugando con los mejores de Chile y me llaman para la Copa Davis. El que lo hizo fue Patricio Rodríguez, un tipo extraordinario. Él le aconsejó al presidente de la Federación de Tenis que yo debía estar. Eso me permitió ir a Europa". Tenía 19 años.
"El primer viaje que hice a Europa fue muy duro. No tenía los medios para quedarme en buenos hoteles o comer bien. Lo que más cuidaba eran mis raquetas, que dormían conmigo adentro de la cama. Uno se iba por meses, porque no podías darte el lujo de volver a Chile, eran muy caros los pasajes. Era una resiliencia total. De ahí sale una de mis palabras favoritas, la 'perseverancia', que siempre te premia. Desde muy joven pensé que tenía que intentarlo y no rendirme", sigue recordando.
-¿Cree que esa resiliencia explica de alguna forma que siga activo a los 80 años?
"Esa es la base, porque estás obligado a creerte el cuento. Only the strong survive . Esa es una canción de Jerry Butler, que escuchábamos con Fillol cuando viajábamos en los primeros años. Pero me gustaba tanto el tenis que me daba lo mismo si no tomaba desayuno, si mis raquetas no eran las mejores, si las pelotas que usaba eran viejas. Esas eran las reglas del juego y uno tiene que asumirlas si quiere llegar a alguna parte. Hay cosas en la vida que te quedan marcadas para siempre. El dolor. Ahí uno madura".
-¿Qué le produce dolor?
"El club me produce dolor. Tener que partir todo de nuevo".
-¿Y alegría?
"La familia y el haber podido representar a mi país durante tantos años. Jugué por Chile 19 años. Hasta una final de la Copa Davis (1976). Yo soy un enfermo de Chile. Si no fuera tan chileno y dispuesto a aceptar todo, no estaríamos hablando. Todos venimos con una misión. Yo tuve la suerte de nacer dentro de un club de tenis".
Cumplirá 59 años de matrimonio con Lupe Muñoz.
-¿Cómo se logra eso?
"Eso tendrías que preguntárselo a Lupe. Por tantos años juntos, uno ya sabe cuándo está contenta, cuándo está molesta. Ya no hay cambios. Ella duerme al lado izquierdo y yo al derecho. Lupe ha sido una gran compañera. Hemos formado una buena familia. Nos cuidamos entre todos".
-¿No ha pensando escribir sus memorias?
"Sí, lo estaba haciendo. Incluso tenía el nombre, 'De Llolleo a Wimbledon'. Pero, la verdad, es que viví muchas situaciones muy duras, excesivas para la edad. Fue una niñez bastante fuerte. Entonces, pensaba en mis hijos y en mi señora, y en que voy a tener que contar todas estas pellejerías, el tener hambre. Pero no pierdo la esperanza de escribir. Recordar es un proceso fuerte. Pero yo creo que en algún momento lo voy a retomar. Me gustaría contar la verdad total, sin tapujos. ¿Quién va a pensar que el Pato Cornejo limpiaba jardines en Miami para quedarse jugando ahí, sin hablar inglés?".
-¿Cómo atraviesa esta etapa de la vida?
"Tengo que vivirla lo mejor posible; disfrutar de la familia, de los hijos, de los nietos, de los buenos amigos. Sí hay cosas que me gustaría que fueran diferentes".
-¿Como cuáles?
"Muchos mayores no tienen una pensión para vivir dignamente. Eso no me parece, porque los últimos años de tu vida deberías vivir tranquilo, no pensando en que lo que tienes no te alcanza para nada, sino que disfrutando del tiempo que te queda. Ahí estamos un poco malitos hace mucho tiempo".
-¿Qué hace para mantenerse física y mentalmente saludable?
"Venir al club. Seguir jugando. Soy malo para salir de noche. No me gusta mucho estar sentado, soy hiperquinético. Me gusta leer, ver fotos, volver por el túnel del tiempo".
-¿Qué es lo más difícil de envejecer?
"Uno tiene claro que todos nos vamos a morir. Uno, a esta edad, se cansa más. Por eso, hay que envejecer lo mejor posible. Cuidarse a sí mismo. Si estás cansado, descansa. Hay que mantenerse activo. Yo, aunque no tenga nada que hacer, me levanto todos los días a las seis de la mañana. Si te gusta leer, escribir, hazlo. Déjenles mensajes a los nietos que, a lo mejor, van a encontrarlos en 20 años más. Mi mamá me dejó un mensaje que decía 'quizás nunca te tomé la atención debida, pero te quería igual que a los demás, y eras el más esforzado de todos, buscando un destino'. Eso lo hizo a mano, con su letra".
-¿Hay edad para empezar a jugar tenis?
"No. Puedes empezar a jugar a los 70 años si quieres. El tenis te permite mantener una buena condición física. No es como otros deportes, no se acaba".
"!Grande giocatore¡", decía en su época de comentarista de partidos de tenis cuando veía jugar a Marcelo "Chino" Ríos. Nunca lo entrenó oficialmente, pero se convirtió en un acérrimo observador de la técnica del número uno. Hoy también sigue de cerca a quienes representarán a Chile en los Juegos Olímpicos París 2024: Nicolás Jarry, Alejandro Tabilo y Tomás Barrios. El último en lograr una medalla olímpica para el país fue Fernando González, que obtuvo plata en Beijing 2008.
-¿Cuáles son sus expectativas?
"La vara está bien alta. Es un gran evento en el que ya hemos tenido medallas de oro (Nicolás Massú y Fernando González en Atenas 2004). Tenemos tres jugadores que juegan muy bien. Ellos tienen más que claro que tienen que llegar en muy buenas condiciones físicas y tenísticas. La meta es llegar a la medalla. Hay que ir pensando en eso. Estoy tranquilo-nervioso, pero los chilenos están jugando muy bien. Tabilo está pasando por un muy buen momento".
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