Jueves, 19 de Septiembre de 2024

EE.UU.: Lo que viene posdebate

ChileEl Mercurio, Chile 16 de septiembre de 2024

Donald Trump y Kamala Harris afinan estrategias para ganar a los indecisos de los siete estados que definirán la elección estadounidense. Una campaña de vértigo que sumó ayer otro episodio, con la detención de un hombre que habría intentado atentar contra el expresidente.

Si el realizado en junio dejó fuera de la carrera a Joe Biden, el último posicionó a Harris como una aspirante competitiva, pero se sabe que, generalmente, un debate no mueve demasiado las agujas. Ahora Trump intenta afirmar a sus adherentes más férreos, mientras la vicepresidenta busca convencer a indecisos, independientes y republicanos moderados. Ambos se enfocan en Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania, Arizona, Georgia, Michigan y Wisconsin, estados que en las últimas elecciones han votado indistintamente por demócratas y republicanos, y donde estarían en empate.
Donald Trump insiste en su discurso de que traerá "de vuelta el sueño americano, más grande, mejor y más fuerte", pero también intenta superar su mala presentación del martes pasado, echándoles la culpa a los moderadores. Su mensaje más potente es contra el gobierno, "que está destruyendo el país", a lo que suma su "rabia" por la política de inmigración, porque "los ilegales se han tomado las ciudades y los suburbios". Este punto es fundamental para desprestigiar a Harris, a quien Biden encargó el tema migratorio, pero ella se defiende diciendo que no era la seguridad en la frontera su tarea, sino mejorar las condiciones en los países de origen de los desplazados. El momento más controvertido del debate fue cuando Trump dijo que los extranjeros se estaban comiendo las mascotas en Springfield, Ohio, y el moderador lo desmintió citando a autoridades locales. Ahí perdió una oportunidad de golpear a Harris en uno de sus puntos más débiles.
El tema de la economía es uno de los más importantes para los votantes y en él Trump tiene la ventaja, según las encuestas. Ahí puede apuntar a la falta de experiencia de su contendora en el manejo económico y a las cifras de inflación durante el actual gobierno. Trump ha prometido bajar más los impuestos y eliminar el que afecta a las horas extraordinarias, algo que agradecen sus votantes de clase media. Pero para afirmar su posición, necesita enviar un mensaje de tranquilidad a su base, de que el debate no tuvo importancia, y controlar los daños que pudo haber producido. Quizás por eso no ha querido aceptar un segundo encuentro.
El episodio registrado ayer en el campo de golf de Trump, en Florida, donde el FBI detuvo a un hombre que habría intentado apuntar un arma contra el expresidente, añade otro elemento de tensión, aunque es temprano para evaluar el impacto de este segundo intento de magnicidio. Tal vez mediáticamente pueda incluso terminar jugando a favor de Trump, al dar vuelta la hoja de lo ocurrido en el debate televisivo.
A la caza de los indecisosEn el caso de la candidata demócrata, su estrategia actual intenta aprovechar el impulso que le dio el debate, no solo en popularidad sino en recaudación: fueron US$ 47 millones los que recibió en 24 horas, de parte de 600 mil donantes. Para reforzar el efecto, visita lugares clave, con un mensaje que quiere ser atractivo para jóvenes, mujeres y hombres "no blancos", grupos que podrían resolver la contienda. Tal vez la idea que mejor define su campaña es la de que "soy parte de una generación que quiere dar vuelta la página y no volver al pasado", con lo que busca marcar una diferencia con el exmandatario y, al mismo tiempo, distanciarse de su actual "jefe", Joe Biden.
A Kamala Harris le falta ofrecer una propuesta programática concreta. No es que Trump tenga un plan que haya mostrado nítidamente, pero él es conocido y tiene el antecedente de su gobierno. En cambio, ella requiere, primero, desmarcarse de Biden para evitar la acusación de continuismo y presentarse como una persona con su propio proyecto, pues a falta de experiencia en cargos ejecutivos, debe atraer a los indecisos con propuestas novedosas y realistas. Por otra parte, la vicepresidenta está bajo ataque de Trump en los temas valóricos, quien la acusa de ser demasiado "progresista" o "liberal". Ella es una defensora a ultranza del aborto, un tema que ocupa un lugar central en la discusión, después de que la Corte Suprema revocara el fallo "Roe vs. Wade", que lo consideraba un derecho. Ahora, está en poder de los estados legislar sobre el asunto.
Para Harris, es significativo el apoyo recibido de republicanos como el exvicepresidente Dick Cheney y su hija Liz. También le es conveniente, para quebrar la barrera partidista de sus votantes, que otros republicanos como Alberto Gonzales, ex fiscal general de George W. Bush, la respalden con el argumento de que su rival es un "peligro para la democracia". Gonzales llegó a escribir que la apoya porque "Trump es la amenaza más seria al Estado de Derecho en una generación", quien "por su retórica y su conducta, es improbable que pueda respetar el poder de la Presidencia". En un artículo en Politico.com , Gonzales dice que "es la integridad del Presidente, su honestidad y respeto a las instituciones el control más importante y confiable de los abusos de poder", y que está convencido de que Trump "abusará (de la Presidencia) para beneficio político personal y familiar, y no en favor del pueblo norteamericano".
Declaraciones como esa tal vez influyan en republicanos moderados que hasta ahora nunca han votado por un demócrata. El respaldo a Harris de la famosísima cantante Taylor Swift, en cambio, podría tener efecto para movilizar el voto juvenil, aunque en otras ocasiones el apoyo de celebridades no ha tenido demasiada trascendencia e incluso ha agudizado esa brecha entre una élite privilegiada y el ciudadano medio de la que el candidato republicano sabe sacar provecho.
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