Etnias y desarrollo

Luis Arango Nieto
Los colombianos nos hemos acostumbrado a observar los conflictos que se presentan con diferentes comunidades indígenas especialmente en el sur del país, que inclusive se han visto obligados a movilizarse a la capital en situaciones precarias. Aquí surge la pregunta qué hay que hacer para, en parte, solucionar esta situación, que en la mayoría de los casos surgen por la falta de oportunidades. Lo anterior pareciera un problema sin solución. Sin embargo, cuando el sector privado toma cartas en el asunto surgen soluciones que benefician a muchas etnias trayendo oportunidades, pero sobre todo felicidad y desarrollo individual y colectivo, especialmente a indígenas de diferentes etnias. Entre Puerto López y Puerto Gaitán y más al oriente de está ciudad, las empresas Mavalle y Pajonales han venido desarrollando un cultivo de caucho el cual ya llega a algo más de diez mil hectáreas en diferentes predios, convirtiéndose en el cultivo más grande de América Latina. Este en realidad es un cultivo intensivo en mano de obra y es así como ya cuenta con cerca de 1.200 empleados de los cuales el 60% provienen de comunidades indígenas: del resguardo Wacoyo provienen los de la etnia Sikuani, del resguardo La Victoria los de la etnia Piapoco, del resguardo Umapo provienen los Achagua y otras etnias que provienen del Vichada. De ese 60% de indígenas que trabajan el 26% son mujeres y el 74% son hombres que se desempeñan en diferentes actividades como operarios de campo o maquinaria, almacén y supervisores. Hay una actividad de gran cuidado que es la cosecha o el sangrado de los árboles para obtener el latex, para lograrlo adecuadamente se requiere entrenamiento y es así como las empresas han montado una escuela, en la cual las diferentes etnias han tenido comportamientos sobresalientes. Las empresas han sido muy cuidadosas en conservar costumbres y lengua de las diferentes etnias, es así como ya hay supervisores de las diferentes etnias que tienen cuadrillas de trabajo conformadas por su misma etnia y las comunicaciones y directrices se imparten en la lengua respectiva con respeto hacia esta. Todo el trabajo está apoyado con actividades de impacto social orientadas a la educación, recreación, cultura y deporte, así como el fortalecimiento del tejido social y la inclusión. En el último año han beneficiado a 1.732 personas, incluyendo niños, jóvenes y adultos mayores. Paralelo a lo anterior, en las comunidades La Victoria y Wacoyo la Fundación Corficolombiana ha venido apoyando un proyecto productivo apícola beneficiando a 31 familias que además de miel producen derivados de esta. Finalmente, tuve oportunidad de conversar con diferentes operarios los cuales demuestran satisfacción por su trabajo y las condiciones de vida, pero sobre todo felicidad, inclusive piensan traer hermanos y parientes.
Ex viceministro de Agricultura larangon@gmail.com