Gobiernos autoritarios y tiranías

María Sol Navia
El mundo actual está sufriendo varias tiranías despiadadas, antihumanas, y las organizaciones multinacionales y las legislaciones internacionales se quedaron cortas para vigilar efectivamente los derechos humanos y defender a las víctimas de estos regímenes asesinos. Para la conceptualización moderna, la tiranía se identifica con el abuso del poder político que se ha usurpado, un poder no solo ilegítimo por su origen, sino también injusto por su ejercicio y que reprime cualquier oposición; hoy también se han convertido en tiranos mandatarios elegidos originalmente en elecciones y posteriormente, mediante el fraude, la cooptación de las otras ramas del poder, la fuerza u otras artimañas se convierten en gobiernos autoritarios o tiranías, aunque algunas traten de mostrar un ropaje seudodemocrático. El gobierno y el poder se obtienen contra derecho, y lo ejercen sin justicia y a su capricho y voluntad. Venezuela, Cuba y Nicaragua son casos críticos en nuestro vecindario y preocupa Méjico que ha venido siendo un gobierno calificado de autoritario, con la reforma constitucional aprobada recientemente que establece la elección popular de jueces y magistrados, caso único en el mundo, y reglamenta su funcionamiento, sanciones, etc. va por un camino directo hacia un gobierno autoritario, sin pesos ni contrapesos, es decir, ha abolido uno de los principios de la democracia. Su declive al autoritarismo es altamente preocupante. Rusia y los abusos de Putin, Corea del norte, China. Putin en Rusia también ha ido desbordando todos los límites, Asesina opositores, así estén fuera de Rusia, no rinde cuentas a nadie, invade países y provoca guerras mortíferas por su solo capricho, como la actual con Ucrania, la peor desde la segunda guerra mundial. China es un país sin libertades con las funciones legislativa y jurisdiccional bajo el control del partido y Corea del norte una dictadura totalitaria con un solo partido. En África hay 22 estados reconocidos totalitarios, y otros tantos con fuertes limitaciones, con estructuras que datan de la época colonial antes de los 50’s o 60’s. Podemos continuar la lista, pero lo que preocupa es la debilidad de la ONU y las distintas organizaciones multilaterales establecidas entre otras cosas para evitar las guerras, incentivar las democracias, velar por el cumplimiento de los derechos humanos y de las leyes internacionales. La realidad es que estas instituciones y su burocracia han resultado impotentes e inútiles para defender a las víctimas de estos regímenes y juzgar y sancionar a los responsables. Las evidencias son muchas: las crisis del multilateralismo, una muestra el fracaso actual de la cumbre del futuro, las dos grandes guerras internacionales: Israel-Gaza y Rusia-Ucrania, guerras civiles, y polarización política en muchos países, entre ellos EEUU y Colombia. Todas estas situaciones, sumadas a las hambrunas y epidemias, arrastran una altísima migración en condiciones infrahumanas que no han podido manejar los países receptores y que las organizaciones multilaterales no logran mitigar, ni regular.
Exministra.