Miércoles, 16 de Octubre de 2024

La literatura chilena pierde a su mayor entusiasta: muere Antonio Skármeta

ChileEl Mercurio, Chile 16 de octubre de 2024

Célebre por su rol en el programa "El show de los libros", el escritor falleció a los 83 años dejando una estela de energía que se inició en la década de 1960 con cuentos que renovaron la narrativa chilena, para conseguir el éxito internacional con la novela que le dedicó a Pablo Neruda, "Ardiente paciencia".

"Mi voluntad es ser sincero, abierto, activo, amante y divertido", decía Antonio Skármeta a inicios de los 70, cuando estaba dejando de ser una promesa joven de la narrativa para instalarse como una fuerza incontenible de la literatura chilena. Ya tenía tres libros de cuentos, y en uno de ellos había un relato destinado a ser un clásico, "El ciclista del San Cristóbal", y le aguardaba una trayectoria de éxito internacional: tras casi una década exiliado en Alemania, imaginó una historia que lo traía de vuelta a su país, en la que un joven cartero, apenas educado, un día entabla una relación con un símbolo de la cultura chilena, Pablo Neruda. Creyó que podía sacar alguna chispa, y las sacó todas: la novela "Ardiente paciencia" (1985) fue un éxito internacional traducido a una treintena de idiomas, llevada al cine en Italia por Michael Radford, con el título "Il Postino", para disputar un Oscar, y hasta Plácido Domingo la interpretó en una ópera.
"Esa película fue una tremenda vitamina, pero sobre un atleta que ya estaba corriendo", recordó Skármeta en 2014, cuando recibió el Premio Nacional de Literatura. No exageraba: la adaptación al cine (que terminó por modificar el nombre del libro a "El cartero de Neruda") disparó el reconocimiento del escritor, pero ya tenía en su historial el Premio Casa de las Américas por el libro "Desnudo en el tejado" (1969), la reputación de haber sido uno de los motores de la generación de los Novísimos en Chile y una buena fama como parte de la literatura chilena en exilio. Mezclando un rol público de comunicador infalible con novelas que ganaron premios como el Médicis en Francia y el Planeta en España, Skármeta se elevó a la rara categoría de ícono popular. Y es por eso que su muerte ayer fue lamentada por todo el espectro cultural y más allá.
"Gracias, maestro, por la vida vivida. Por los cuentos, las novelas y el teatro. Por el compromiso político. Por 'El show de los libros' que amplió las fronteras de la literatura. Por soñar que la nieve ardía en el Chile que te dolió tanto", declaró ayer en su cuenta de X el Presidente Gabriel Boric al conocerse la muerte del escritor, a los 83 años. Afectado por un cáncer al estómago en 2016, en los últimos años Skármeta llevaba una vida retirada; había publicado su último libro en 2015, "Libertad de movimiento". Pero no había dejado de estar presente, como lo demostró la gran cantidad de mensajes en redes sociales de la comunidad literaria y en el velorio que se llevó a cabo durante la tarde de ayer en el Teatro Nacional.
La noticia de su muerte fue dada a conocer por la Universidad de Chile en su cuenta de X, por expresa petición de su familia. La rectora Rosa Devés destacó la labor de Skármeta al reforzar el legado de Neruda en el mundo, como también su trabajo como divulgador en el programa "El show de los libros". "Desde su juventud, como estudiante de Filosofía en la Universidad de Chile, él entendió que la literatura era mucho más que una ocupación; era un destino, un modo de vivir y de transformar la sociedad. Como académico, y como eterno estudiante de la vida, dedicó sus esfuerzos a compartir con las generaciones futuras esa convicción de que el arte, la palabra y el libro son herramientas que nos permiten mirar más allá, soñar más alto, ser solidarios y compasivos, y ser más libres", dijo la rectora en el velorio.
El show de Antonio
La escena aparece cada tanto en redes sociales: de corbata y traje, Skármeta lee el poema "Oda al gato", de Pablo Neruda, mientras por su cuello da vueltas y juega un pequeño gato negro. Al terminar, brilla la sonrisa del escritor. Es una escena de "El show de los libros" que Televisión Nacional transmitió entre 1992 y 2002, y que consagró al autor como una figura mediática. Espacio inigualable para la mediación del libro, el programa tuvo como correlato la producción de algunas de sus novelas más internacionales y premiadas: con "La boda del poeta" (2001) ganó el Premio Médicis y con "El baile de la victoria" (2003), el Premio Planeta; años después recibiría el Planeta - Casa de América por "Los días del arcoíris" (2010). Entre tanto, su trayectoria ya había tenido cosechas: en 2002 recibió la Medalla Goethe en Alemania y en 2010, la Orden al Mérito Pablo Neruda.
"Sentía que mi función ciudadana era ampliar los espacios de la pantalla. En ese momento estaba tan cerrado el espacio público", recordaría el escritor sobre los inicios de "El show de los libros", un programa que lo traía de vuelta al rol que jugó a inicios de los 70 en la escena cultural chilena: profesor del Pedagógico y parte del programa del canal de televisión de la Universidad de Chile "Libro Abierto". Bordeando los 30 años, Skármeta era la punta de lanza de una renovación literaria, donde también estaban Poli Délano, Mauricio Wacquez y Juan Agustín Palazuelos. Sus libros "El entusiasmo" (1967), "Desnudo sobre el tejado" (1969) y "Tiro libre" (1973) formaban una trilogía luminosa, inspirada en la literatura norteamericana, cargada de humor y política, hecha a medio camino entre el lenguaje coloquial y la poesía parriana.
Con esa voz, Skármeta era parte de una disputa con la Generación del 50, liderada por José Donoso, Jorge Edwards y Enrique Lafourcade. "Tienen múltiples méritos. Su sello es más culto, un espacio solemne. Usando una imagen sencilla, sus espacios eran opacos, encerrados, atormentados, y lo que yo sentía a mi alrededor era un mundo vibrante, que inauguraba algo nuevo. Lo mío era una literatura de la acción y de la libertad, y su lenguaje era alborotado", diría el escritor. Años después, el mexicano Juan Villoro llegó a plantear que un cuento de esos años de Skármeta, "A las arenas", es un antecedente directo de "Los detectives salvajes", de Roberto Bolaño.
Cargado de un entusiasmo a toda prueba, Skármeta también fue embajador de Chile en Alemania entre 2000 y 2003, dirigió cine, dio talleres literarios, hizo teatro y escribió varios libros infantiles, como "La composición" (1998). La electricidad de sus primeros cuentos bajó de voltaje en sus novelas del exilio, como "Soñé que la nieve ardía" (1975), "No pasó nada" (1980) o "La insurrección" (1982), y aunque hacia el final de su carrera sus libros fueron perdiendo el favor de la crítica, él nunca perdió la fe: consultado sobre lo que le había dado la literatura, aseguró en 2015: "Es como que me preguntaran qué me ha dado el corazón: la vida, poh. Es una vocación a la que tengo que servir con humildad y afecto", dijo.
Reacciones"Los libros de relatos de Antonio Skármeta, 'El entusiasmo' y 'Desnudo en el tejado', publicados a fines de los años 60, remodelaron el cuento en la medida que abrieron nuevos campos de sentido, donde se relevó la rebeldía sesentera ante las convenciones opresivas, un humor realmente inteligente, la filiación a nuevos escenarios ciudadanos, espacios abiertos, las calles y el encuentro con aventuras y desventuras. Sus cuentos estaban en consonancia con los escritores de la renovadora 'onda' mexicana, especialmente José Agustín. Durante su extenso exilio se dedicó a la novela, incursionó en el cine. Volvió a Chile y a 'El show de los libros'. Pienso que más allá del transcurso inevitable del tiempo, su muerte lo sorprende en plena juventud".
Diamela Eltit Premio Nacional de Literatura
"Cuando comencé a leer los cuentos de Skármeta, editados por Quimantú, sentí que era un autor único, porque era extremadamente libre. Pero sobre todo, sentí que sus historias me hablaban a mí. Era sospechosamente cosmopolita, con relatos que transcurrían en Nueva York, San Francisco, México. Si no escribió sobre la Unidad Popular fue el escritor que mejor captó esa época, con una literatura que era mucho más libre de lo que se hacía en la UP. Fue el primer escritor que hizo una película, algo que también me marcó. En el cine, el teatro, la ópera, la literatura, era múltiple: reducirlo solo al animador de 'El show de los libros' me parecería muy errado".
Alberto Fuguet Escritor
"Antonio Skármeta fue una persona lúdica. Veía la cultura desde el juego y el placer. No como un asunto grave, triste, deprimente. Él producía alegría, sonrisas. Eso fue 'El show de los libros', y todo lo que hizo después del exilio tuvo que ver con eso. Coincidimos en la Universidad Católica haciendo clases y nos echaron al mismo tiempo, en 1973. Recuerdo, con algo de envidia, cómo se lo peleaban los alumnos: él les enseñaba la cultura lúdica".
"Lo retraté varias veces, pero nunca quedé conforme, porque siempre aparecía con una sonrisa. Lo perseguí para hacerle una fotografía seria. Incluso lo llamé poco después de una operación que había tenido, y me dijo: 'No estoy para fotos. Esperemos un tiempo'. Y el tiempo pasó".
Luis Poirot Fotógrafo
"Antonio Skármeta fue muy generoso con las letras. Sin duda, fue un acierto un programa como 'El show de los libros', que con tono creativo, curioso, lúdico llevó la cultura y a sus creadores locales a la pantalla. Se extraña un programa así. Como tallerista tuvo un gesto pionero de crear este semillero de jóvenes autores, como lo hizo en su momento Donoso. Su taller en el Goethe fue mi primer contacto profesional con la literatura y tengo una gratitud enorme por haber sido incluida. Allí nos trató con tanto respeto, nos enseñó a leer a una serie de autores norteamericanos (Carver, Hemingway, Wolfe y más). Al mismo tiempo, nos enseñó a presentar nuestros textos, a comentar los ajenos. Respetuoso de todos los registros, nos guió para descubrir nuestra propia voz. Me encantan sus relatos, en especial 'El ciclista del San Cristóbal' y 'A las arenas', del volumen 'Desnudo en el tejado'".
Andrea Jeftanovic Escritora
"Gracias, Antonio, por tus novelas, clases en los años de Allende, ver desde el Berlín libre la dictadura al otro lado del muro, tu generosidad hacia escritores que discrepábamos de ti. Gracias por convencerme en un vuelo de American Airlines, en 1991, de seguir escribiendo".
Roberto Ampuero Escritor
"Estoy muy impactado con su muerte. Antonio Skármeta fue mi profesor y maestro. Un escritor maravilloso. Una persona increíblemente generosa. Siempre preocupado de difundir y con entusiasmo. Creo que la palabra entusiasmo lo resume de la manera más exacta. Estoy muy conmovido".
Rafael Gumucio Escritor
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