Domingo, 20 de Octubre de 2024

MIRADA

PerúEl Comercio, Perú 19 de octubre de 2024

David TuestaPresidente del Consejo Privado de Competitividad

La educación no es solo un derecho humano fundamental, sino un pilar esencial en el desarrollo económico y social. Sin una formación adecuada, se limita severamente la capacidad de las personas para acceder a empleos bien remunerados y contribuir significativamente al crecimiento económico. Analizando el sistema educativo en el país, se observa que el Estado no solo lo abandonó, sino que institucionaliza su mediocridad. 





El Consejo Privado de Competitividad está desarrollando un análisis del capital humano en el Perú. En sus principales hallazgos está el crecimiento de 64% en el presupuesto de planilla del sector educación entre el 2017 y el 2013, pero esto no se traduce en mejoras significativas en el aprendizaje de los estudiantes ni en consolidar un sistema meritocrático.





Los resultados de evaluaciones internacionales, como la prueba PISA, pintan un cuadro sombrío. El Perú sigue muy debajo del promedio de los países de la OCDE en áreas claves. En la última edición, solo el 19,3% de los estudiantes peruanos alcanzó un nivel adecuado en ciencias, comparado con el 50,4% en países OCDE.





Además, nuestras autoridades debilitaron la meritocracia del sector, minando la exigencia de la Prueba Única Nacional para nombramiento docente. Antes, en promedio, aprobaban 22 mil docentes, pero ello se multiplicó en casi por seis el número de aprobados. A esto se suma la falta de una evaluación adecuada a maestros de primaria y secundaria.





En la misma mala tendencia, se observa que solo se acreditó al 20% de instituciones dedicadas a la formación docente a través de la educación superior. Lo que es peor, el 2% de programas de las universidades, institutos o escuelas ha sido acreditado. La mayoría de docentes en formación son preparados en instituciones sin las condiciones mínimas de exigencia.





Para abonar más en estos resultados, solo cuatro universidades del Perú están entre las 100 mejores de América Latina, por detrás de Chile (16). La gestación de nuevas universidades sin una demanda real o una oferta académica de calidad refuerza la percepción de que la educación se convirtió en un negocio sin control ni regulación.





El sistema educativo en el Perú ha sido asaltado por la mediocridad y el oportunismo. Un robo a las expectativas y los sueños de millones de jóvenes. Las políticas públicas deben enfocarse urgentemente en revertir este colapso, con mecanismos rigurosos de evaluación, recuperando la meritocracia y priorizando la calidad sobre la cantidad. Sin estas reformas, la educación seguirá siendo un privilegio en lugar de un derecho.





El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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