Domingo, 27 de Octubre de 2024

José Garchitorena a El País: La Corte Electoral tiene que cuidar la confianza de la gente en el sistema

UruguayEl País, Uruguay 27 de octubre de 2024

De profesión abogado, se afilió al Partido Colorado en 1983. Fue pro secretario General del Comité Ejecutivo Nacional entre 2016 y 2017. Integró la Junta Electoral de Montevideo en el período 2000-2005. En 2017, fue designado ministro de la Corte Electoral.

-Usted asumió en la Corte Electoral en 2017. ¿Quién le trasmitió que iba a ser designado en ese organismo?

-En esa época yo integraba el sector de "Vamos Uruguay". Fue el doctor (Pedro) Bordaberry quien me trasmitió dicha designación.

-¿Dudó o aceptó de plano el cargo?

-Para mí fue un honor integrar la Corte Electoral. Es un organismo que, desde el punto de vista institucional, tiene una posición muy destacada y una responsabilidad muy importante como es organizar y garantizar la transparencia de las elecciones. Es un tema que disfruto mucho. En la Corte trabajamos todos los días, porque hay personas que piensan que el organismo trabaja cada cinco años.

-Es así, hay gente que lo piensa.

-En realidad es un ciclo electoral que comienza en junio de un año con las elecciones internas y termina en mayo del siguiente con las elecciones departamentales y municipales. Pero, además, la Corte participa en muchísimas otras elecciones como las universitarias, la de los directores sociales del BPS, los consejeros docentes del ANEP y las cajas paraestatales y jubilatorias. También interviene en comicios de colegios médicos y colegios veterinarios, entre otros. Es tal el volumen de trabajo que nos obliga a los ministros a trabajar en comisiones.

-¿El sistema uruguayo es infalible a un fraude electoral?

-Infalible no hay nada. Yo creo que en definitiva todo depende de la prioridad de las personas. Por supuesto que la ley ayuda a veces a que un sistema tenga más controles cruzados que otros, ofrezca mayores garantías que otro y, más transparencia en todos sus procesos. El sistema uruguayo está cumpliendo casi 100 años porque fue elaborado a lo largo de 1923 y 1924 por la Comisión Especial de Reforma Electoral integrada por 25 legisladores. Por eso pasa a la historia como la 'Comisión de los 25'. Pero su denominación era 'Comisión Especial de Reforma Electoral'. La integraban 13 parlamentarios por el Partido Colorado y 12 por el Partido Nacional. Eran políticos muy avezados, muy conocedores de toda la materia electoral y su funcionamiento. Conocedores también de las trampas y de las prácticas de la época. Y eligieron un sistema justamente para evitarlas. Muchas de las características actuales de nuestro sistema, que tiene 100 años, responden justamente a aquellas prácticas.

-¿Podría enumerar alguna práctica ilegal?

-Por ejemplo, en Uruguay tenemos un documento específico para votar que es la credencial cívica. Eso ya venía de antes. En otros países no existe ese documento. Se vota con un documento de identidad o un documento con fotos, pero en Uruguay tenemos un documento para votar desde siempre. El problema era que antiguamente se le retenía la credencial al ciudadano y, al no tenerla, no podía sufragar. Entonces ese era un elemento de fraude porque era una forma de sacarle votos al contrincante, al adversario.



-¿Y esa maniobra cuándo sucedió?

-A fines del siglo XIX o principios del siglo XX. Por eso, la ley electoral de 1925 establece que no es necesario exhibir la credencial cívica para votar. Uno puede ir al circuito que le corresponde, que le ha sido asignado, manifiesta su nombre, serie y número de credencial cívica, y en la medida que está en el padrón o en el legajo, vota. No tiene que exhibir la credencial cívica. Y eso, que llama la atención en muchos países de América Latina responde a que la Comisión de los 25, con esta decisión (de quitar la necesidad de presentar la credencial cívica), buscaba eliminar un elemento de trampa.

-En otros países de la región han votado muertos.

-Y acá también. Uruguay tiene una historia riquísima en materia electoral. Tengamos en cuenta que Uruguay tuvo una ley electoral antes que la Constitución de la República. La primera ley electoral es del 1° de abril de 1830 y la Constitución se sancionó en junio y se juró el 18 de julio de 1830. Durante todo el siglo XIX hubo una riquísima historia electoral que transcurrió en las cámaras legislativas, pero también en la prensa, en los manifiestos partidarios, en los acuerdos con los cuales se pactaba la paz luego de una revolución. Siempre se modificaba la ley buscando mejorar las prácticas electorales en donde se detectaba el problema.

-¿A qué problema se refiere?

-Era la época del voto público. La persona tenía que firmar su voto. Era un voto masculino y sectario. Votaban determinadas personas. No sufragaban los analfabetos, los soldados, la gente con deudas y los que no tenían capital.

-En definitiva, el voto no era universal.

-Esa era la práctica de la época. El mundo era así. Y el voto era público porque se entendía que era asumir la responsabilidad de manifestar cuál es la opinión de cada uno. Pero eso daba lugar a presiones. En 1875, en el atrio de la Catedral, se instaló una mesa de votación para elegir al alcalde ordinario de Montevideo. Uno de los candidatos a alcalde era José Pedro Varela y el otro contendiente era Isaac de Tezanos. Uno de los bandos, que había perdido la elección, entró en tromba al atrio de la Iglesia Matriz. Tiró la mesa, la urna y desparramó los votos. El hecho terminó un enfrentamiento.

-¿Uno de los problemas era la pureza de ese padrón?

-Sí. En aquel entonces no había un registro permanente. El registro de habilitados para votar se conformaba previo a cada elección. Entonces justamente la conformación del padrón, su depuración y la identificación del elector eran un motivo de discusión y de elaboración parlamentaria. Había leyes que buscaban mejorar todas estas cuestiones a partir de la experiencia, los debates y prácticas extranjeras. Toda esa experiencia, de alguna manera, estuvo en la mesa de la Comisión de los 25. Creo por eso poseemos un sistema con las características que tiene y entiendo que ahí puede estar la clave de su perdurabilidad. Ha permanecido 100 años casi sin alteraciones sustanciales y es porque responde mucho a la idiosincrasia y a la práctica política del Uruguay

-Los uruguayos confían en el sistema electoral. ¿Opina lo mismo?

-Considero que el principal activo de cualquier sistema electoral es la confianza. Y si me preguntan, ¿cuál es el mejor sistema electoral? Yo les voy a responder, aquel en el que la gente confía. Y la gente confía en este sistema. Entones este es el mejor sistema para este país. Es muy difícil trasplantar una experiencia de un sistema electoral de un país a otro. Entonces, la clave de todo sistema es la confianza. En lo personal creo que eso es lo que más tiene que cuidar la Corte Electoral. Quienes integraron el órgano de la Corte Electoral, han cuidado a lo largo de estos 100 años, no perder la confianza de la ciudadanía y de los uruguayos en nuestro sistema electoral. Obviamente que la Corte no juega sola. También juegan los partidos políticos, el Parlamento, los actores políticos y los ciudadanos y más en esta época de redes sociales. Tenemos que ser muy conscientes de que el enfrentamiento, el debate o la contienda política tienen que tener por límite justamente no vulnerar la confianza en el sistema.

-Pero en un siglo ha habido discusiones sobre nuestro sistema electoral.

-Por supuesto que ha habido polémicas a lo largo de 100 años. No es que tenemos un sistema que es infalible. Ha habido debates, interpretaciones, elecciones muy reñidas. Por ejemplo, las elecciones de 1926 se ganaron por 1.500 votos, y las elecciones de 1971 por 12.000 (ver nota aparte).

-Más acá en el tiempo, usted debió haber visto cosas llamativas. ¿Qué puede contar?

-No sé si llamativas, pero es cierto que la Corte está llamada a resolver muchísimas cosas.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, todo lo que es la constitución de partidos políticos. En una ocasión hemos tenido que observar la denominación de un partido político.

-¿Alguna vez la Corte Electoral tuvo que corregir algún programa?

-Programas no, pero cartas orgánicas sí.


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