Jueves, 14 de Noviembre de 2024

Leonardo Torres Quevedo. El ingeniero español que se anticipó un siglo a la IA y los drones, y además creó el primer videogame

ArgentinaLa Nación, Argentina 26 de octubre de 2024

Leonardo Torres Quevedo, el ingeniero español que inventó varias máquinas de cálculo y la primera para jugar al ajedrez Quizá no fue casualidad que también se llamara Leonardo , porque del mismo modo que el enorme renacentista nacido en la República de Florencia en 1452 , Torres Quevedo (que firmaba Torres a secas) se adelantaría tanto a su tiempo que uno se pregunta si acaso no habría tenido la oportunidad de viajar en el tiempo

Leonardo Torres Quevedo, el ingeniero español que inventó varias máquinas de cálculo y la primera para jugar al ajedrez



Quizá no fue casualidad que también se llamara Leonardo , porque del mismo modo que el enorme renacentista nacido en la República de Florencia en 1452 , Torres Quevedo (que firmaba Torres a secas) se adelantaría tanto a su tiempo que uno se pregunta si acaso no habría tenido la oportunidad de viajar en el tiempo.

Sin embargo, al revés que Da Vinci , cuya celebridad es universal, Torres Quevedo es muy poco conocido fuera de España . Los propios españoles deben hacer un esfuerzo constante de divulgación para dar a conocer los inventos de este cántabro genial que hoy, con el advenimiento de la era de la inteligencia artificial (IA), están más vigentes que nunca . Pero sus logros, aunque anticipan muchas tecnologías que usamos hoy (entre ellas la IA, aunque no la IA generativa o IAGen ), son fascinantes por un motivo que trasciende la IA. Sí, Leonardo Torres Quevedo anticipó un mundo diferente. Pero lo hizo con herramientas que estaban en el umbral entre dos paradigmas técnicos , y eso lo vuelve todavía más extraordinario.

Obsesiones automáticas

Hay una palabra de la que se habla poco, pero que está en el centro de la revolución digital . No es la única, pero es quizá la que, ideológicamente, representa mejor la razón por la que creamos computadoras en primer lugar. Y eso, como se sabe, fue mucho antes del Silicon Valley . Desde Blaise Pascal hasta Charles Babbage , los esfuerzos por automatizar tareas repetitivas nos viene obsesionando desde las antiguas China y Grecia , por citar en dos ejemplos previos al nacimiento de Cristo. En la práctica la voluntad por relevarnos a los humanos de la repetición siempre ha sido una constante.

Hoy las nuevas tecnologías además contienen el concepto de hacer cálculo muy rápidamente , lo que deriva en otras destrezas sobre las que no ahondaremos aquí, pero que van más allá de la automatización ; para no dejar una laguna innecesaria, una de esas destrezas, hoy la más impactante, es la de tomar decisiones de forma independiente , de cierta forma pensar , muy entre comillas, e incluso generar contenidos de texto e imagen , una habilidad que hasta ahora era patrimonio exclusivo de la mente humana.

Pero en el principio fue la automatización.

Como el término se desgastó con el uso y como además está en muchas palabras de uso común, desde automóvil hasta Ciudad Autónoma , la idea a la que está asociada se fue desdibujando. No asombra. El verbo ya existía en griego clásico ( αὐτοματίζω ) y significaba dos cosas, y las dos son de una actualidad notable. La primera, es "actuar por sí mismo" . Es el significado que le damos hoy. Pero también quería decir "actuar sin reflexión" . O sea, los griegos siguen dándonos lecciones, porque la IA actúa por sí misma, pero carece por completo de reflexión . Torres Quevedo inventó el primer dispositivo de radiocontrol de la historia

Por supuesto, también viene del griego el término autómata , cuya etimología nos llevaría a rastrear el sufijo -matos ( -ματος ) hasta el protohelénico. Lo dejaremos ahí, porque sabemos qué significa. Sorprende, en todo caso, la persistencia de esta idea que atraviesa la civilización humana de punta a punta y que sigue teniéndonos ocupados; pese a todos los avances, especialmente los del último medio siglo, los coches autónomos siguen siendo una rareza y los robots, para parecerse a nosotros, como pretende Elon Musk , deben degradarse al rol de marionetas costosas . Pero calma, si la civilización lo sueña, tarde o temprano, lo consigue.

Pues bien, Torres Quevedo fue uno pionero de la automatización , autor de un tratado fundacional, titulado Ensayos sobre automática (literalmente, establece los principios de una ciencia nueva) y creador de varias máquinas capaces de hacer cosas por sí mismas . La más notable, por lo temprana y por su habilidad, se llamó El Ajedrecista . Ochenta y cinco años antes de Deep Blue y Kasparov , este ingeniero civil e inventor español diseñó, construyó y demostró una computadora que podía jugar al ajedrez . No una partida completa, como el coloso de IBM, pero sí hacer jaque mate en ciertas condiciones controladas.

La fecha es notable por dos motivos. Primero, por lo lejana. Pero también porque en ese momento se producía un cruce quimérico entre dos formas de construir mecanismos . De un lado, los engranajes (que había usado Pascal para su Pascalina , por ejemplo) y, del otro, el electromagnetismo . El Ajedrecista se servía de esta ciencia nueva para "ver" la jugada del jugador humano; incluso respondía con un lamparazo si dicha movida era ilegal. Si las movidas ilegales se repetían tres veces seguidas, El Ajedrecista se levantaba y se iba. Bueno, es un decir. Se apagaba y prefería no seguir, como en un gesto mecánico de desdén .

Alcanzame el remoto

Leonardo Torres Quevedo nació el 28 de diciembre de 1852 en Santa Cruz de Iguña , Cantabria , España . Su padre también era ingeniero civil , lo que hacía que viajara a menudo. Así, el pequeño Leonardo fue criado por los familiares de su padre, don Luis Torres Vildósola y Urquijo , y tanto tiempo pasó el niño con ellos que lo declararon heredero de la fortuna familiar , circunstancia que le facilitó poner en práctica algunas de sus ideas geniales, en la época consideradas locas, finalmente aceptadas y, hoy, reivindicadas por la electrónica y por el clima técnico en el que vivimos.

¿OK, pero cuáles ideas? Vaya, ese es el asunto , y por eso lo relacionábamos antes con Da Vinci. Haré la lista rápida, porque de ese modo resulta más reveladora. Aparte de haber diseñado un sistema de cables redundantes para los teleféricos , que podrá no parece muy tecno, pero que se sigue usando, Torres Quevedo creó un tipo de dirigibles que serían utilizados por los franceses, los ingleses y los alemanes durante las dos grandes guerras , y que también sigue vigente; pero, además, como navegar esos dirigibles era peligroso para los humanos, y por eso los ingleses habían condenado al principio la idea, el inventor estableció la forma de controlarlos a distancia , algo que hoy, mucho más elaborado, está presente en cualquier dron . Es decir, el mando a distancia y, llegado el caso, cierta "disciplinada independencia", como se la calificó -acertadamente- en su momento. En presencia del rey Alfonso XIII y ante una gran multitud, Torres Quevedo demuestra con éxito el Telekino en Bilbao; en este caso, aplicado a la navegación de barcos

Llamó a este sistema de control a distancia, que también mostraría frente a la corte española aplicado a barcos, Telekino . Que no, nada que ver con lo que resuena hoy. La palabra viene del adverbio griego télou (lejos, a distancia) y el verbo kinéo (mover). A propósito, en su Ensayo sobre automática prevé el advenimiento de los sensores para que las máquinas autónomas puedan decidir mejor cómo moverse y actuar . Caramba. Más visionario no se consigue.

Cuando se puso con el cálculo, dio un paso más en las ideas de Babbage y construyó una máquina de calcular completa , que presentó en Francia cuando se celebraban los 100 años del aritmómetro mecánico de Colmar . El de Torres Quevedo era, acorde con los tiempos que le tocaron, electromecánico, y resultó también muy adelantado a su época. Por entonces, hacer cuentas rápidamente no era un problema preocupante .

La primera máquina de juegos

El genio de Cantabria, como ocurre a menudo, fue descalificado públicamente -sobre todo en Suiza , cuando presentó su sistema de cables redundantes para teleféricos, que al final debieron adoptar-, pero no se dejó amedrentar. No significa que no le hayan dolido las críticas de los suizos y de los ingleses (somos humanos, y esas cosas nos afectan), pero no bajó los brazos. Al final, los franceses primero , luego sus compatriotas e incluso la potencia técnica en ascenso de esa época, Estados Unidos -con la adopción del teleférico para las Cataratas del Niágara y con una publicación en Scientific American , que había sido fundada en 1845 - lo reivindicaron y reconocieron sus logros.

Pero el más implacable de los jueces, el tiempo , sería el que le daría la bendición final. Tomaré solo un ejemplo, porque de otro modo se haría muy largo.

Hoy casi cualquier persona, sepa o no qué está diciendo, habla de algoritmos . Vivimos en un tiempo de algoritmos muy complejos, capaces de mutar el vuelo para adaptarse a la realidad, siempre motorizados por cerebros electrónicos billones de veces más rápidos que el aritmómetro de Torres Quevedo. Parte de la calculadora diseñada por el ingeniero español

Sin embargo, más de un siglo atrás, este ingeniero civil español trazó para El Ajedrecista los primeros algoritmos para, tras analizar la movida del jugador humano, elegir la mejor de las opciones disponibles para alcanzar el jaque mate . La parte visible, que en 1920 sería mejorada por uno de sus hijos, Gonzalo , para que las piezas se movieran de forma autónoma, es la menos importante (aunque sí la más vistosa; de allí que nos hayamos tomado la licencia de usar la palabra videojuego en el título). Por debajo, una serie de engranajes y relés, que hoy suenan rústicos, pero que en su momento eran todo lo que tenía a mano Torres Quevedo, determinaba mediante una serie de condicionales (una estructura de control de tipo If o de tipo Case , como diríamos hoy) cuál era la movida más adecuada.

Aunque no podía jugar una partida completa y aunque no siempre conseguía ganar en 50 movidas (el límite para establecer que la partida concluye en tablas ), El Ajedrecista siempre le daba jaque mate al solitario rey negro. Y además, gracias a un gramófono, lo proclamaba en voz alta.

Esto fue antes de la Primera Guerra Mundial . En 1920 , dos años después de terminada esa guerra y tras la catastrófica pandemia de gripe de 1918 , salió la versión mejorada de Gonzalo. En 1951 , en la Feria de Computación de París , El Ajedrecista le ganó a un Gran Maestro, Savielly Tartakower . Cuarenta y seis años después, Garry Kasparov caería frente a un monstruo que en 1912 parecía imposible, pero que Torres Quevedo habría comprendido de inmediato. Después de todo, don Leonardo también creó uno de los primeros lenguajes formales para trabajar con sus máquinas automáticas .

El Ajedrecista, pese a sus limitaciones, es, por derecho propio, la primera máquina de juegos de la historia . Pueden verla funcionando en esta antigua filmación original .

Descendencia

Leonardo Torres Quevedo estuvo 51 años casado con Luz Polanco y Navarro , que moriría dos años después de su marido, en 1954 . Tuvieron ocho hijos . El inventor era un católico practicante que tomaba la comunión bajo las dos especies cada primer viernes del mes (es decir, la devoción de los primeros viernes ). Durante la Guerra Civil Española , su hija Luz , la tercera, fue arrestada por los milicianos , y solo logró ser liberada porque su padre, aparte de un genio de la tecnología, pionero indiscutible y emprendedor incansable, había tenido lo que hay que tener durante la Tercera Guerra Carlista y se había enrolado en la Legión de Honor para defender Cantabria . Su condición de comandante de la Legión le permitió salvar a su hija. Debió intervenir incluso la Embajada de Francia en España . Más de un siglo atrás, previó un mundo en el que las máquinas no solo tomarían decisiones, sino que basarían esas decisiones en sensores

Torres Quevedo falleció diez días antes de cumplir los 84 años , en Madrid , en medio de la Guerra Civil , el 18 de diciembre de 1936 . Diez años después, nacería ENIAC, la primera computadora de propósito general electrónica , que usaba válvulas de vacío . Al año siguiente, en 1947 , John Bardeen, Walter Houser Brattain y William Bradford Shockley inventarán el transistor , que iniciará la carrera por la miniaturización . Hoy en un celular hay varios miles de millones de transistores. Y ni cuenta nos damos.
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