El guardián de los sonidos de la naturaleza es ciego y graba las "voces" de las aves
Sus audios captan la vida en los ecosistemas, instantes, asegura, que pueden no repetirse debido a la construcción de carreteras, aeropuertos o los incendios que arrasan con la biodiversidad.
Aunque no ve desde que nació, el uruguayo Juan Pablo Culasso se considera un observador de aves. "Me han dicho que soy un escuchador y también han usado otros eufemismos para referirse a lo que hago pero, aunque no pueda ver, yo me considero un observador de aves", dice.
Este registrador de sonidos es un referente en el área y recientemente estuvo en Chile: participó en el Congreso Chileno de Ornitología realizado en San Vicente de Tagua-Tagua donde habló de su trabajo registrando y rescatando los sonidos de las aves y de la naturaleza en general.
"Es una persona excepcional. Sonidista de la naturaleza, sensible y altamente preocupado de que logremos una verdadera integración. Su charla me entregó dos mensajes: que hay que seguir luchando para proteger la biodiversidad, ya que con su trabajo él se da cuenta de que se están perdiendo los sonidos de la naturaleza. El otro mensaje es que tenemos que trabajar en generar más actividades inclusivas", dice Carmen Espoz, doctora en Ciencias Biológicas y decana de la Facultad de Ciencias de la U. Santo Tomás.
Hace 20 años que Culasso es un apasionado por las aves y no solo registra su canto sino que, además, puede reconocer el sonido de más de 3 mil de ellas. En YouTube se le puede ver, por ejemplo, en un programa con Don Francisco en donde al escuchar el canto de una ave escogida por la producción, él la reconoce y da sus características.
"Es una cuestión de memoria. Yo toco el piano y tengo oído absoluto, uso muchos de mis conocimientos musicales para memorizarlas. También es un tema de estudiar mucho, por ejemplo, cuando supe que iba a San Vicente estudié lo que iba a escuchar allá, algunas aves las conocía, pero otras no, como la turca".
Como fuente de información usa la web y en ella páginas como la del Laboratorio de Cornell o Xeno-Canto.org. "Soy coleccionistas de obras de sonidos de aves y de Chile tengo 'Voces de la Fauna Chilena' de Guillermo Egli. Hace mucho tiempo que tengo su CD, es un referente", explica.
- ¿Has grabado en Chile?
"He estado en Punta Arenas y Chiloé. En la Región de los Lagos pude escuchar al chucao y otro que me llamó la atención fue el hued hued. El canto del chucao es bien emblemático y único, y uno lo asocia de inmediato a la Patagonia".
- Cuando escuchas un ave, ¿te imaginas cómo es?
"He ido a museos de historia natural y he podido tocar a las aves taxidermizadas de las colecciones de ornitología y he podido tocarlas también en la naturaleza. Pero no todas las personas ciegas tienen esa chance y eso me ha impulsado a realizar actividades inclusivas. Yo creo que la naturaleza es un derecho humano, he venido trabajando fuertemente en eso: de que las personas ciegas podamos tener un poco más de voz y visibilización".
- ¿Cómo nació esto de grabar estos paisajes sonoros?
"Fue algo accidental. Estaba en una expedición con biólogos en Uruguay, y uno de ellos me dio un grabador y un micrófono. Me explicó rápidamente cómo usarlo y empecé a grabar aves. Tenía 15 o 16 años en ese momento, y eso cambió mi vida. Hasta entonces, me estaba preparando para estudiar derecho, porque como ciego, nos programan desde pequeños para ciertas carreras. O eres abogado, psicólogo, historiador, filósofo o cantante. Pero para mí fue un gran descubrimiento y llevó a que mi vida cambiara drásticamente".
- ¿Y cómo fue esa experiencia?
"Fue un amor a primera 'escuchada'. Mi familia siempre tuvo una conexión con la naturaleza, y todo se unió en ese momento. Al principio no me daba cuenta de que estaba conservando un patrimonio intangible, pero luego volví a lugares donde había grabado antes y noté que los sonidos habían cambiado o desaparecido. Fue ahí cuando entendí la importancia de lo que estaba haciendo".
- ¿Por qué es importante?
"El paisaje sonoro es un patrimonio inmaterial y yo lo grabo porque lo estamos perdiendo de una manera veloz con modificaciones del hábitat, el cambio climático y la actividad humana con la deforestación, los incendios, incluso la construcción de carreteras y aeropuertos que modifican los sonidos. He ido a lugares en que se ha secado el humedal, han talado árboles, los caminos de ripio se transforman en carreteras y, bueno, llega el progreso. Todo eso cambia el paisaje sonoro, esos lugares ya no van a sonar nunca más como yo los grabé"
- ¿Cómo han cambiado los sonidos?
"Las aves que se escuchan son menos y esto es importante porque su canto es un bioindicador. Si no se escucha el canto de un ave hay que encender una luz amarilla porque indica que algo malo está pasando en ese lugar. Hoy en día se estudia mucho la biodiversidad con la acústica y los sonidos de la naturaleza".
- ¿Cómo son tus expediciones?
"Las planeo con mucha anticipación, busco lugares alejados de las carreteras y, por tanto, difíciles de llegar. Siempre voy con un asistente de campo. Lo bueno es que, como la tecnologia ha avanzado, el equipo de grabación cada vez es más pequeño. Antes pesaba 6 kilos y ahora 2. Normalmente, llevo un grabador y un conjunto de micrófonos que permiten grabar el sonido con cierta espacialidad. Lo importante es que esos equipos sean resistentes a la humedad y que sus baterías duren mucho porque trabajar en la naturaleza es algo que no puedes controlar".
- ¿Qué haces para que otras personas ciegas puedan experimentar lo mismo que tú?
"Hace varios años me pregunté cómo podía compartir mis experiencias en la naturaleza con otras personas ciegas. Así que empecé a trabajar con entidades públicas y privadas para adaptar espacios naturales, como senderos, y a incorporar el sonido como herramienta principal. También siempre pido que en los eventos donde diserto se incluya a la población con discapacidad visual. Es muy importante dar visibilidad a esta comunidad y crear experiencias significativas para ellos".