Jueves, 05 de Diciembre de 2024

Democracia vs. corrupción

ColombiaEl Tiempo, Colombia 4 de diciembre de 2024


Miguel Gómez Martínez
La democracia parece un sistema sin contradictores aparentes


Miguel Gómez Martínez
La democracia parece un sistema sin contradictores aparentes. Todos se dicen demócratas. Tan cierto es esto que hasta los gobiernos de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán o Rusia afirman ser democracias. Si estos países son democracias entonces, ¿qué es una democracia? No basta con tener elecciones porque estas existen en Venezuela y Cuba. Tienen que ser limpias, con garantías para la oposición y escrutinios transparentes. No hay democracia sin libertad de prensa y de expresión. No hay democracia sin competencia ni libertad de emprender. No hay democracia sin estado de derecho y sin leyes que se cumplan. No hay democracia sin libertad de circulación; tampoco sin justicia independiente. Pueden cumplirse todos estos requisitos antes mencionados. Pero el más importante de todos es el nivel de corrupción. Si la corrupción está enquistada en la sociedad se puede afirmar que no hay democracia real. Claro, se supone que, si existen las condiciones mencionadas en el segundo párrafo, la corrupción no debería ser una amenaza para el sistema. Pero no siempre es cierto. En el mundo moderno, los gobiernos que denominamos antidemocráticos son todos dominados por poderosos círculos de corrupción. No es la ideología lo que prima; son los oscuros negocios sucios que alimentan a la pequeña minoría en el poder. El caso de Venezuela es el mejor ejemplo de esto: lo que le impide a Maduro aceptar la derrota es su estrecho compromiso y el de las fuerzas militares con el narcotráfico, el contrabando y todo tipo de negocios ilegales. Soltar el poder es perder los ingresos, pero también constituye una condena a muerte política, legal y física. Las leyes de la mafia siempre se cumplen. El problema de fondo de la democracia es que el poder deriva, con mucha frecuencia, en corrupción. Es la famosa sentencia del "poder para poder". Puede ser para hacer el bien, pero también para abusar, oprimir o enriquecerse. Lo cierto es que no puede haber democracias reales en sociedades con altos niveles de corrupción. Puede ser que formalmente tengan elecciones y parezcan democracias, pero en la realidad no lo son. Por ejemplo, en Colombia hay bastante libertad de prensa, de expresión y de circulación. Pero la corrupción ha permeado, desde hace años, el gobierno, la política, el sistema electoral y el judicial, el mundo de los negocios, por no mencionar sino los centros de poder más afectados. ¿Vivimos en una democracia? La respuesta es que estamos en una democracia formal pero no real. Los corruptos ejercen un poder desmedido sobre las instituciones. El caso de Benedetti es emblemático. Odebrecht o la UNGRD son dos ejemplos fehacientes. La democracia se asfixia porque derechos y libertades son simbólicos frente a la mano todopoderosa de los intereses sucios. Porque como bien lo habían afirmado los griegos, la democracia exige un cierto nivel de virtud que hoy es muy escaso en los líderes políticos mundiales.
Consultor Empresarial. migomahu@gmail.com
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