Ayuda para padres en apuros: ¿Cómo abordar la conversación sobre el Viejito Pascuero?
Indagar en las preguntas de los pequeños para ver de dónde vienen los cuestionamientos y, según eso, analizar qué responder es la mejor estrategia, dicen diversas especialistas.
En algún momento de su desarrollo, los niños comienzan a cuestionar la existencia del Viejo Pascuero. Con ello, surgen preguntas que pueden poner a los padres en aprietos: ¿cómo responder?, ¿es bueno mantener la ilusión?
Poner en duda la existencia de este personaje es algo que se da naturalmente en la medida que el pensamiento mágico, propio de varias etapas de la infancia, deja de ocupar un lugar central en la vida de los niños, explica Macarena Romero, psicóloga infantil de Clínica Alemana.
El pensamiento mágico es común entre los dos y los cinco años. "A esa edad, cuando les cuentan que existe el Viejo Pascuero, ellos lo creen de verdad. Es muy difícil distinguir la realidad de la fantasía en esa etapa y este tipo de creencias están alineadas con el desarrollo de su imaginación", comenta Romero.
Sin embargo, a partir de los seis años, inicia un pensamiento más realista. "Empiezan a buscar señales más concretas para ver si existe, como quedarse al lado del árbol para atrapar al Viejito Pascuero o distinguir entre uno del supermercado y el de su casa", dice la psicóloga.
Simple curiosidad
Ante una situación en la que los niños hagan preguntas, las entrevistadas recomiendan indagar.
"Esto implica tratar de entender el contexto de la duda y preguntarles si es por curiosidad propia o si han escuchado algo de un compañero", plantea Mariell Olavarría, psicóloga de Clínica Dávila.
Si el niño parece estar en una etapa de curiosidad, mantener la ilusión puede ser una buena estrategia, dice la experta.
"Una opción es ir respondiendo solo lo que están preguntando, sin agregar información innecesaria. No se trata de mentir, sino de mantener el imaginario del niño, que es parte de su desarrollo", afirma.
Coincide Romero: "Es importante devolverles preguntas. ¿Qué piensas tú? o ¿por qué me haces esta pregunta? Porque a veces ellos no buscan respuestas, sino contarte algo o simplemente hablar".
Lo mismo opina Jennifer Conejero, psicóloga infantojuvenil de Clínica Santa María.
"En lugar de afirmar categóricamente algo, se puede explorar a partir de las preguntas de los niños. Por ejemplo, si preguntan sobre algunos detalles del Viejo Pascuero, se le puede preguntar '¿por dónde crees que tú viene el Viejito Pascuero?'", sugiere Conejero.
Y añade: "La magia de creer es algo que les da alegría, y mientras ellos la necesiten, se puede mantener con cuidado".
Muchas veces las preguntas de los más pequeños tienen que ver con cómo el Viejo Pascuero recorre el mundo, advierte la psicóloga.
"Allí se les puede explicar que es por varias razones, como hablarles de la gran velocidad de los renos o del cambio de huso horario. Esto último sirve para hablar de la vuelta al Sol y desviar el tema", sugiere la especialista.
Sin embargo, si el niño demuestra estar convencido de que el Viejo Pascuero no existe, decir la verdad de forma cuidadosa es positivo.
"Si confían en ti para obtener una respuesta sincera, es fundamental no romper esa confianza", asegura Romero.
Tradición valiosa
En este caso o si los mismos niños concluyen que el Viejo Pascuero no existe, las especialistas sugieren además encauzar la conversación hacia el valor de la tradición.
"Decirles que la idea nunca fue mentirles, sino que se trata de una ilusión, un juego que todos compartimos y que hace que la Navidad sea más especial", plantea Romero.
Por otro lado, se les puede indicar que es posible estar involucrado en esta tradición de una nueva manera, por ejemplo, ayudando a mantener la ilusión de otros niños, sobre todo de los más pequeños, plantean las entrevistadas (ver recuadro).
"Es importante recalcarles que el Viejo Pascuero representa un espacio de compartir, no solo material, sino también de tradiciones y de emociones con la familia", opina Olavarría.
Ante reacciones como enojo o tristeza en relación con conocer la verdad, las psicólogas enfatizan la importancia de validar los sentimientos del niño.
"Uno tiene que decirles algo como 'parece que esto te molestó' o 'cuéntame qué pasa'. Nunca debemos burlarnos ni evadir sus emociones", recomienda Olavarría.
Esto, puntualizan las especialistas, no solo resuelve el tema, sino que fortalece el vínculo entre padres e hijos.
La ilusión de los otrosUn punto en el que coinciden las psicólogas es la necesidad de enseñar a los niños a respetar las creencias de sus compañeros. "Es importante decirles que cada niño tiene derecho a tener sus propias creencias, y que no debemos interferir en ese proceso", dice Olavarría.